ENREMOLINOS

Lillian Clarke: “Con la ayuda de Dios y de la ciencia tengo esperanza…”

Mientras Gustavo permanece en coma, su madre, Lillian Clarke, y toda su familia, siguen confiando en su recuperación. Vivieron con profundo dolor la primera Navidad y la llegada del año nuevo, pero aferrados a la esperanza, lo mismo que sus fans.

Según Lillián, “en los últimos días tuvo respuestas muy interesantes a los estímulos, respira muchas horas al día sin asistencia mecánica, y hasta dio algunas señales de que tal vez nos escucha”. Desde que lo internaron, “no hemos faltado un solo día”, jura Lillián, que pasó las fiestas con sus hijas “y con Gustavito”, y sus nietos, Lisa y Benito, en Chile, con Cecilia Amenábar, la ex mujer de Gustavo. Tanto en la mesa navideña como en la de Año Nuevo, Lillián puso un plato extra y prendió una vela: su modo de decir “él está con nosotros”. Pero esa silla vacía y esa llama fueron también el símbolo “de las fiestas mas tristes de mi vida, porque Gustavo está… pero no está. Es algo muy raro. Nos falta su cuerpo, pero vive en nuestros corazones todo el tiempo. Por eso brindamos por él… y con él”.

Pero los fans, entretanto, renuevan su amor: “Se nos acerca gente de todas las religiones. Y eso, sin contar los mensajes de aliento, de fuerza, de fe, que llegan por internet. Los fans son adorables…”. La conmovedora batalla se libra en dos planos: la tenacidad sin desmayo de Lillián, y su fe en la ciencia, “porque mi hijo recibe la mejor atención médica que existe, y a cargo de los profesionales mas sabios. Por supuesto, la espera es larga, agota, pero la esperanza de que Gustavo vuelva nos triplica las fuerzas”. Cada día se pregunta si su hijo siente, sufre, oye y ella misma se responde: “Algún día nos lo va a contar él mismo, estoy segura. Por eso, en las fiestas, alzamos la copa, brindamos y rezamos, para que este nuevo año nos de la gran sorpresa”.

Una firme prueba de vida que acaso llegue a conocer “si Dios, la ciencia médica y tal vez su propia lucha secreta por retornar al mundo rompen la barrera del silencio. Y si es así, ese día habrá lágrimas, risas y aplausos”. Palabra de Lillián, palabra de madre.

| Por: Gente |

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Lillian Clarke: “Con la ayuda de Dios y de la ciencia tengo esperanza…”

Mientras Gustavo permanece en coma, su madre, Lillian Clarke, y toda su familia, siguen confiando en su recuperación. Vivieron con profundo dolor la primera Navidad y la llegada del año nuevo, pero aferrados a la esperanza, lo mismo que sus fans.

Según Lillián, “en los últimos días tuvo respuestas muy interesantes a los estímulos, respira muchas horas al día sin asistencia mecánica, y hasta dio algunas señales de que tal vez nos escucha”. Desde que lo internaron, “no hemos faltado un solo día”, jura Lillián, que pasó las fiestas con sus hijas “y con Gustavito”, y sus nietos, Lisa y Benito, en Chile, con Cecilia Amenábar, la ex mujer de Gustavo. Tanto en la mesa navideña como en la de Año Nuevo, Lillián puso un plato extra y prendió una vela: su modo de decir “él está con nosotros”. Pero esa silla vacía y esa llama fueron también el símbolo “de las fiestas mas tristes de mi vida, porque Gustavo está… pero no está. Es algo muy raro. Nos falta su cuerpo, pero vive en nuestros corazones todo el tiempo. Por eso brindamos por él… y con él”.

Pero los fans, entretanto, renuevan su amor: “Se nos acerca gente de todas las religiones. Y eso, sin contar los mensajes de aliento, de fuerza, de fe, que llegan por internet. Los fans son adorables…”. La conmovedora batalla se libra en dos planos: la tenacidad sin desmayo de Lillián, y su fe en la ciencia, “porque mi hijo recibe la mejor atención médica que existe, y a cargo de los profesionales mas sabios. Por supuesto, la espera es larga, agota, pero la esperanza de que Gustavo vuelva nos triplica las fuerzas”. Cada día se pregunta si su hijo siente, sufre, oye y ella misma se responde: “Algún día nos lo va a contar él mismo, estoy segura. Por eso, en las fiestas, alzamos la copa, brindamos y rezamos, para que este nuevo año nos de la gran sorpresa”.

Una firme prueba de vida que acaso llegue a conocer “si Dios, la ciencia médica y tal vez su propia lucha secreta por retornar al mundo rompen la barrera del silencio. Y si es así, ese día habrá lágrimas, risas y aplausos”. Palabra de Lillián, palabra de madre.

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