ENREMOLINOS

Se cumplen 40 años de “Soda Stereo”, el álbum debut de la banda más importante de Latinoamérica

Estamos en el barrio porteño de Recoleta. Más precistamente en Libertador y Callao. El productor y empresario Carlos Rodríguez Ares ayuda a desarmar los instrumentos y la escueta escenografía de Los Helicópteros, quienes minutos antes se habían presentado de forma gratuita en el Italpark para promocionar su primer disco. Es 1983.

Entre risas y ruidos, un chico sube al escenario. Era rubio, de rulos y ojos claros. “Me preguntó si me podía dejar el cassette de un grupo nuevo“, le cuenta Rodríguez Ares a ENREMOLINOS. El chico era Charly Alberti, y el grupo era Soda Stereo. Rodríguez aceptó y se llevó el cassette a su casa. Le gustó lo que escuchó. Aquella nueva onda llena de burbujas contenía un sustento y una potencia musical inusitada. Carlos tenía a Virus en su agencia y el relacionamiento con los hermanos Moura le permitió pedirles una opinión sobre aquel demo que le habían entregado.

Finalmente, días después y todos juntos, fueron a ver a Soda Stereo en vivo. El lugar era Zero, un boliche en la calle República de la India. «Los vimos y me volaron la cabeza -dice Rodríguez Ares-, me encantaron». Por entonces el trío gaseoso tenía poco que ver con The Police. «Eran punks, con mucha potencia. En ese momento les ví una energía impresionante, muy en la onda Virus, que era el grupo que venía produciendo en ese momento».

Tras aquella presentación, Carlos llamó a los chicos y aceptó ser el encargado del trío. «La tarea del productor era (y es) poner orden en la banda -explica-; sugerir los cambios necesarios y, por supuesto, hacerlos grabar y promoverlos».

Como primera medida, Ares decidió empezar a instalar el nombre de Soda Stereo entre el público joven que volvía a asomar la cabeza en esa nueva democracia que daba sus primeros pasos tras los años oscuros de la dictadura militar y aprovechó los carnavales de Marabú, el “aguantadero” ubicado en Maipú 359, entre febrero y marzo de 1984. «Yo fui el productor de esa serie de conciertos que comenzaron siendo un par de semanas del Carnaval, en Febrero», recuerda. «Me pareció entonces una muy buena idea usar a Soda Stereo como grupo soporte en todas las fechas», continúa. «Eso dio muy buen resultado ya que fans de Virus, de los Abuelos de la Nada, de Zas y de otros grupos conocieron a esta banda en la que yo creía ciegamente». El mito diría que el día en que tocaron Los Twist, Virus, y Soda como telonero se cortaron 400 tickets de más. «Yo temí sinceramente por mi vida. La escalera que daba a la calle estaba llena de gente».

Aquellas presentaciones derivaron en los primeros acercamientos de la prensa. Rodríguez Ares había conseguido lo que pretendía: Soda Stereo comenzaba a darse a conocer por lo que ahora existía otro margen para plantarse frente a la compañía.

En agosto de 1983 y de la mano del “Gordo” Martínez, el trío había firmado contrato con CBS a quien, en realidad, no le interesaba el grupo ni lo que hacían artísticamente. Pretendía simplemente que grabaran un disco de covers de Los Teen Tops, como si fueran una especie de Club del Clan mexicano. La banda se negó, por lo que CBS congeló la posibilidad del disco debut de Soda Stereo y les sugirió que siguieran tocando en vivo indefinidamente.

Pasó un año entero entre aquella firma y la aparición de Rodríguez Ares. «Soda estaba metido en el freezer de CBS desde hacía muchísimo tiempo», confiesa Carlos. «Ellos no lograban que los metieran a grabar en el estudio». La diferencia, en este caso, era que Rodríguez Ares tenía una carta fuerte para jugar: meses antes había conseguido que Virus, con la grabación de Agujero interior, vendiera más de 36.000 copias. Con ese éxito bajo el brazo, el Negro Tejero, quien era el que «manejaba las cosas en CBS», le dijo que llevara al grupo que quisiera, que él los ayudaba a grabar.

Finalmente, Soda Stereo entró al estudio para registrar su primera placa en julio de 1984. Rodríguez Ares sugirió que Federico Moura se encargara de la producción del disco; ya conocía la dinámica de laburo de los estudios de CBS, por lo que serviría como facilitador a la hora del registro de la nueva placa. Para Cerati, la presencia de Moura en el estudio permitió un acercamiento no sólo profesional sino humano: «Más allá del sonido que logró, las cosas con Federico se manifestaron más a nivel contacto personal. Federico es uno de los músicos que más mitos ha derribado en el país y ése, aparte de lo musical, ha sido su aporte más valioso. Es un verdadero genio a la hora de convocar sensaciones, especialmente si en ellas el rock tiene algo que decir».

Para el líder de Virus, el hecho de que Soda Stereo hubiera estado tantos meses tocando en vivo le había servido para afianzar su propio sonido. «Trabajar con ellos fue bastante sencillo -declararía-; todos los temas tenían los arreglos bien resueltos y pensados: desde el sonido de los instrumentos hasta los detalles de voces”.

“Vimos que los temas estaban muy hechos, bien armados», relató Marcelo Moura, quien también colaboró con la producción del disco. «Tal vez nuestro aporte pasaba por ayudarlos en la experiencia de grabar y también meter unos teclados para sacar un poco esa cosa The Police que tenían. Creo que lograron su identidad muy rápido”.

“Hoy en día tengo una sensación de triunfo desde mi punto de vista», nos comenta Rodríguez Ares. «Creo que tuve dos buenas ideas: la primera fue elegir a Federico Moura como productor del disco, lo que a los chicos les daba un costado de “haber llegado”, y la segunda fue convencerlos de grabar “Trátame suavemente” de Daniel Melero».

Carlos había intentado colocar el tema de Los Encargados en Agujero interior, sin embargo no fue elegido por el grupo. En este caso, pudo convencer a los Soda. «Les hice ver que en el disco hacía falta un tema para las chicas -confiesa- ¡y funcionó!».

“Fijate que en mis producciones siempre me gustaba agregar un “remanso” como “Qué Hago En Manila?“ (Virus – Agujero interior), “Carol” (Ratones Paranoicos – Los chicos quieren rock) o “Elena X” (Riff – Riff VII)”.

El 27 de agosto de 1984 salió a la venta el debut discográfico de Soda Stereo. «Estamos absolutamente conformes con el disco -declararía Gustavo Cerati a la revista Pelo-. Creemos que logró captar la intención del grupo que es emitir un mensaje directo y espontáneo. Esa fue la idea y pensamos que se realizó bastante bien». Para el propio Cerati la edición del primer elepé representó la posibilidad de registrar una música «super directa y realmente bailable», «para eso seleccionamos los temas que consideramos más representativos. Somos un grupo pop y trabajamos sobre melodías pop que desarrollamos en diferentes ritmos. Nuestro deseo fue crear un shock compacto».

40 años han pasado de la edición del primer disco de Soda Stereo. Cuatro décadas en las que las variantes musicales que el propio trío ha tenido durante su carrera discográfica se transformaron finalmente en una marca distintiva y elocuente. Aún así, Rodríguez Ares tiene la última palabra. Su última palabra: «Para mí es EL MEJOR DISCO DE SODA STEREO«. Así, en mayúsculas. «Es una catarata de hits en un sólo disco. En lo que se convirtió la banda después, no tiene mucho que ver con esa gloriosa primera época«, concluye. “Pero bueno, es mi opinión”.

Allan Kelly Márquez

+ noticias

Se cumplen 40 años de “Soda Stereo”, el álbum debut de la banda más importante de Latinoamérica

Estamos en el barrio porteño de Recoleta. Más precistamente en Libertador y Callao. El productor y empresario Carlos Rodríguez Ares ayuda a desarmar los instrumentos y la escueta escenografía de Los Helicópteros, quienes minutos antes se habían presentado de forma gratuita en el Italpark para promocionar su primer disco. Es 1983.

Entre risas y ruidos, un chico sube al escenario. Era rubio, de rulos y ojos claros. “Me preguntó si me podía dejar el cassette de un grupo nuevo“, le cuenta Rodríguez Ares a ENREMOLINOS. El chico era Charly Alberti, y el grupo era Soda Stereo. Rodríguez aceptó y se llevó el cassette a su casa. Le gustó lo que escuchó. Aquella nueva onda llena de burbujas contenía un sustento y una potencia musical inusitada. Carlos tenía a Virus en su agencia y el relacionamiento con los hermanos Moura le permitió pedirles una opinión sobre aquel demo que le habían entregado.

Finalmente, días después y todos juntos, fueron a ver a Soda Stereo en vivo. El lugar era Zero, un boliche en la calle República de la India. «Los vimos y me volaron la cabeza -dice Rodríguez Ares-, me encantaron». Por entonces el trío gaseoso tenía poco que ver con The Police. «Eran punks, con mucha potencia. En ese momento les ví una energía impresionante, muy en la onda Virus, que era el grupo que venía produciendo en ese momento».

Tras aquella presentación, Carlos llamó a los chicos y aceptó ser el encargado del trío. «La tarea del productor era (y es) poner orden en la banda -explica-; sugerir los cambios necesarios y, por supuesto, hacerlos grabar y promoverlos».

Como primera medida, Ares decidió empezar a instalar el nombre de Soda Stereo entre el público joven que volvía a asomar la cabeza en esa nueva democracia que daba sus primeros pasos tras los años oscuros de la dictadura militar y aprovechó los carnavales de Marabú, el “aguantadero” ubicado en Maipú 359, entre febrero y marzo de 1984. «Yo fui el productor de esa serie de conciertos que comenzaron siendo un par de semanas del Carnaval, en Febrero», recuerda. «Me pareció entonces una muy buena idea usar a Soda Stereo como grupo soporte en todas las fechas», continúa. «Eso dio muy buen resultado ya que fans de Virus, de los Abuelos de la Nada, de Zas y de otros grupos conocieron a esta banda en la que yo creía ciegamente». El mito diría que el día en que tocaron Los Twist, Virus, y Soda como telonero se cortaron 400 tickets de más. «Yo temí sinceramente por mi vida. La escalera que daba a la calle estaba llena de gente».

Aquellas presentaciones derivaron en los primeros acercamientos de la prensa. Rodríguez Ares había conseguido lo que pretendía: Soda Stereo comenzaba a darse a conocer por lo que ahora existía otro margen para plantarse frente a la compañía.

En agosto de 1983 y de la mano del “Gordo” Martínez, el trío había firmado contrato con CBS a quien, en realidad, no le interesaba el grupo ni lo que hacían artísticamente. Pretendía simplemente que grabaran un disco de covers de Los Teen Tops, como si fueran una especie de Club del Clan mexicano. La banda se negó, por lo que CBS congeló la posibilidad del disco debut de Soda Stereo y les sugirió que siguieran tocando en vivo indefinidamente.

Pasó un año entero entre aquella firma y la aparición de Rodríguez Ares. «Soda estaba metido en el freezer de CBS desde hacía muchísimo tiempo», confiesa Carlos. «Ellos no lograban que los metieran a grabar en el estudio». La diferencia, en este caso, era que Rodríguez Ares tenía una carta fuerte para jugar: meses antes había conseguido que Virus, con la grabación de Agujero interior, vendiera más de 36.000 copias. Con ese éxito bajo el brazo, el Negro Tejero, quien era el que «manejaba las cosas en CBS», le dijo que llevara al grupo que quisiera, que él los ayudaba a grabar.

Finalmente, Soda Stereo entró al estudio para registrar su primera placa en julio de 1984. Rodríguez Ares sugirió que Federico Moura se encargara de la producción del disco; ya conocía la dinámica de laburo de los estudios de CBS, por lo que serviría como facilitador a la hora del registro de la nueva placa. Para Cerati, la presencia de Moura en el estudio permitió un acercamiento no sólo profesional sino humano: «Más allá del sonido que logró, las cosas con Federico se manifestaron más a nivel contacto personal. Federico es uno de los músicos que más mitos ha derribado en el país y ése, aparte de lo musical, ha sido su aporte más valioso. Es un verdadero genio a la hora de convocar sensaciones, especialmente si en ellas el rock tiene algo que decir».

Para el líder de Virus, el hecho de que Soda Stereo hubiera estado tantos meses tocando en vivo le había servido para afianzar su propio sonido. «Trabajar con ellos fue bastante sencillo -declararía-; todos los temas tenían los arreglos bien resueltos y pensados: desde el sonido de los instrumentos hasta los detalles de voces”.

“Vimos que los temas estaban muy hechos, bien armados», relató Marcelo Moura, quien también colaboró con la producción del disco. «Tal vez nuestro aporte pasaba por ayudarlos en la experiencia de grabar y también meter unos teclados para sacar un poco esa cosa The Police que tenían. Creo que lograron su identidad muy rápido”.

“Hoy en día tengo una sensación de triunfo desde mi punto de vista», nos comenta Rodríguez Ares. «Creo que tuve dos buenas ideas: la primera fue elegir a Federico Moura como productor del disco, lo que a los chicos les daba un costado de “haber llegado”, y la segunda fue convencerlos de grabar “Trátame suavemente” de Daniel Melero».

Carlos había intentado colocar el tema de Los Encargados en Agujero interior, sin embargo no fue elegido por el grupo. En este caso, pudo convencer a los Soda. «Les hice ver que en el disco hacía falta un tema para las chicas -confiesa- ¡y funcionó!».

“Fijate que en mis producciones siempre me gustaba agregar un “remanso” como “Qué Hago En Manila?“ (Virus – Agujero interior), “Carol” (Ratones Paranoicos – Los chicos quieren rock) o “Elena X” (Riff – Riff VII)”.

El 27 de agosto de 1984 salió a la venta el debut discográfico de Soda Stereo. «Estamos absolutamente conformes con el disco -declararía Gustavo Cerati a la revista Pelo-. Creemos que logró captar la intención del grupo que es emitir un mensaje directo y espontáneo. Esa fue la idea y pensamos que se realizó bastante bien». Para el propio Cerati la edición del primer elepé representó la posibilidad de registrar una música «super directa y realmente bailable», «para eso seleccionamos los temas que consideramos más representativos. Somos un grupo pop y trabajamos sobre melodías pop que desarrollamos en diferentes ritmos. Nuestro deseo fue crear un shock compacto».

40 años han pasado de la edición del primer disco de Soda Stereo. Cuatro décadas en las que las variantes musicales que el propio trío ha tenido durante su carrera discográfica se transformaron finalmente en una marca distintiva y elocuente. Aún así, Rodríguez Ares tiene la última palabra. Su última palabra: «Para mí es EL MEJOR DISCO DE SODA STEREO«. Así, en mayúsculas. «Es una catarata de hits en un sólo disco. En lo que se convirtió la banda después, no tiene mucho que ver con esa gloriosa primera época«, concluye. “Pero bueno, es mi opinión”.

Allan Kelly Márquez

+ noticias