Zeta Bosio no puede hablar por esos contratos de confidencialidad tan comunes, en estos días, en el mundo del espectáculo, pero cuando casi sobre el final de la entrevista se le pregunta por Soda Stereo, confirma las sospechas: “No te puedo adelantar demasiado, pero pronto te vas a sorprender”. El bajista del trío de rock más importante de América latina -en 2014, Soda fue la banda más escuchada en la región según datos de Spotify, a siete años del último concierto y a dieciocho de la última vez que editó material original- volvió a ubicarse en el centro de la escena con la primera banda propia después de Soda Stereo (Shoot The Radio), la publicación de una autobiografía y el inminente anuncio de que una renombrada compañía teatral internacional realizará un espectáculo en torno a su música. Pero no nos adelantemos, comencemos por el principio.
Shoot The Radio es tu primera banda después de Soda, ¿por qué creés que tardaste tanto tiempo en armar otro proyecto así?
– Porque tenía que vivir mi proceso. Después de terminar con Soda me di cuenta de que estaba para hacer un montón de cosas, pero no con la música en sí. Quizá porque tener que competir contra lo que yo mismo había hecho era un desafío muy grande que no quería asumir. Cuando Soda me dejó, me encontré como cuando terminé la facultad o el secundario: parado frente a la vida con la posibilidad de decidir para qué lado ir. Volví a sentir como en la adolescencia un montón de cosas que tenía dormidas y cosas que me habían quedado por hacer. Así me metí con la productora, después hicimos la discográfica, donde durante seis años editamos a muchos artistas nuevos. Y llegó un momento en el que empecé, poco a poco, a tener ganas otra vez de ponerme como artista adelante. En esa época estaba tocando mucho como DJ, pero después salió lo de tocar con La Ley y eso despertó en mí nuevamente la pasión, y la necesidad, por tocar el bajo.
¿Por qué no seguiste con La Ley?
– Ellos tenían planeado girar todo el año y justo se dio lo del embarazo de mi mujer. Decidí bajarme antes de que fuera demasiado tarde.
¿Y entonces te cruzaste con él (Fernando Montemurro)?
Zeta: – Sí, nos reencontramos de casualidad y me mostró unos temas que había hecho que eran muy interesantes.
Montemurro: – Yo venía escuchando vinilos de Alan Parsons, de Yes, de Queen y me preguntaba por qué ya nadie tocaba esos solos de teclados buenísimos…
Zeta: – Si bien hoy la música está muy armada, premoldeada, con los hits y todo eso, creo que está bueno rescatar un poco ese sonido de los años 70. De alguna forma se simplificó todo y se sintetizó demasiado. Hoy algo del rock sinfónico está más que interesante para volver a tocar, suena fresco. A Frank Zappa hoy lo agradecés, suena más fresco que mucha música de ahora. Se trata de música que rejuveneció con el tiempo. Nosotros no somos la típica banda de rock, porque como motor y filtro, nos alimentamos de la participación de otras personas como puede ser Javier Weyler (ex Stereophonics), que grabó todas las baterías.
Montemurro: – Recién lanzamos un tema como antes se sacaban los sencillos. Como el disco en sí no es una meta sí o sí, vamos mandando canciones y viendo qué sucede. El formato disco no existe más, es una estructura que se está rompiendo sola.
Zeta: – Hoy el disco es el vivo.
Un disco es como una experiencia, un ciclo. Con Soda vivimos mucho eso: partíamos del disco, hacíamos la gira y cuando terminábamos, dos años después, lo que tocábamos era otra cosa que no tenía nada que ver con el disco. Habíamos mutado. Hoy en día es al revés, se experimenta, se juega y después se hace el álbum.
¿Van a tocar en vivo pronto?
Zeta: -Me voy afuera una semana y a la vuelta, a más tardar en julio, estamos tocando.
Montemurro: – Estamos pensando la puesta de luces, las imágenes, todo… Va a ser una bomba. Creo que tenemos la paleta tímbrica que permite la tecnología, sumado a la estructura de rock y de canción que tiene Zeta. Somos una banda de rock que trabaja con la modernidad de la tecnología, pero que se apoya también en lo artesanal al momento de grabar una canción.
¿Cuál es el desafío para vos?
Zeta: – Ninguno, él me convenció de que no tenía que demostrarle nada a nadie y está buenísimo, porque eso fue lo que me frenó en más de una oportunidad. Ahora, si me preguntás por un sueño que me gustaría cumplir, me gustaría estar en una camioneta, con mi familia y la de Fernando, girando por Europa, yendo a todos esos festivales que cubrí como reportero en el programa Rock Road.
¿Qué te pareció la reedición en vinilo de los discos de Soda?
– Sí, me enteré, qué sé yo. No los tengo ni sé cómo suenan, pero más allá de eso, la idea la apoyo totalmente, porque me parece genial que esos discos se puedan escuchar en el formato original. El vinilo hoy es una moda mundial que se está recuperando porque mucha gente lo aprecia y los que no lo escucharon quieren tener una experiencia distinta. Para la gente es una forma de revisitar la música y si tenés un oído medianamente sensible, lo vas a disfrutar mucho.
La industria hoy vive mucho del material grabado por las bandas que quedó como descarte en la grabación original de los discos ¿Eso puede llegar a pasar con Soda?
– No, porque no hay más. Las compañías discográficas tenían una muy mala costumbre en esos años de borrar todo. A nosotros nos tocó sobregrabar sobre una cinta multitrack de Los Fabulosos Cadillacs. Me acuerdo que fue cuando grabamos Dynamo. Eso fue una cagada. Todo era muy destructivo acá en la Argentina y era más que nada por una cuestión presupuestaria.
A la distancia ¿cuál creés que es el legado de Soda Stereo?
– Siento que nosotros somos… Con Charly (Alberti) seguimos siendo Soda Stereo. Lo que pasó con Gustavo nos ha unido mucho y con Charly nos estamos viendo seguido. Por supuesto sentimos la ausencia, porque siempre las decisiones eran de tres y ahora esa mecánica no está. No te puedo adelantar demasiado, pero pronto te vas a sorprender.
¿Tocarían como Soda Stereo?
– ¿Cómo no? Cuando estamos con Charly siempre hay una energía especial. La gente nos ve juntos y flashea; ni me imagino si nos ven tocar. Privarnos de eso y decir que no vamos a tocar, sería una locura. Lo que no hay es un plan armado como se dijo por ahí, que íbamos a tocar el 4 de septiembre (a un año de la muerte de Cerati). Nada que ver. En algún momento lo haremos, desde el lado de representar a Soda y si surge será cuando estemos convencidos de que la cosa va a estar buena.
Por estos días hay varios homenajes a Cerati, como el que hará su última banda…
– A mí me parece que está bueno, porque no es lo mismo que una banda tributo. Son músicos muy buenos, revisitando la obra de un gran artista y, en cierto punto, es una forma de mantener vivas sus canciones. Es lo lindo que tiene la música: hacerle sentir a la gente emociones. Nosotros lo haremos cuando sintamos que anímicamente lo podemos hacer bien. Todavía está todo muy cerca.
¿Cómo recordás hoy el final de Soda?
– Yo no hablaría de final, como decía Gustavo en una canción. Hay bandas, como Soda o los Beatles, que no se terminan. Soda Stereo no terminó. Yo siento que la música se rejuvenece con el tiempo, que se agregan generaciones que nos escuchan constatnemente. Uno pensaba que eso había pasado en 2007 porque nos volvimos a reunir, pero ocho años después sigo viendo por las redes sociales a niños que se agregan como fans. Soda está muy vivo, sigue muy vigente. Por eso me parece que hablar de final… Sí es cierto que en un momento dejamos de producir música juntos, porque sentíamos que lo que venía no iba a estar bueno que quedase en la historia, había mucha presión a nuestro alrededor. Es algo natural que sucede con las bandas exitosas que comienzan de muy jóvenes juntos ¿Si se puede evitar? Creo que no hay forma. Por ahí uno pensaba que eso de los derechos de autor era el gran motivo de distanciamiento de los grupos, pero otras bandas que adoptaron otro tipo de sistema, más corporativo, más comunitario, también terminaron a las piñas igual. Cuando uno empieza con esto, es muy difícil tener en claro muchas cosas, a esa edad, sin conocer el negocio. Yo aprendí comó funciona este negocio, pero el curso me costó carísimo. Por lo menos no me costó la vida, tengo la posibilidad de seguir aprendiendo, pero es un negocio complicado. Es algo que mezcla la pasión con un montón de intereses.
Banda nueva, proyectos con Soda y un libro por venir…
– ¡Y una beba de ocho meses! Todavía cambio pañales y caliento mamaderas a las cinco de la mañana. Esperemos que este año esté listo lo del libro. Fue bastante fuerte para mí ponerme a revisar toda mi vida. Viví muchas cosas y después de recordarlas, hay momentos en que termino tocado. O me enojo o me altero o me deprimo. Hay recuerdos que me entristecen. Porque Soda es un sueño, una historia feliz por muchos lados, pero también tiene una parte triste, que es no poder seguir haciéndola, cuando todo el mundo quiere que siga. Eso, a veces, no es fácil de digerir.
| Por: La Nación |