Buenos Aires. 2020. Una tarde típica de Febrero, con un sol que pega en el pavimento, y una brisa que ayuda a resistir el embate. La sala de ensayo está colmada. La banda entera, y sus asistentes, realizan los últimos aprontes para lo que será la gira Gracias Totales Soda Stereo. En dos días parten hacia Colombia, el primero de los destinos.
Todavía no caigo, pero estoy ahí. Entre cables, instrumentos, músicos y conocidos. En silencio, observando, agradeciendo la invitación. Disfrutando, con mis nervios de eterno adolescente.
Tengo a gran parte de la historia del rock argentino frente a mis ojos. En un instante se lleva toda mi atención Fabián Von Quintiero. El “Zorrito”. Aquel muchacho que fuera partícipe con sus teclados de los dos discos con los que Soda conquistó el continente a mediados de los 80s. Nada personal y Signos.
El mismo que regresaría no una, ni dos, sino varias veces más a tocar los teclados en momentos claves de la historia de la banda más importante de Latinoamérica.
Veo sus gestos, cómo disfruta volviendo a tocar aquellos viejos temas. Su interacción con Zeta, que le duelve una sonrisa por cada movimiento. Su abrazo con Charly al terminar el ensayo. Sus felicitaciones a Coleman, con palmadas en la espalda.
Se acercó a mí. Y me saludó. Le sonreí. Le devolví el saludo. Yo sabía quién era y lo que representaba. El simplemente fue cortés. Ni más, ni menos.
Hace unas semanas, pandemia mediante, le escribí. “Fabián, nos conocimos en la sala de ensayo”, le comenté. Poder entrevistarlo significaba, en algún punto, obtener las palabras de un personaje clave en la historia de Soda Stereo. Le plantée la idea. Accedió inmediatamente.
Fabián Von Quintiero inició su vida musical tocando piano, de la mano de Diego Rapoport (quien fuera integrante de Spinetta Jade, entre otros). “Sin embargo me considero más tecladista que pianista”, diría a la Revista Pelo allá por 1986.
Tras un paso por Suéter, la banda de Miguel Zavaleta, el Zorrito se integraría a Soda Stereo. Era 1985, y el grupo preparaba la edición de Nada personal, su segundo LP. “Soda era una banda chica por entonces, pero moderna”, me cuenta. “Por eso acepté ir a tocar de invitado permanente”. Tenía 19 años y la fama comenzaba a tocar la puerta. Pese a esa juventud, él mismo lo reconoce: “era consciente que estaba en un lugar al que yo quería llegar”.
Los años 80s y su vertiginosidad permitían, entre otras cosas, que un artista pudiera editar un disco por año, gira de por medio. Soda no era ajeno a esa realidad.
“Nada personal y Signos fueron los dos discos que sacaron a Soda de esa zona más under, y lo empezaron a eyectar hacia Latinoamérica”, recuerda. Todo fue muy rápido. Sin embargo, “con el paso del tiempo se transformaron en discos clásicos. Me tocó grabar canciones que son muy fuertes en la carrera de Soda”.
Aquellos ensayos, grabaciones y conciertos a lo largo y ancho del continente, llevaron al Zorrito a imaginar, de alguna manera, la posibilidad de ser un integrante estable de la banda, y no sólo un músico invitado. “Yo hacía arreglos para esos temas… y esa era la parte donde quizás sí hubo cuatro integrantes, ¿no? Por el hecho de hacer arreglos, de meter mano en esas canciones desde los teclados”, confiesa. Igualmente aclara: “Sólo en la parte de grabar, digo. Ahí sentí que Soda Stereo podía ser un cuarteto. Era el único momento. Después yo no participaba de nada”.
En Marzo de 1987 decidió dejar la banda. “Después de grabar dos discos, cuando no maduró la idea del cuarteto por distintas razones, y sabía que Charly estaba armando su banda… decidí emigrar hacia ahí para adquirir experiencia, para aprender más música, probar en otra liga también”.
• Y pasado el tiempo, sabiendo también el éxito que tuvo tu participación con Charly García, ¿cómo ves tu paso por Soda Stereo?
– Mi paso por Soda tuvo todo a favor. Llegar a hacer música con ellos, girar, arreglar temas que terminaron siendo característicos, grabar discos… todo fue positivo. Yo entré a Soda cuando eran tres, y si bien se podría haber dado ser cuatro, lo que hubiera sido muy interesante… muy interesante… cuando dejé Soda me fui a tocar con Charly, por lo que de todas maneras terminó siendo una experiencia muy importante para mí como tecladista. Así que no lo lamento, digamos. He disfrutado todo. Incluso disfruté cada vez que Soda me volvió a llamar.
Y sucedió. Como suceden las mejores cosas: espontáneamente. Volvió a sonar el teléfono, ya en 2019, con otra propuesta. Pero con el mismo color de siempre. Soda Stereo tenía una vuelta más para regalarle a su legado musical. Surgía la posibilidad de Gracias Totales.
“Me llamaron Zeta y Charly”, recuerda. “Había tenido una conversación con Zeta unos meses antes, cuando todavía era una idea, y en ese momento le dije que sí. Que si estaban las condiciones, sí. Para mí tocar en Soda Stereo es natural, de alguna manera. Digamos, estoy acostumbrado, lo conozco, sé cómo es tocar ahí. Y me gustó como experiencia. Además fue clave para mí, para aceptar la invitación, que estuviera presente Richard Coleman, porque nosotros dos somos de la primera hora en la historia de Soda”.
• ¿Y cómo viviste los primeros ensayos de Gracias Totales, y el reencuentro con Zeta y Charly?
– Esos primeros ensayos fueron muy alentadores. Yo siempre me sentí tranquilo. Siempre transmití eso en los ensayos. Te lo puede decir Zeta, yo charlaba mucho con él. Con Charly también. Los trataba de estimular, porque para ellos no fue fácil por toda la previa, y la desconfianza, quizás, de mucha gente que no entendía lo que iba a ser el espectáculo. Yo siempre llegué a la sala convencido que iba a sumar, y que iba a estar con mis amigos de mi infancia musical.
• ¿Qué representa esta gira en la historia de Soda?
– Esta gira es la más particular porque no está Gustavo físicamente. Yo creo que esta es una gira sobre la historia de Soda Stereo, me parece. No es una gira de Soda Stereo, sino un espectáculo sobre Soda Stereo hecho por todos originales. Es una linda oportunidad para que los fans puedan ir a celebrar las canciones que ellos siempre cantan y tienen ahí, en su corazón. Y para la gente que nunca fue, les puede servir también para acercarse un poco a la vibra y musicalidad que transmitía Soda.
Truncada por el Coronavirus, y reprogramada para 2021, la gira Gracias Totales entregó a su público una nueva manera de experimentar un concierto o espectáculo en vivo, donde las pantallas juegan un rol preponderante. “Yo creo que después de esta pandemia la tecnología va a ser usada mucho más”, aventura Quintiero. “La pandemia le vino bien a la tecnología para despertarla un poco del lugar en el que estaba, e intentar generar cosas nuevas, sabiendo igualmente que la virtualidad no llegará a ser nunca como lo físico. Es como lo análogo y lo digital. Pero bueno, en este espectáculo hay que usarla a favor. Esas pantallas que permiten esa interacción también tienen un sentido estético relacionada con la carrera de Soda que siempre tuvo esa calidad”.
Pasa el tiempo. Vuelan los meses en el almanaque. Sin embargo, dicen, siempre se vuelve a ese primer gran amor. La historia de Fabián Von Quintiero y Soda Stereo tiene un capítulo más, aún pendiente. Y se retomará en Marzo del próximo año.
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