No se sintió ningún otro deja vú. No volvió la misma sensación con canciones que ya se habían escuchado hasta el más mínimo detalle. Nada de eso para Gustavo Cerati, que ve las cosas como son: para él, presentar un disco es repasarlo de punta a punta sin ceder ante las expectativas del fan promedio, que seguramente pensó en regodearse hasta con temas de Soda Stereo. Claro que el solista anoche hizo la excepción y, cerca del final, cuando sólo faltaba un paso más, sí aparecieron esos clásicos de su carrera.
Tal como viene realizando en toda esta gira, Cerati puso toda la primera parte del show para mostrar en directo a Fuerza Natural, su último trabajo solista y el primero tras aquella aventura que fue resucitar a Soda para una serie de shows. “No se trata del capricho del artista, sino que Fuerza natural es un viaje, nosotros lo sentimos así”, explicó mientras promediaba la primera parte de la lista. Y el Cerati 2009 es así, con mucha guitarra acústica, alucinado, espíritu folk y de ruta (oh casualidad: en su Twitter publicó: “Con aerofobia a full, me fui en camioneta”, confesando cómo llegó a la Docta).
El show comenzó a las 21.53 con toda la banda de acompañamiento vestida de colores oscuros y Cerati con una chaquetilla súper bordada con tonos medievales y un antifaz a la veneciana. “Al fin en la Patria”, dijo, en referencia a que esta fue su primera parada en la Argentina del tour Fuerza natural. Ese fue el tema que abrió el show, siguiendo con «Magia», «Deja vú» (el primer corte hasta ahora), «Desastre» y «Rapto». Siguiendo con esa tónica, se sentó en un taburete con la acústica sobre sus piernas para el fragmento más tranquilo de su nuevo disco, conformado por la trilogía «Amor sin rodeos», «Tracción a sangre» y la folklórica «Cactus».
Del trabajo nuevo sobresalió la melancólica e intimista «Sal», que incluyó en las pantallas hipnóticas imágenes de fauna submarina. La puesta fue sobria pero tuvo su evolución a lo largo de la noche, comenzando con un gran telón con pieles que, por efecto de «Dominó», cayó de golpe dejando al descubierto varias esferas que cambiaban la fisonomía de las tablas.
El efecto cool de la noche fueron cámaras fijas enganchadas en los pies de micrófonos que daban una imagen panorámica especial, y en primer plano de las guitarras y de los músicos. En todo este primer segmento, lo que volvió a sobresalir es la espectacular capacidad vocal que Cerati mantiene intacta.
En la segunda parte, ya con toda la banda vestida de blanco, llegó «Zona de promesas» –con mención alegórica a Mercedes Sosa que incluyó ese tema en su disco Cantora– «Te llevo para que me lleves», «Crimen», «Adiós» y algunos otros de la discografía solista del músico.
En definitiva, Cerati tuvo un gesto arriesgado y una apuesta alta al plantear el show de esa manera, en tiempos en los que todos van a lo seguro. Mal no le fue.
¿Soda? Ni en la barra.
| Por: Día a día |