ENREMOLINOS

«Tango 3»: el proyecto de Charly García, Pedro Aznar y Gustavo Cerati

Allá por 1986, Charly García anunciaba desde Nueva York, y en una carta escrita especialmente para el Suplemento Sí de Clarín (uno de los medios más relevantes de la época en lo que a rock respecta), el proyecto en el que andaba metido junto a Pedro Aznar. Lo llamaron Tango, y se transformó en un brillante long play, con posterior gira presentación.

El mismo medio, ya en 1989, fue el encargado de anticipar una de las noticias más importantes del año: el proyecto Tango 2 (sucesor de aquel primer encuentro) mutaría, y pasaría a llamarse Tango 3. Charly García y Pedro Aznar, trabajarían en conjunto con Gustavo Cerati.

Pero seamos concretos. Domingo 30 de Abril de 1989. Dicen, aquellos que instalan teorías incomprobables, que nada bueno sucede los domingos. Otros tantos sin embargo, y a fuerza de escepticismo, prefieren creer que las conexiones personales y musicales no dependen del calendario, sino de las intenciones que se tengan.

Noche otoñal en Buenos Aires. Como tantas otras, o quizás como ninguna. Mientras la ciudad descansa, Gustavo Cerati toca timbre en la casa de Charly García. El bicolor, con una camisa azul radiante, atiende y lo invita a pasar. Los días previos cruzaron distintas llamadas para planear lo que hasta entonces era un secreto a voces: una nueva edición del proyecto Tango.

Cerati agarró una guitarra acústica, prendió un cigarrillo, y comenzó a zapar. Al mismo tiempo Charly le mostraba algunos bocetos que tenía armados mientras hablaban de ideas, supuestos y proyecciones personales. García se entusiasmó. “Llamemos a Pedro”.

Aznar había sido el artífice del primer encuentro con Cerati algunas semanas antes. “El trabajo conjunto para el disco con Leda Valladares posibilitó que Pedro y yo estuviéramos juntos”, comentaría el propio Gustavo tiempo después. “Un día me invitó a almorzar, y me dijo que ellos habían pensado en mí para hacer un nuevo disco como Tango. Me preguntó qué me parecía la propuesta. Yo le dije que sí, que por supuesto me entusiasmaba, porque también había una enorme necesidad mía de hacerlo”.

Para Cerati la gira de Soda Stereo presentando Doble Vida en Latinoamérica había sido demoledora. No sólo físicamente, con miles de kilómetros recorridos sobre sus espaldas, sino mentalmente. “Espero que Tango 3 me sirva como renovación”, confesaría. “Llegué a un punto en el que necesito cambiar, salir un poco del grupo, tener otros referentes para poder seguir evolucionando”.

Pedro tocó timbre, volvió a atender García. Lo hicieron pasar. La casa era un caos. Entre instrumentos, papeles, biromes, colillas de cigarrillos, y humo, se presentaron lo que tenían en mente. Claro, tratándose de músicos de rock, la reunión no se limitó a una seria sesión de trabajo, sino que derivó en una monumental zapada de la cual no quedaría registro alguno grabado.

Tras varias horas, y para rematar aquella agotadora velada, Aznar, García y Cerati decidieron salir a festejar, ya entrada la madrugada del lunes, al Opera Plaza que se ubicaba en Tagle y Avenida Libertador. Quedaron conformes con la reunión. Plantearon además, la idea de ensayar durante una semana entera y componer, cada uno en su casa, a fin de presentarle a los demás lo que surgía en vistas a este disco. Por otro lado, la fecha estaba estipulada: en Marzo de 1990 deberían estar grabando.

Durante la primera semana de Mayo de 1989, todas las noches, se encontraron para darle forma concreta y certera a Tango 3. “Gustavo vino y nos presentó uno de los temas en los que había estado trabajando”, contaría Aznar. “Era el demo de Lisa”, tema que finalmente vería la luz en su trabajo solista Amor Amarillo, en 1993.

Durante una semana nos juntamos a ensayar”, recordaría Charly. Aprovecharon a cambiarse instrumentos, tocar todos un poco de todo, y lograr combinaciones. “Tocamos juntos. Cantamos juntos. Y hasta salió una letra en conjunto”. La canción sería No te mueras en mi casa, que terminaría siendo publicada en Filosofía barata y zapatos de goma, de García. “La compusimos un poco jugando, en la casa de Charly”, refrescaría Aznar. “Después nos encontramos una o dos veces en la sala de ensayo de Soda”.

Para Cerati, la idea de ampliar el grupo e invitar a más artistas no sólo era tentadora, sino necesaria. “Lo que hicimos fue juntar bases que tenía cada uno, pero lo que a mí me gustaría en serio es armar algo de movida entre los tres, y luego llamar al menos a un baterista”.

Igualmente, y más allá de las pretensiones, lograron grabar un demo embrión de lo que sería el long play. En él se registró un tema de Aznar, dos de Cerati, algunas zapadas, y No te mueras en mi casa. “Tal vez haya quedado alguna improvisación grabada. De ser así, debería estar en los archivos del estudio de Soda Stereo”, remataría Pedro en su libro “Nueve Vidas”, lanzado en 2012.

Se dio que en los encuentros en mi casa estaba todo bien”, diría García. Entre los tres llegaron a la conclusión de que debían juntarse nuevamente a fines de año, durante toda una semana, tras las giras que Charly y Soda Stereo iban a realizar por Latinoamérica, y que se encontraban vendidas de antemano, y realizar finalmente la grabación del disco. Sin embargo no ocurrió. “Pedro había dicho que estaría en Buenos Aires de vuelta para las fiestas, pero al final no apareció”, sentenciaría el bicolor.

Ya corriendo 1990, y encontrándose dilatado el proyecto inicial, Cerati se encontró con la necesidad de encerrarse a componer lo que sería el nuevo trabajo de Soda Stereo, sucesor de Doble Vida y LanguisCanción Animal comenzaba a nacer. “Yo estoy muy entusiasmado con hacer Tango 3, pero desde el principio sabíamos que cada uno iba a partir a rumbos diversos y que podría quedar para más adelante”.

Vistas las circunstancias, y sin ningún rencor de por medio, Aznar y García eligieron seguir dando forma al disco, ya sin la presencia de Gustavo. “Decidimos mantener al dúo y trabajar con varios invitados. Uno en cada canción”, comentaría Pedro. “Así fue que convocamos a Sandro, Jorge Luz, Alfredo Alcón y al propio Gustavo, que hizo un gran aporte con su guitarra en Vampiro, una canción que Charly había escrito a los 16 años”.

Quedaría para siempre la duda, y quizás la necesidad, de haber escuchado y sido testigos de aquel supergrupo que no pudo ser. Por respeto a aquellos ensayos y grabaciones, García y Aznar decidieron finalmente nombrar Tango 4 al proyecto, dejando entre fantasmas la idea de Tango 3. “Estoy seguro…”, confesaría el propio Aznar, “que de ahí hubiera salido una música muy hermosa”.

Allan Kelly Márquez

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«Tango 3»: el proyecto de Charly García, Pedro Aznar y Gustavo Cerati

Allá por 1986, Charly García anunciaba desde Nueva York, y en una carta escrita especialmente para el Suplemento Sí de Clarín (uno de los medios más relevantes de la época en lo que a rock respecta), el proyecto en el que andaba metido junto a Pedro Aznar. Lo llamaron Tango, y se transformó en un brillante long play, con posterior gira presentación.

El mismo medio, ya en 1989, fue el encargado de anticipar una de las noticias más importantes del año: el proyecto Tango 2 (sucesor de aquel primer encuentro) mutaría, y pasaría a llamarse Tango 3. Charly García y Pedro Aznar, trabajarían en conjunto con Gustavo Cerati.

Pero seamos concretos. Domingo 30 de Abril de 1989. Dicen, aquellos que instalan teorías incomprobables, que nada bueno sucede los domingos. Otros tantos sin embargo, y a fuerza de escepticismo, prefieren creer que las conexiones personales y musicales no dependen del calendario, sino de las intenciones que se tengan.

Noche otoñal en Buenos Aires. Como tantas otras, o quizás como ninguna. Mientras la ciudad descansa, Gustavo Cerati toca timbre en la casa de Charly García. El bicolor, con una camisa azul radiante, atiende y lo invita a pasar. Los días previos cruzaron distintas llamadas para planear lo que hasta entonces era un secreto a voces: una nueva edición del proyecto Tango.

Cerati agarró una guitarra acústica, prendió un cigarrillo, y comenzó a zapar. Al mismo tiempo Charly le mostraba algunos bocetos que tenía armados mientras hablaban de ideas, supuestos y proyecciones personales. García se entusiasmó. “Llamemos a Pedro”.

Aznar había sido el artífice del primer encuentro con Cerati algunas semanas antes. “El trabajo conjunto para el disco con Leda Valladares posibilitó que Pedro y yo estuviéramos juntos”, comentaría el propio Gustavo tiempo después. “Un día me invitó a almorzar, y me dijo que ellos habían pensado en mí para hacer un nuevo disco como Tango. Me preguntó qué me parecía la propuesta. Yo le dije que sí, que por supuesto me entusiasmaba, porque también había una enorme necesidad mía de hacerlo”.

Para Cerati la gira de Soda Stereo presentando Doble Vida en Latinoamérica había sido demoledora. No sólo físicamente, con miles de kilómetros recorridos sobre sus espaldas, sino mentalmente. “Espero que Tango 3 me sirva como renovación”, confesaría. “Llegué a un punto en el que necesito cambiar, salir un poco del grupo, tener otros referentes para poder seguir evolucionando”.

Pedro tocó timbre, volvió a atender García. Lo hicieron pasar. La casa era un caos. Entre instrumentos, papeles, biromes, colillas de cigarrillos, y humo, se presentaron lo que tenían en mente. Claro, tratándose de músicos de rock, la reunión no se limitó a una seria sesión de trabajo, sino que derivó en una monumental zapada de la cual no quedaría registro alguno grabado.

Tras varias horas, y para rematar aquella agotadora velada, Aznar, García y Cerati decidieron salir a festejar, ya entrada la madrugada del lunes, al Opera Plaza que se ubicaba en Tagle y Avenida Libertador. Quedaron conformes con la reunión. Plantearon además, la idea de ensayar durante una semana entera y componer, cada uno en su casa, a fin de presentarle a los demás lo que surgía en vistas a este disco. Por otro lado, la fecha estaba estipulada: en Marzo de 1990 deberían estar grabando.

Durante la primera semana de Mayo de 1989, todas las noches, se encontraron para darle forma concreta y certera a Tango 3. “Gustavo vino y nos presentó uno de los temas en los que había estado trabajando”, contaría Aznar. “Era el demo de Lisa”, tema que finalmente vería la luz en su trabajo solista Amor Amarillo, en 1993.

Durante una semana nos juntamos a ensayar”, recordaría Charly. Aprovecharon a cambiarse instrumentos, tocar todos un poco de todo, y lograr combinaciones. “Tocamos juntos. Cantamos juntos. Y hasta salió una letra en conjunto”. La canción sería No te mueras en mi casa, que terminaría siendo publicada en Filosofía barata y zapatos de goma, de García. “La compusimos un poco jugando, en la casa de Charly”, refrescaría Aznar. “Después nos encontramos una o dos veces en la sala de ensayo de Soda”.

Para Cerati, la idea de ampliar el grupo e invitar a más artistas no sólo era tentadora, sino necesaria. “Lo que hicimos fue juntar bases que tenía cada uno, pero lo que a mí me gustaría en serio es armar algo de movida entre los tres, y luego llamar al menos a un baterista”.

Igualmente, y más allá de las pretensiones, lograron grabar un demo embrión de lo que sería el long play. En él se registró un tema de Aznar, dos de Cerati, algunas zapadas, y No te mueras en mi casa. “Tal vez haya quedado alguna improvisación grabada. De ser así, debería estar en los archivos del estudio de Soda Stereo”, remataría Pedro en su libro “Nueve Vidas”, lanzado en 2012.

Se dio que en los encuentros en mi casa estaba todo bien”, diría García. Entre los tres llegaron a la conclusión de que debían juntarse nuevamente a fines de año, durante toda una semana, tras las giras que Charly y Soda Stereo iban a realizar por Latinoamérica, y que se encontraban vendidas de antemano, y realizar finalmente la grabación del disco. Sin embargo no ocurrió. “Pedro había dicho que estaría en Buenos Aires de vuelta para las fiestas, pero al final no apareció”, sentenciaría el bicolor.

Ya corriendo 1990, y encontrándose dilatado el proyecto inicial, Cerati se encontró con la necesidad de encerrarse a componer lo que sería el nuevo trabajo de Soda Stereo, sucesor de Doble Vida y LanguisCanción Animal comenzaba a nacer. “Yo estoy muy entusiasmado con hacer Tango 3, pero desde el principio sabíamos que cada uno iba a partir a rumbos diversos y que podría quedar para más adelante”.

Vistas las circunstancias, y sin ningún rencor de por medio, Aznar y García eligieron seguir dando forma al disco, ya sin la presencia de Gustavo. “Decidimos mantener al dúo y trabajar con varios invitados. Uno en cada canción”, comentaría Pedro. “Así fue que convocamos a Sandro, Jorge Luz, Alfredo Alcón y al propio Gustavo, que hizo un gran aporte con su guitarra en Vampiro, una canción que Charly había escrito a los 16 años”.

Quedaría para siempre la duda, y quizás la necesidad, de haber escuchado y sido testigos de aquel supergrupo que no pudo ser. Por respeto a aquellos ensayos y grabaciones, García y Aznar decidieron finalmente nombrar Tango 4 al proyecto, dejando entre fantasmas la idea de Tango 3. “Estoy seguro…”, confesaría el propio Aznar, “que de ahí hubiera salido una música muy hermosa”.

Allan Kelly Márquez

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