ENREMOLINOS

Martín Carrizo: “La mejor versión de Soda Stereo fue la del 2007”

Martín Carrizo, baterista durante la Gira Bocanada nos cuenta sus vivencias junto a Gustavo Cerati, y las diferencias y similitudes entre el ex Soda Stereo y el Indio Solari.

• ¿Cómo fue tu acercamiento a la música?

– Desde muy chico… te diría que desde los 8, 9 años. Recuerdo que mi papá tenia un tremendo equipo de audio y en casa permanentemente había música y muy buen audio! Él siempre compraba cassetes o discos. Recuerdo que cuando llegaba de trabajar y traía algún disco nuevo él me lo daba a mí y me decía “escuchalo Martincito, si te gusta nos lo quedamos si no lo devuelvo!”. ¡Yo era muy chiquito para tomar esa decisión! ¡Pero él no sé qué vería en mí para darme esa responsabilidad! (risas)

Recuerdo que la primera vez que me pidió eso me puse los auriculares que él tenía y pensaba: “¿Cómo hago para saber si está bueno o no? ¿A qué le presto atención?”. Entonces me dejaba llevar por lo que escuchaba y mi respiración y mis oídos entraban en sincro con la música y empezaba a sentir cosas. Y también pensaba: “¡Esto a mi papá seguro le va a gustar! ¡A mí también me encanta y me da ganas de bailarlo! ¡O me da alegría! O representa imágenes en mi cabeza que me gustan. O esto me aburre o no me gusta el sonido”. Y así de a poco empecé a meter mi cabeza dentro de la música y a reconocer los instrumentos.

Vivía escuchando música. Tengo imágenes de llegar al mediodía del colegio y estar con el delantal blanco, la mochila puesta y los auriculares ya clavados y parado en el comedor ya escuchando. Mi mamá me decía: “Martincito, aunque sea sacate la mochila y el guardapolvo”, ¡no podía parar! Mi papá me enseñó a grabar de cassette a cassette, de disco a cassette, de radio a cassette y todo el día armaba compilados. Hasta que de repente le empecé a hacer foco a la batería. Chau, amor a primera vista. Ahí comenzó mi sueño y empecé a entender por qué me pasaban tantas cosas cuando escuchaba música. Yo quería ser parte de la música.

• Luego de tu paso por A.N.I.MA.L, y de tu trabajo junto a Walter Giarino, Cerati te llama para participar de Bocanada. ¿Qué recordás de aquél primer llamado de Gustavo para invitarte a ser parte de su nuevo proyecto? ¿Qué fue lo que te movió a aceptarlo?

– Siempre me encantó Soda Stereo y todo mi desarrollo como batero lo hacía tocando arriba de discos enteros de Soda. De hecho tocaba arriba del vinilo de Ruido blanco de punta a punta y me imaginaba tocando en la gira latinoamericana con Soda. Asi que el día que sonó el teléfono en casa y era Gustavo el que me llamaba mi felicidad era indescriptible. Mi primer gran sueño hecho realidad.

Me acuerdo que me dijo: “Bueno, creo que ya es hora de que nos juntemos a tocar a ver cómo nos sentimos…”. Me pasó la dirección del estudio que tenía en su casa, donde posteriormente grabamos Bocanada, armé mí bateria y el primer día tocamos juntos casi 7 horas. Inmediatamente grabamos Bocanada y salimos de gira. Tuve la suerte de ser parte de todo el proceso creativo de Bocanada y del armado de los ensayos y de la logística de esta gira alucinante que hicimos por Latinoamérica, Centroamérica, Estados Unidos… 70 shows después del “Gracias Totales”. Una gira donde sentí que estaba jugando al fútbol en la primera en Europa. Una gira de lujo.

• Tras aquella separación de Soda Stereo, Gustavo salió de gira con el lanzamiento de Bocanada. ¿Qué sentiste como integrante de la banda, sabiendo que serías parte del primer proyecto de Cerati tras su historia con Soda Stereo, y sabiendo la expectativa que generaría en su público su nuevo trabajo?

– Fue muy lindo ser parte de la banda de Gustavo inmediatamente despues de Soda, ya que el al venir de la separación del grupo mas grande de Latinoamerica como lo es Soda, había mucha expectativa de quién subiría a ese escenario y por mi lado yo sentía que Gus necesitaba estar muy tranquilo con esta banda. Fue un orgullo sentir que su tranquilidad en lo tambores la depositó en mí. Yo lo disfruté mucho y dejé mi corazón en cada track del disco y en cada uno de los shows en vivo.

• En A.N.I.M.A.L venías trabajando con un sonido metal, ¿cómo fue para vos pasar a ser parte del sonido que buscaba Gustavo con su disco Bocanada? ¿Cómo es para alguien que viene del palo del metal pasar a trabajar sonidos tan disímiles como los de Cerati?

– (Risas) Para los que realmente me conocen lo raro en mi vida fue ANIMAL. Yo de chico tocaba todo el día arriba de discos de Genesis, de A-ha. Tenía locura mal por Soda. Por The Cure, Simple Minds, Depeche Mode. ¡Un año me la agarré con Bad de Michael Jackson y lo tocaba todos los dias de punta a punta!

Conozco cada tema de Soda a la perfección. Por ejemplo, yo me sé todos los temas de Soda en su versión original y cada tema en sus diferentes versiones que proponía Soda en vivo. Un ejemplo: “Sobredosis de TV”. Sé la versión original del primer disco, la versión del primer Obras de 1986, la versión del Maxi que sacaron, la versión de Ruido blanco, la de Viña del Mar, la del Ultimo Concierto y la de la Gira Me Verás Volver. (Risas) Eso trasladalo a todos los temas. Así que mas o menos, entre originales y reversiones, me sé 400 temas de Soda (risas) ¡De verdad! ¡Los tengo tatuados!

Por supuesto que cuando entré a tocar en ANIMAL para mí fue un viaje de ida. Un power trío con Andrés y Corbata, ¡mamita querida, volábamos! Era como surfear una ola de diez metros. Yo a ANIMAL le aporté la limpieza de la música que escuchaba y la potencia que me inspiraban los tremendos temas que armábamos con ellos. Y encima un trío como a mí me gusta.

Creo le hizo muy bien al “Martín Baterista” haber arrancado a tocar pop al principio y después pudrirla. De hecho, yo practicaba doble pedal sobre la “Ciudad de la furia” o sobre “Salando las heridas” de Los Redondos. Otra banda que amo. Y al tocar doble bombo sobre algo tan limpio te obligás a ser impecable para no arruinar esas bellas canciones, y esto lo trasladaba a ANIMAL: limpieza mezclado con mucho peso, y vértigo sobre temas extremos rápidos y en muchos caso con rítmicas impares, cambios de ritmo constantes. No sabía si estaba bien pero a mí me hacía feliz y sentía que le aportaba algo interesante a ANIMAL. Yo soy autodidacta de mi batería y de esa forma desarrollé mi estilo. Soñando, comprometiéndome, trabajando mucho y no tenerle miedo a las mezclas de estilos.

• Siendo que fuiste partícipe de la grabación del disco Bocanada, ¿cómo dirías que es la dinámica de trabajo que impone Cerati en el estudio?

– La dinámica que propuso Gus en este disco fue buenísima. Mientras íbamos conociendo los temas, casi al mismo tiempo los grabábamos. Mucha frescura se logró así. Por ejemplo: “Puente” tal cual lo escuchás fue la primera vez que lo toqué y así quedó! Gustavo me veía atrás de la pecera, yo estaba super enérgico y copado tocando “Puente”, y a la vez contenido porque venía del monstruo de ANIMAL. Pero me encantaba eso! ¡Yo escuchaba su voz sobre mi bata y me moría! Y él, que es tan sensible, mientras transcurría “Puente” lo iba cantando desde el control. Con un mic en la mano. Porque le pedí yo que lo cante para armar bien los arreglos.

Él me veía que yo estaba con el freno de mano puesto. Encima con 24 años estaba al mango y cuando llega el final, el “Gracias por veniiiir”, me mira y me hace un gesto para que haga un fill de batería, hago uno tranqui como me lo sugería el tema, me miró al siguente compás y me dijo “maaaassss!!!”. Todo esto mientras transcurría el tema.

Le imprimí un poco mas de garra y lo vuelvo a mirar a ver si le iba gustando. Me mira y me hace un gesto mas exagerado: “¡¡¡maaasssss, masssss!!!”, (risas). Quería que crezca cada vez mas y ahí hago algo que para mi era el límite de potencia. Lo vuelvo a mirar a ver si seguíamos bien y me vuelve a mirar y aún mas exagerado me dice “massssssss, masssssssss”. Y listo, ahí salió esa repartija de palazos del final y terminó “Puente”.

¡Dios! ¡Qué temazo! ¡Qué feliz que estoy de haber grabado ese tema y de esa manera! Grabado mientras lo iba conociendo, las genialidades y las libertades que siempre se tomó Gustavo en su vida. Él es único en eso. ¡Ese fill de batería lo sacó él de adentro mío!

Después, cuando salió el disco lo tuve que escuchar una y otra vez para ver qué era lo que había tocado (risas). Fue una conexión entre Gustavo, “Puente”, el universo y yo. Uno de los momentos mas altos en mi alma. Y me acuerdo cuando terminó ese fill, que Gus lo miró a Edu Bergallo que era el ingeniero, se rió y dijo: “¡qué hijo de puta!”. Imagen que la llevo como un tesoro dentro mío.

• Con Bocanada en la calle, Gustavo comenzó a fines de 1999 la gira presentación del disco, y como era de esperar, agregó temas de Soda Stereo a su set list. A modo personal, ¿existió en vos alguna presión al tocar temas de Soda en vivo durante la gira con la separación tan latente en el público?

– No, todo lo contrario. ¡Para mí fue una alegría! ¡Recuerdo cuando Gustavo agregó esos temas de Soda a la lista! Yo enseguida pensé en Charly Alberti y en los miles de fans de Soda, y le puse todo el amor y el respeto que se merecían esos temas. Para mí era un honor ocupar ese trono y mas aún ser parte de la primer gira solista de Gustavo después del “Gracias Totales”. ¡Muy fuerte para mi!

Lo que mas quería en primer lugar era que Gustavo estuviera contento con lo que yo tocaba pero a la vez quería que tanto Charly como el público sintiesen mi respeto hacia ellos. Charly es una de mis grandes influencias de la batería, y de cómo tocar en una banda.

Yo fui parte del público hasta ese momento y sé lo que se siente estar ahí abajo. Quería por lo menos desde mi lugar que no se extrañara nada de eso. Creo que esa energía se canalizó bien. Tuve el privilegio de que se me acercaran diferentes fans club de Soda de Latinoamérica e incluso de Argentina también a expresarme que se sentían contentos de verme ahí arriba y que notaban mi pasión y mi respeto por Soda y por Charly.

• ¿Qué sensación te dio estar tocando canciones como “En la ciudad de la furia”, “El rito” y “Hombre al agua”?

– ¡Alucinante! Para mí son temas llenos de imágenes. Imágenes mías tocando en mi cuarto soñando tocar con Soda. Eran imágenes mías saltando en Obras con la gente. O tocando frente al televisor con las sillas de mi comedor. Y ahora estaba yo arriba del escenario tocando esos temas!

Había muchos momentos del show en los que yo lloraba de emoción y de alegría. Lo mismo me pasa hoy tocando con el Indio. Es muy fuerte lo que a mí me pasa con esto. Yo soy autodidacta de la batería y mis libros y mis maestros fueron estas bandas, estos discos. Cada cosa que ellos hacían o decían yo los tomaba como una enseñanza. Hoy para mí tocar con Gus o con el Indio es algo natural. Yo vengo tocando con ellos desde los 80s (risas) Ellos empezaron a tocar conmigo 20 años después (risas) Pero en diferentes momentos de mi vida sentí que en algún momento tocaríamos juntos, y se dio.

• Alejandro Terán nos comentaba que Gustavo siempre tuvo esa capacidad intacta de adaptarse a cualquier estilo musical sin fracasar en el intento. ¿Cómo tomaste en su momento la idea de realizar un proyecto como el 11 episodios sinfónicos? ¿Cómo fue tu experiencia personal tocando junto a una orquesta sinfónica, nada mas y nada menos que en el Teatro Colón?

– Mirá, otra de las anécdotas que cada vez que la cuento digo “esto es una locura, debería escribirlo en un libro!” (risas). Resulta que un día me llama Gustavo a casa y me dice: “¿Qué pasó que no viniste al Teatro Avenida a la presentación del 11 episodios sinfónicos?”. Yo justo estaba con una producción en mi estudio y no pude ir. Y me dice: “Este Sábado toco en el Colón…”. “¡Que bueno, ahí si voy!”, y me dice “sí, pero a tocar conmigo”. Era día jueves cuando me llamó y me dice: “el viernes hacemos el último ensayo general en el Cervantes a las 10 AM en el piso 11”. ¡Ok, al Colón con un solo ensayo! Una locura.

Bueno ahí estaba yo el viernes 9:55 en la puerta del Cervantes esperando el ascensor. Hasta que subí la batería y llegué arriba ya eran las 10:05. Cuando se abrió la puerta en el piso 11 ya estaba sonando “Persiana americana”. Claro, el ensayo era a las 10 no a las 10:05! El ensayo era de 10 a 11. Recuerdo que a las 11 en punto se pararon todos los músicos de la sinfónica y en unísono se subieron el cierre de la campera, guardaron sus partituras y se fueron como soldaditos. Claro, no era un ensayo de rock. A las 10 en punto se marcaba cuatro y arrancaban. ¡Otro mundo! Cuando se abrió la puerta del ascensor y sonaba “Persiana americana” era imponente lo que sonaba.

Tocaban un tema atrás de otro sin parar, ¡y yo sin armar la batería! Gustavo me miraba y se reía. Había tanto clima en lo que tocaban que respirar era ruido. Yo pensaba: “si paran 10 minutos yo armo y seguimos…”. ¡Mi set era súper reducido! ¡Olvidate! Ni me registró la banda. Les ví la nuca todo el ensayo. ¡Los temas pasaban y yo ahí parado! Juro que llegué 5 minutos tarde nomás (risas).

Llegó el último tema, se levantaron los 50 músicos y se fueron. ¡No pude ensayar! Pero bueno, desde ese jueves que me llamó Gustavo al sábado no paré ni un segundo de escuchar la grabación del show entero, que no eran 11 temas, ¡eran 27 o 28! Y mientras transcurría el ensayo que no ENSAYÉ me iba imaginando lo que podría tocar.

En otra oportunidad, que no viene al caso, tuve una invitación a tocar en un mega show y alguien por celos no me dejaba ensayar, pasaban los ensayos y por H o por V los temas que yo tocaba no se llegaban a ensayar. No me asustaba, ¡ya lo había experimentado! Esos retos me potencian.

Pero bueno, volvamos al Colón (risas). Llegó el sábado y pensé: “Me voy a dejar llevar por Ale Terán. Él va a ser mi metrónomo y mi guía total de intensidades, de los climas. De los momentos aguerridos. Cuándo arrancar, cuándo terminar, silencios, etc, etc”. Y así fue. La sensibilidad y la forma de guiarte que tiene Alejandro es increíble, es un gran director. Él logró que yo viaje por cada tema con una tranquilidad total. Sumado que cada tema de soda lo tengo tatuado y los arreglos de Terán estaban tan buenos y respetaban tanto la esencia de Soda, que yo intuía compás por compás lo que se venía. Fue mi debut frente a un director, y encima en vivo y en el Colón. ¡Todo por Soda y por Gustavo! Nada me daba miedo, me sentía un pez en el agua. ¡Qué inconsciente!

• A partir de el año 2007 participaste como ingeniero de grabación mastering y tocaste en muchos de los temas de Porco Rex, y el Perfume de la tempestad, los últimos dos discos del Indio Solari.y hoy tocas en vivo con el, Sabiendo y conociendo las “rivalidades” creadas entre algunos fans de Soda Stereo y Los Redondos, ¿qué opinión te merece esa futbolización del rock argentino viéndolo desde adentro?

– Para mí es una lástima que ocurra esto, siempre pensé “que pena que el fan total de Soda se pierda a los Redondos o el fan total de los Redondos se pierda a Soda”. Creo que nadie se puede resistir a “Salando las heridas”, “Todo un palo”, “El pibe de los astilleros”, “La hija del flerero”, “Etiqueta negra”, “Queso ruso”, temazos de Los Redondos. Te puedo nombrar 50 temas buenísimos! O “La murga de la virgencita”… que parece un tema de Dynamo.

O “La ciudad de la Furia”, “El rito”, “Ella usó mi cabeza como un revólver”, “Persiana americana”, “Claroscuro”, “Corazón delator”, “La cúpula”, “Picnic en el cuarto B”, “Sobredosis de TV”. Nadie se puede resistir a estos temas. Abriendo el corazón y dejando los prejuicios de lado, creo que es imposible que a uno u otro no le gusten estos temas.

Siempre paralelamente a Soda me gustaron mucho los Redondos, ¡por eso digo lo que digo! De hecho yo encuentro muchas similitudes entre Gustavo y Skay. Muchas veces me imaginé a Gustavo tocando en los Redondos y a Skay tocando en Soda. ¡Qué alucinante sería! ¿O creen que no funcionaría?

Les armo una banda: Charly Alberti y Martín Carrizo en baterías. Zeta en Bajo. Gustavo en guitarras, voces y coros. Skay en guitarras y coros. El Indio en voces y coros. ¡Imagínense en un estribillo Gus, el Indio y Skay cantando juntos! Sergio Dawi en el saxo. Tweety González y Leandro Fresco en teclados. Y por supuesto haciendo temas de Soda, de Los Redondos y temas nuevos. El show se llamaría “de Buenos Aires a la Quiaca” porque se haría en vivo en Buenos Aires y la gente llegaría hasta la Quica (risas) Y me puse yo en la banda porque tuve la idea (risas).

• A nivel musical y sobretodo referido a los métodos de trabajo que utilizan, ¿qué diferencias y similitudes sentiste y viviste entre Gustavo y el Indio?

– Son mas las similitudes que las diferencias. Los dos son obsesivos del trabajo y de lograr la excelencia en lo que hacen. Con un simple bosquejo o una textura ya imaginan toda la película. Cada tema es una película diferente, no le tienen miedo a los cambios. Creo que ellos nos sorprenden por eso, porque no se aferran a una fórmula. Arman sus discos de acuerdo a cómo están ellos en ese momento. Creo que no piensan lo que esperan de ellos. Sí saben que la gente espera lo mejor y trabajan para eso. Es su satisfacción personal sacar lo mejor de ellos mismos y el feedback con el público es una consecuencia. Tal vez su forma de decir las cosas sea diferente, pero los dos utilizan mucha cosa subliminal, no tan terrenal Gustavo y mas terrenal el Indio. Los dos leen mucho y se nota. Son un orgullo nacional, a nivel de cualquier artista internacional.

• Hace un tiempo atrás comentaste que Soda Stereo es, en tu opinión, una de las mejores bandas del mundo. ¿Cómo viviste a nivel personal la vuelta del grupo en el año 2007? ¿Tuviste oportunidad de verlos en vivo? ¿Qué te parecieron?

– Para mí en la vuelta del 2007 quedó registrada la mejor versión de Soda. ¡IMPECABLE! Yo los conozco a los tres y los ví arriba del escenario felices, disfrutando de lo que generan juntos. Según cuenta Charly, ni ellos esperaban tanto éxito. Independientemente de las diferencias que puedan tener o no abajo del escenario, ¡los tres juntos ahí arriba explotan! Lo que tocó Gustavo fue imposible de imaginar. ¡Lo que cantó fue increíble, y las dos cosas juntas! ¡De otro planeta!

Yo estaba en River cuando escuché “Imágenes retro”, el acorde que lo traslada a un clima intenso que luego desemboca en el solo de guitarra, ¡ese solo cada vez que lo escucho me gusta mas! Y perdón a Lilián pero siempre digo “¡que hijo de puta! ¡Qué solo!” (risas).

En ese entonces la intensidad de Soda a nivel arreglos, imagen, sonido, profundidad, estereo, graves… ¡era como una nave a punto de despegar! Gustavo toma conciencia de ese momento y del estado de locura que se genera, mira todo arriba y abajo del escenario y dice: “¡Soda Stereo carajo!”. ¡Creo que se le escapó a él una lágrima ahí! Por lo menos a mí se me cayó una.

¡Qué show! ¡Qué show por Dios! Y ahí se desencadena ese momento con este solo del que tanto hablo. ¡Qué lindo! ¡Cuánto disfruté y sigo disfrutando de esa vuelta! Tengo el DVD y el Cd de esa gira y con mi hijo Benja lo escuchamos siempre.

• Martín, de verdad, muchas gracias por la entrevista. ¡Excelentes anécdotas!

– ¡Gracias EnRemolinos por mantener vivo este Sueño Stereo! ¡Abrazos Totales!

Allan Kelly Márquez

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Martín Carrizo: “La mejor versión de Soda Stereo fue la del 2007”

Martín Carrizo, baterista durante la Gira Bocanada nos cuenta sus vivencias junto a Gustavo Cerati, y las diferencias y similitudes entre el ex Soda Stereo y el Indio Solari.

• ¿Cómo fue tu acercamiento a la música?

– Desde muy chico… te diría que desde los 8, 9 años. Recuerdo que mi papá tenia un tremendo equipo de audio y en casa permanentemente había música y muy buen audio! Él siempre compraba cassetes o discos. Recuerdo que cuando llegaba de trabajar y traía algún disco nuevo él me lo daba a mí y me decía “escuchalo Martincito, si te gusta nos lo quedamos si no lo devuelvo!”. ¡Yo era muy chiquito para tomar esa decisión! ¡Pero él no sé qué vería en mí para darme esa responsabilidad! (risas)

Recuerdo que la primera vez que me pidió eso me puse los auriculares que él tenía y pensaba: “¿Cómo hago para saber si está bueno o no? ¿A qué le presto atención?”. Entonces me dejaba llevar por lo que escuchaba y mi respiración y mis oídos entraban en sincro con la música y empezaba a sentir cosas. Y también pensaba: “¡Esto a mi papá seguro le va a gustar! ¡A mí también me encanta y me da ganas de bailarlo! ¡O me da alegría! O representa imágenes en mi cabeza que me gustan. O esto me aburre o no me gusta el sonido”. Y así de a poco empecé a meter mi cabeza dentro de la música y a reconocer los instrumentos.

Vivía escuchando música. Tengo imágenes de llegar al mediodía del colegio y estar con el delantal blanco, la mochila puesta y los auriculares ya clavados y parado en el comedor ya escuchando. Mi mamá me decía: “Martincito, aunque sea sacate la mochila y el guardapolvo”, ¡no podía parar! Mi papá me enseñó a grabar de cassette a cassette, de disco a cassette, de radio a cassette y todo el día armaba compilados. Hasta que de repente le empecé a hacer foco a la batería. Chau, amor a primera vista. Ahí comenzó mi sueño y empecé a entender por qué me pasaban tantas cosas cuando escuchaba música. Yo quería ser parte de la música.

• Luego de tu paso por A.N.I.MA.L, y de tu trabajo junto a Walter Giarino, Cerati te llama para participar de Bocanada. ¿Qué recordás de aquél primer llamado de Gustavo para invitarte a ser parte de su nuevo proyecto? ¿Qué fue lo que te movió a aceptarlo?

– Siempre me encantó Soda Stereo y todo mi desarrollo como batero lo hacía tocando arriba de discos enteros de Soda. De hecho tocaba arriba del vinilo de Ruido blanco de punta a punta y me imaginaba tocando en la gira latinoamericana con Soda. Asi que el día que sonó el teléfono en casa y era Gustavo el que me llamaba mi felicidad era indescriptible. Mi primer gran sueño hecho realidad.

Me acuerdo que me dijo: “Bueno, creo que ya es hora de que nos juntemos a tocar a ver cómo nos sentimos…”. Me pasó la dirección del estudio que tenía en su casa, donde posteriormente grabamos Bocanada, armé mí bateria y el primer día tocamos juntos casi 7 horas. Inmediatamente grabamos Bocanada y salimos de gira. Tuve la suerte de ser parte de todo el proceso creativo de Bocanada y del armado de los ensayos y de la logística de esta gira alucinante que hicimos por Latinoamérica, Centroamérica, Estados Unidos… 70 shows después del “Gracias Totales”. Una gira donde sentí que estaba jugando al fútbol en la primera en Europa. Una gira de lujo.

• Tras aquella separación de Soda Stereo, Gustavo salió de gira con el lanzamiento de Bocanada. ¿Qué sentiste como integrante de la banda, sabiendo que serías parte del primer proyecto de Cerati tras su historia con Soda Stereo, y sabiendo la expectativa que generaría en su público su nuevo trabajo?

– Fue muy lindo ser parte de la banda de Gustavo inmediatamente despues de Soda, ya que el al venir de la separación del grupo mas grande de Latinoamerica como lo es Soda, había mucha expectativa de quién subiría a ese escenario y por mi lado yo sentía que Gus necesitaba estar muy tranquilo con esta banda. Fue un orgullo sentir que su tranquilidad en lo tambores la depositó en mí. Yo lo disfruté mucho y dejé mi corazón en cada track del disco y en cada uno de los shows en vivo.

• En A.N.I.M.A.L venías trabajando con un sonido metal, ¿cómo fue para vos pasar a ser parte del sonido que buscaba Gustavo con su disco Bocanada? ¿Cómo es para alguien que viene del palo del metal pasar a trabajar sonidos tan disímiles como los de Cerati?

– (Risas) Para los que realmente me conocen lo raro en mi vida fue ANIMAL. Yo de chico tocaba todo el día arriba de discos de Genesis, de A-ha. Tenía locura mal por Soda. Por The Cure, Simple Minds, Depeche Mode. ¡Un año me la agarré con Bad de Michael Jackson y lo tocaba todos los dias de punta a punta!

Conozco cada tema de Soda a la perfección. Por ejemplo, yo me sé todos los temas de Soda en su versión original y cada tema en sus diferentes versiones que proponía Soda en vivo. Un ejemplo: “Sobredosis de TV”. Sé la versión original del primer disco, la versión del primer Obras de 1986, la versión del Maxi que sacaron, la versión de Ruido blanco, la de Viña del Mar, la del Ultimo Concierto y la de la Gira Me Verás Volver. (Risas) Eso trasladalo a todos los temas. Así que mas o menos, entre originales y reversiones, me sé 400 temas de Soda (risas) ¡De verdad! ¡Los tengo tatuados!

Por supuesto que cuando entré a tocar en ANIMAL para mí fue un viaje de ida. Un power trío con Andrés y Corbata, ¡mamita querida, volábamos! Era como surfear una ola de diez metros. Yo a ANIMAL le aporté la limpieza de la música que escuchaba y la potencia que me inspiraban los tremendos temas que armábamos con ellos. Y encima un trío como a mí me gusta.

Creo le hizo muy bien al “Martín Baterista” haber arrancado a tocar pop al principio y después pudrirla. De hecho, yo practicaba doble pedal sobre la “Ciudad de la furia” o sobre “Salando las heridas” de Los Redondos. Otra banda que amo. Y al tocar doble bombo sobre algo tan limpio te obligás a ser impecable para no arruinar esas bellas canciones, y esto lo trasladaba a ANIMAL: limpieza mezclado con mucho peso, y vértigo sobre temas extremos rápidos y en muchos caso con rítmicas impares, cambios de ritmo constantes. No sabía si estaba bien pero a mí me hacía feliz y sentía que le aportaba algo interesante a ANIMAL. Yo soy autodidacta de mi batería y de esa forma desarrollé mi estilo. Soñando, comprometiéndome, trabajando mucho y no tenerle miedo a las mezclas de estilos.

• Siendo que fuiste partícipe de la grabación del disco Bocanada, ¿cómo dirías que es la dinámica de trabajo que impone Cerati en el estudio?

– La dinámica que propuso Gus en este disco fue buenísima. Mientras íbamos conociendo los temas, casi al mismo tiempo los grabábamos. Mucha frescura se logró así. Por ejemplo: “Puente” tal cual lo escuchás fue la primera vez que lo toqué y así quedó! Gustavo me veía atrás de la pecera, yo estaba super enérgico y copado tocando “Puente”, y a la vez contenido porque venía del monstruo de ANIMAL. Pero me encantaba eso! ¡Yo escuchaba su voz sobre mi bata y me moría! Y él, que es tan sensible, mientras transcurría “Puente” lo iba cantando desde el control. Con un mic en la mano. Porque le pedí yo que lo cante para armar bien los arreglos.

Él me veía que yo estaba con el freno de mano puesto. Encima con 24 años estaba al mango y cuando llega el final, el “Gracias por veniiiir”, me mira y me hace un gesto para que haga un fill de batería, hago uno tranqui como me lo sugería el tema, me miró al siguente compás y me dijo “maaaassss!!!”. Todo esto mientras transcurría el tema.

Le imprimí un poco mas de garra y lo vuelvo a mirar a ver si le iba gustando. Me mira y me hace un gesto mas exagerado: “¡¡¡maaasssss, masssss!!!”, (risas). Quería que crezca cada vez mas y ahí hago algo que para mi era el límite de potencia. Lo vuelvo a mirar a ver si seguíamos bien y me vuelve a mirar y aún mas exagerado me dice “massssssss, masssssssss”. Y listo, ahí salió esa repartija de palazos del final y terminó “Puente”.

¡Dios! ¡Qué temazo! ¡Qué feliz que estoy de haber grabado ese tema y de esa manera! Grabado mientras lo iba conociendo, las genialidades y las libertades que siempre se tomó Gustavo en su vida. Él es único en eso. ¡Ese fill de batería lo sacó él de adentro mío!

Después, cuando salió el disco lo tuve que escuchar una y otra vez para ver qué era lo que había tocado (risas). Fue una conexión entre Gustavo, “Puente”, el universo y yo. Uno de los momentos mas altos en mi alma. Y me acuerdo cuando terminó ese fill, que Gus lo miró a Edu Bergallo que era el ingeniero, se rió y dijo: “¡qué hijo de puta!”. Imagen que la llevo como un tesoro dentro mío.

• Con Bocanada en la calle, Gustavo comenzó a fines de 1999 la gira presentación del disco, y como era de esperar, agregó temas de Soda Stereo a su set list. A modo personal, ¿existió en vos alguna presión al tocar temas de Soda en vivo durante la gira con la separación tan latente en el público?

– No, todo lo contrario. ¡Para mí fue una alegría! ¡Recuerdo cuando Gustavo agregó esos temas de Soda a la lista! Yo enseguida pensé en Charly Alberti y en los miles de fans de Soda, y le puse todo el amor y el respeto que se merecían esos temas. Para mí era un honor ocupar ese trono y mas aún ser parte de la primer gira solista de Gustavo después del “Gracias Totales”. ¡Muy fuerte para mi!

Lo que mas quería en primer lugar era que Gustavo estuviera contento con lo que yo tocaba pero a la vez quería que tanto Charly como el público sintiesen mi respeto hacia ellos. Charly es una de mis grandes influencias de la batería, y de cómo tocar en una banda.

Yo fui parte del público hasta ese momento y sé lo que se siente estar ahí abajo. Quería por lo menos desde mi lugar que no se extrañara nada de eso. Creo que esa energía se canalizó bien. Tuve el privilegio de que se me acercaran diferentes fans club de Soda de Latinoamérica e incluso de Argentina también a expresarme que se sentían contentos de verme ahí arriba y que notaban mi pasión y mi respeto por Soda y por Charly.

• ¿Qué sensación te dio estar tocando canciones como “En la ciudad de la furia”, “El rito” y “Hombre al agua”?

– ¡Alucinante! Para mí son temas llenos de imágenes. Imágenes mías tocando en mi cuarto soñando tocar con Soda. Eran imágenes mías saltando en Obras con la gente. O tocando frente al televisor con las sillas de mi comedor. Y ahora estaba yo arriba del escenario tocando esos temas!

Había muchos momentos del show en los que yo lloraba de emoción y de alegría. Lo mismo me pasa hoy tocando con el Indio. Es muy fuerte lo que a mí me pasa con esto. Yo soy autodidacta de la batería y mis libros y mis maestros fueron estas bandas, estos discos. Cada cosa que ellos hacían o decían yo los tomaba como una enseñanza. Hoy para mí tocar con Gus o con el Indio es algo natural. Yo vengo tocando con ellos desde los 80s (risas) Ellos empezaron a tocar conmigo 20 años después (risas) Pero en diferentes momentos de mi vida sentí que en algún momento tocaríamos juntos, y se dio.

• Alejandro Terán nos comentaba que Gustavo siempre tuvo esa capacidad intacta de adaptarse a cualquier estilo musical sin fracasar en el intento. ¿Cómo tomaste en su momento la idea de realizar un proyecto como el 11 episodios sinfónicos? ¿Cómo fue tu experiencia personal tocando junto a una orquesta sinfónica, nada mas y nada menos que en el Teatro Colón?

– Mirá, otra de las anécdotas que cada vez que la cuento digo “esto es una locura, debería escribirlo en un libro!” (risas). Resulta que un día me llama Gustavo a casa y me dice: “¿Qué pasó que no viniste al Teatro Avenida a la presentación del 11 episodios sinfónicos?”. Yo justo estaba con una producción en mi estudio y no pude ir. Y me dice: “Este Sábado toco en el Colón…”. “¡Que bueno, ahí si voy!”, y me dice “sí, pero a tocar conmigo”. Era día jueves cuando me llamó y me dice: “el viernes hacemos el último ensayo general en el Cervantes a las 10 AM en el piso 11”. ¡Ok, al Colón con un solo ensayo! Una locura.

Bueno ahí estaba yo el viernes 9:55 en la puerta del Cervantes esperando el ascensor. Hasta que subí la batería y llegué arriba ya eran las 10:05. Cuando se abrió la puerta en el piso 11 ya estaba sonando “Persiana americana”. Claro, el ensayo era a las 10 no a las 10:05! El ensayo era de 10 a 11. Recuerdo que a las 11 en punto se pararon todos los músicos de la sinfónica y en unísono se subieron el cierre de la campera, guardaron sus partituras y se fueron como soldaditos. Claro, no era un ensayo de rock. A las 10 en punto se marcaba cuatro y arrancaban. ¡Otro mundo! Cuando se abrió la puerta del ascensor y sonaba “Persiana americana” era imponente lo que sonaba.

Tocaban un tema atrás de otro sin parar, ¡y yo sin armar la batería! Gustavo me miraba y se reía. Había tanto clima en lo que tocaban que respirar era ruido. Yo pensaba: “si paran 10 minutos yo armo y seguimos…”. ¡Mi set era súper reducido! ¡Olvidate! Ni me registró la banda. Les ví la nuca todo el ensayo. ¡Los temas pasaban y yo ahí parado! Juro que llegué 5 minutos tarde nomás (risas).

Llegó el último tema, se levantaron los 50 músicos y se fueron. ¡No pude ensayar! Pero bueno, desde ese jueves que me llamó Gustavo al sábado no paré ni un segundo de escuchar la grabación del show entero, que no eran 11 temas, ¡eran 27 o 28! Y mientras transcurría el ensayo que no ENSAYÉ me iba imaginando lo que podría tocar.

En otra oportunidad, que no viene al caso, tuve una invitación a tocar en un mega show y alguien por celos no me dejaba ensayar, pasaban los ensayos y por H o por V los temas que yo tocaba no se llegaban a ensayar. No me asustaba, ¡ya lo había experimentado! Esos retos me potencian.

Pero bueno, volvamos al Colón (risas). Llegó el sábado y pensé: “Me voy a dejar llevar por Ale Terán. Él va a ser mi metrónomo y mi guía total de intensidades, de los climas. De los momentos aguerridos. Cuándo arrancar, cuándo terminar, silencios, etc, etc”. Y así fue. La sensibilidad y la forma de guiarte que tiene Alejandro es increíble, es un gran director. Él logró que yo viaje por cada tema con una tranquilidad total. Sumado que cada tema de soda lo tengo tatuado y los arreglos de Terán estaban tan buenos y respetaban tanto la esencia de Soda, que yo intuía compás por compás lo que se venía. Fue mi debut frente a un director, y encima en vivo y en el Colón. ¡Todo por Soda y por Gustavo! Nada me daba miedo, me sentía un pez en el agua. ¡Qué inconsciente!

• A partir de el año 2007 participaste como ingeniero de grabación mastering y tocaste en muchos de los temas de Porco Rex, y el Perfume de la tempestad, los últimos dos discos del Indio Solari.y hoy tocas en vivo con el, Sabiendo y conociendo las “rivalidades” creadas entre algunos fans de Soda Stereo y Los Redondos, ¿qué opinión te merece esa futbolización del rock argentino viéndolo desde adentro?

– Para mí es una lástima que ocurra esto, siempre pensé “que pena que el fan total de Soda se pierda a los Redondos o el fan total de los Redondos se pierda a Soda”. Creo que nadie se puede resistir a “Salando las heridas”, “Todo un palo”, “El pibe de los astilleros”, “La hija del flerero”, “Etiqueta negra”, “Queso ruso”, temazos de Los Redondos. Te puedo nombrar 50 temas buenísimos! O “La murga de la virgencita”… que parece un tema de Dynamo.

O “La ciudad de la Furia”, “El rito”, “Ella usó mi cabeza como un revólver”, “Persiana americana”, “Claroscuro”, “Corazón delator”, “La cúpula”, “Picnic en el cuarto B”, “Sobredosis de TV”. Nadie se puede resistir a estos temas. Abriendo el corazón y dejando los prejuicios de lado, creo que es imposible que a uno u otro no le gusten estos temas.

Siempre paralelamente a Soda me gustaron mucho los Redondos, ¡por eso digo lo que digo! De hecho yo encuentro muchas similitudes entre Gustavo y Skay. Muchas veces me imaginé a Gustavo tocando en los Redondos y a Skay tocando en Soda. ¡Qué alucinante sería! ¿O creen que no funcionaría?

Les armo una banda: Charly Alberti y Martín Carrizo en baterías. Zeta en Bajo. Gustavo en guitarras, voces y coros. Skay en guitarras y coros. El Indio en voces y coros. ¡Imagínense en un estribillo Gus, el Indio y Skay cantando juntos! Sergio Dawi en el saxo. Tweety González y Leandro Fresco en teclados. Y por supuesto haciendo temas de Soda, de Los Redondos y temas nuevos. El show se llamaría “de Buenos Aires a la Quiaca” porque se haría en vivo en Buenos Aires y la gente llegaría hasta la Quica (risas) Y me puse yo en la banda porque tuve la idea (risas).

• A nivel musical y sobretodo referido a los métodos de trabajo que utilizan, ¿qué diferencias y similitudes sentiste y viviste entre Gustavo y el Indio?

– Son mas las similitudes que las diferencias. Los dos son obsesivos del trabajo y de lograr la excelencia en lo que hacen. Con un simple bosquejo o una textura ya imaginan toda la película. Cada tema es una película diferente, no le tienen miedo a los cambios. Creo que ellos nos sorprenden por eso, porque no se aferran a una fórmula. Arman sus discos de acuerdo a cómo están ellos en ese momento. Creo que no piensan lo que esperan de ellos. Sí saben que la gente espera lo mejor y trabajan para eso. Es su satisfacción personal sacar lo mejor de ellos mismos y el feedback con el público es una consecuencia. Tal vez su forma de decir las cosas sea diferente, pero los dos utilizan mucha cosa subliminal, no tan terrenal Gustavo y mas terrenal el Indio. Los dos leen mucho y se nota. Son un orgullo nacional, a nivel de cualquier artista internacional.

• Hace un tiempo atrás comentaste que Soda Stereo es, en tu opinión, una de las mejores bandas del mundo. ¿Cómo viviste a nivel personal la vuelta del grupo en el año 2007? ¿Tuviste oportunidad de verlos en vivo? ¿Qué te parecieron?

– Para mí en la vuelta del 2007 quedó registrada la mejor versión de Soda. ¡IMPECABLE! Yo los conozco a los tres y los ví arriba del escenario felices, disfrutando de lo que generan juntos. Según cuenta Charly, ni ellos esperaban tanto éxito. Independientemente de las diferencias que puedan tener o no abajo del escenario, ¡los tres juntos ahí arriba explotan! Lo que tocó Gustavo fue imposible de imaginar. ¡Lo que cantó fue increíble, y las dos cosas juntas! ¡De otro planeta!

Yo estaba en River cuando escuché “Imágenes retro”, el acorde que lo traslada a un clima intenso que luego desemboca en el solo de guitarra, ¡ese solo cada vez que lo escucho me gusta mas! Y perdón a Lilián pero siempre digo “¡que hijo de puta! ¡Qué solo!” (risas).

En ese entonces la intensidad de Soda a nivel arreglos, imagen, sonido, profundidad, estereo, graves… ¡era como una nave a punto de despegar! Gustavo toma conciencia de ese momento y del estado de locura que se genera, mira todo arriba y abajo del escenario y dice: “¡Soda Stereo carajo!”. ¡Creo que se le escapó a él una lágrima ahí! Por lo menos a mí se me cayó una.

¡Qué show! ¡Qué show por Dios! Y ahí se desencadena ese momento con este solo del que tanto hablo. ¡Qué lindo! ¡Cuánto disfruté y sigo disfrutando de esa vuelta! Tengo el DVD y el Cd de esa gira y con mi hijo Benja lo escuchamos siempre.

• Martín, de verdad, muchas gracias por la entrevista. ¡Excelentes anécdotas!

– ¡Gracias EnRemolinos por mantener vivo este Sueño Stereo! ¡Abrazos Totales!

Allan Kelly Márquez

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