ENREMOLINOS

Publican el libro «Cerati, la biografía» de Juan Morris

Juan Morris presenta “Cerati: La Biografía”, como resultado de un trabajo de cuatro años y medio. “Fue un largo proceso de investigación, con entrevistas y una inmersión profunda en la vida y en la obra de Gustavo. Miles de horas de escritura y correcciones, más entrevistas, muchos descubrimientos y reescritura durante la semana, fines de semanas, viajes y vacaciones“, nos comenta el propio Morris.

Realizar una biografía personal de un personaje tan reconocido representa un desafío que no muchos se animan a atravesar, porque el autor termina siendo parte, indirectamente, del mundo del artista al que quiere reproducir. “Durante la escritura uno intenta llegar al punto de poder entender qué sentía Gustavo, si creía en Dios, qué cosas lo obsesionaban, cuáles eran sus miedos, sus pasiones, sus debilidades y cómo todo eso de alguna forma definió su vida“, nos cuenta Juan.

El proceso de elaboración de este libro encontró a Morris entrevistando a diferentes personas que representan los distintos aspectos de la vida de Cerati: “Tuve hasta quince, veinte entrevistas con algunas personas cercanas a Gustavo. Las sesiones de entrevista han llegado a durar desde dos horas hasta casi un día entero, desde el mediodía hasta la medianoche. Busqué a sus compañeros de la primaria y secundaria. A su compañero de banco y al que se sentaba atrás, con los que tocaba la guitarra en Acción Católica, en la época en la que para sus amigos Gustavo era Melena. Al compañero que le hizo escuchar los primeros discos de Genesis. A Tashi, la novia de los primeros tiempos de Soda Stereo, de la que Gustavo tomó el look de peinados espumosos y el maquillaje para el grupo. La novia de la época de Signos, con la que casi se casa y con la que se mudó a un edificio que tenía una cúpula (de ahí la canción). Hablé con ex novias que fueron importantes en cada etapa de su vida, compañeros de facultad, gente de su pasado que me abría puertas hacia historias desconocidas, músicos con los que tocó, sus amigos más íntimos como Adrián Taverna, Richard Coleman y Eduardo Capilla, las mujeres más importantes de su vida, etcétera“. Tras la recopilación de vivencias, anécdotas y comentarios, hubo una instancia de revisión y chequeo de datos con amigos de Gustavo, músicos, especialistas y fanáticos.

El libro, que consta de más de 300 páginas, representará para el lector una oportunidad sincera de conocer al hombre detrás del mito llamado Gustavo Cerati. “Es una reconstrucción de su vida en todas las dimensiones posibles. Un libro así requiere desplegar dentro del relato todos las planos que se conjugan simultáneamente: su estado emocional en cada etapa, su evolución artística disco a disco y el contexto artístico, político y social en el que todo eso sucedía“.

Para entender la importancia de las bases en las que se cimentó la vida y carrera de Cerati, Morris recorre incluso los aspectos más relevantes de la relación entre Juan José y Lillián, los padres de Gustavo: “En el libro está su abuelo que llegó desde Italia después de la Primera Guerra Mundial, la historia de amor entre sus padres y su nacimiento. Está el chico que nace en una familia de clase media baja de Barracas durante el peronismo, la infancia en un colegio parroquial de Villa Ortúzar leyendo historias de ovnis, el adolescente que escucha con fascinación a Pescado Rabioso y al que un día su padre le regala una guitarra eléctrica y el joven que estudia Publicidad mientras ensaya con dos amigos arriba de un garage imitando a The Police“.

Pegando el salto de popularidad, el autor recorre la parte rockera de Gustavo Cerati, ya con la consagración de Soda Stereo entre los elegidos. “Está el Gustavo que sale al escenario con peinados espumosos y que con sus canciones desata una fiebre que pronto se extiende por el resto de Latinoamérica. Está el artista que en Canción Animal se pone a la altura de leyendas como Luis Alberto Spinetta y Charly García. Están el padre de familia, el hijo, el hermano, el amigo, el hombre guiado por sus deseos y obsesiones, el músico que vive la fantasía rockera de giras, fanáticas y juventud eterna“.

Si bien se trata de una biografía no oficial, Morris contó con el nexo principal y necesario para entender partes claves de la infancia de Gustavo, como ser su mamá Lillián y su tía Dora: “Hablé mucho con Lillian Clarke. Fui algunas veces a su casa de Villa Ortúzar a tomar el té y me mostró el cuarto de la infancia de Gustavo. También hablé por teléfono varias veces para chequear dudas a medida que avanzaba con la escritura. Su apellido es de origen irlandés y le gustó que mi apellido también fuera británico. Ella fue la llave para la infancia de Gustavo (con qué jugaba cuando era chico, qué dibujaba, la guitarra que le compraron porque un piano era muy caro…), pero también para la historia familiar más macro: cómo ella trabajando como taquidactilógrafa en ESSO conoció a un empleado ascendente del área contable que se llamaba Juan José Cerati, que después de trabajar se tomaba el mismo tranvía que ella a Mataderos, aunque en realidad él vivía en una pensión en el centro“.

Consultado sobre si el resto de la familia de Gustavo está en conocimiento de este trabajo, Juan explica que sí, “siempre supieron que yo estaba trabajando en este libro y tuve algún contacto, pero entendí que el estado de coma de Gustavo volvía la situación muy sensible para todos y preferí ser lo menos invasivo posible“.

Como comentábamos anteriormente, es imposible que el trabajo de tantos años en la biografía de un artista emblemático no sólo para la escena local argentina, sino para todo el continente latinoamericano, no cree un nexo entre el autor y Gustavo. Juan vive una sensación extraña al respecto. “De alguna manera, conviví mentalmente con él durante estos últimos años. Es raro llegar a un nivel tan profundo de compenetración con la vida de alguien: era una nube de miles de datos, interconexiones y gente flotando en mi cabeza, una especie de película“, nos confiesa. “El libro, las historias que me iban contando, la forma que fui encontrando de armar el relato, era una especie de realidad paralela que habité durante este tiempo“.

La admiración por el artista terminó fortaleciéndose al conocer de lleno su vida detrás de los escenarios. “Lo que más me atrajo y me fascinó de Gustavo fue cómo se desarrolló a sí mismo como artista. A diferencia de Charly García, cuando era chico él no era un niño superdotado que podía distinguir en qué nota sonaban las cosas o qué cuerda estaba desafinada: era un chico común y corriente. De hecho, cuando empezó Soda Stereo él tenía grandes ambiciones pero todavía no se había desarrollado como artista: esa evolución se fue dando disco a disco. Si escuchas los primeros dos álbum de Soda no sé si hay un gran artista detrás, hay algunos destellos, pero la curva de crecimiento empieza a profundizarse a partir de Signos, Doble Vida y en Canción Animal algo termina de soterrase definitivamente dentro suyo. Todo lo que viene después es casi perfecto“.

También me atrajo su perfeccionismo: parte de su talento era el enorme superyo que lo empujaba, una mezcla poderosa de pasión, obsesión y talento que lo llevaba muy lejos. Una vez, uno de los técnicos que trabajaban con él en el Unísono me dijo: “Era un profesional salvaje, en el estudio no tenía amarras”. Me pareció una definición muy ajustada. Porque además era ultra profesional. Su padre había pasado de vivir en una pensión a convertirse en ejecutivo de ESSO en base esfuerzo y trabajo, y Gustavo hizo lo mismo. Nadie a su alrededor trabajaba más que él“.

Este libro es el primero escrito por Juan Morris, y casualmente, resulta la primer biografía escrita sobre Gustavo Cerati que pueda abarcar toda su vida. Editorial Sudamericana es la encargada de lanzarlo en Argentina durante este mes de Agosto, y en Chile, Colombia y México durante Septiembre. Se espera también que esté a la venta en Perú y Uruguay antes de fin de año.

La recomendación está hecha. “Cerati: La Biografía”, merece ser leído.

Allan Kelly Márquez

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Publican el libro «Cerati, la biografía» de Juan Morris

Juan Morris presenta “Cerati: La Biografía”, como resultado de un trabajo de cuatro años y medio. “Fue un largo proceso de investigación, con entrevistas y una inmersión profunda en la vida y en la obra de Gustavo. Miles de horas de escritura y correcciones, más entrevistas, muchos descubrimientos y reescritura durante la semana, fines de semanas, viajes y vacaciones“, nos comenta el propio Morris.

Realizar una biografía personal de un personaje tan reconocido representa un desafío que no muchos se animan a atravesar, porque el autor termina siendo parte, indirectamente, del mundo del artista al que quiere reproducir. “Durante la escritura uno intenta llegar al punto de poder entender qué sentía Gustavo, si creía en Dios, qué cosas lo obsesionaban, cuáles eran sus miedos, sus pasiones, sus debilidades y cómo todo eso de alguna forma definió su vida“, nos cuenta Juan.

El proceso de elaboración de este libro encontró a Morris entrevistando a diferentes personas que representan los distintos aspectos de la vida de Cerati: “Tuve hasta quince, veinte entrevistas con algunas personas cercanas a Gustavo. Las sesiones de entrevista han llegado a durar desde dos horas hasta casi un día entero, desde el mediodía hasta la medianoche. Busqué a sus compañeros de la primaria y secundaria. A su compañero de banco y al que se sentaba atrás, con los que tocaba la guitarra en Acción Católica, en la época en la que para sus amigos Gustavo era Melena. Al compañero que le hizo escuchar los primeros discos de Genesis. A Tashi, la novia de los primeros tiempos de Soda Stereo, de la que Gustavo tomó el look de peinados espumosos y el maquillaje para el grupo. La novia de la época de Signos, con la que casi se casa y con la que se mudó a un edificio que tenía una cúpula (de ahí la canción). Hablé con ex novias que fueron importantes en cada etapa de su vida, compañeros de facultad, gente de su pasado que me abría puertas hacia historias desconocidas, músicos con los que tocó, sus amigos más íntimos como Adrián Taverna, Richard Coleman y Eduardo Capilla, las mujeres más importantes de su vida, etcétera“. Tras la recopilación de vivencias, anécdotas y comentarios, hubo una instancia de revisión y chequeo de datos con amigos de Gustavo, músicos, especialistas y fanáticos.

El libro, que consta de más de 300 páginas, representará para el lector una oportunidad sincera de conocer al hombre detrás del mito llamado Gustavo Cerati. “Es una reconstrucción de su vida en todas las dimensiones posibles. Un libro así requiere desplegar dentro del relato todos las planos que se conjugan simultáneamente: su estado emocional en cada etapa, su evolución artística disco a disco y el contexto artístico, político y social en el que todo eso sucedía“.

Para entender la importancia de las bases en las que se cimentó la vida y carrera de Cerati, Morris recorre incluso los aspectos más relevantes de la relación entre Juan José y Lillián, los padres de Gustavo: “En el libro está su abuelo que llegó desde Italia después de la Primera Guerra Mundial, la historia de amor entre sus padres y su nacimiento. Está el chico que nace en una familia de clase media baja de Barracas durante el peronismo, la infancia en un colegio parroquial de Villa Ortúzar leyendo historias de ovnis, el adolescente que escucha con fascinación a Pescado Rabioso y al que un día su padre le regala una guitarra eléctrica y el joven que estudia Publicidad mientras ensaya con dos amigos arriba de un garage imitando a The Police“.

Pegando el salto de popularidad, el autor recorre la parte rockera de Gustavo Cerati, ya con la consagración de Soda Stereo entre los elegidos. “Está el Gustavo que sale al escenario con peinados espumosos y que con sus canciones desata una fiebre que pronto se extiende por el resto de Latinoamérica. Está el artista que en Canción Animal se pone a la altura de leyendas como Luis Alberto Spinetta y Charly García. Están el padre de familia, el hijo, el hermano, el amigo, el hombre guiado por sus deseos y obsesiones, el músico que vive la fantasía rockera de giras, fanáticas y juventud eterna“.

Si bien se trata de una biografía no oficial, Morris contó con el nexo principal y necesario para entender partes claves de la infancia de Gustavo, como ser su mamá Lillián y su tía Dora: “Hablé mucho con Lillian Clarke. Fui algunas veces a su casa de Villa Ortúzar a tomar el té y me mostró el cuarto de la infancia de Gustavo. También hablé por teléfono varias veces para chequear dudas a medida que avanzaba con la escritura. Su apellido es de origen irlandés y le gustó que mi apellido también fuera británico. Ella fue la llave para la infancia de Gustavo (con qué jugaba cuando era chico, qué dibujaba, la guitarra que le compraron porque un piano era muy caro…), pero también para la historia familiar más macro: cómo ella trabajando como taquidactilógrafa en ESSO conoció a un empleado ascendente del área contable que se llamaba Juan José Cerati, que después de trabajar se tomaba el mismo tranvía que ella a Mataderos, aunque en realidad él vivía en una pensión en el centro“.

Consultado sobre si el resto de la familia de Gustavo está en conocimiento de este trabajo, Juan explica que sí, “siempre supieron que yo estaba trabajando en este libro y tuve algún contacto, pero entendí que el estado de coma de Gustavo volvía la situación muy sensible para todos y preferí ser lo menos invasivo posible“.

Como comentábamos anteriormente, es imposible que el trabajo de tantos años en la biografía de un artista emblemático no sólo para la escena local argentina, sino para todo el continente latinoamericano, no cree un nexo entre el autor y Gustavo. Juan vive una sensación extraña al respecto. “De alguna manera, conviví mentalmente con él durante estos últimos años. Es raro llegar a un nivel tan profundo de compenetración con la vida de alguien: era una nube de miles de datos, interconexiones y gente flotando en mi cabeza, una especie de película“, nos confiesa. “El libro, las historias que me iban contando, la forma que fui encontrando de armar el relato, era una especie de realidad paralela que habité durante este tiempo“.

La admiración por el artista terminó fortaleciéndose al conocer de lleno su vida detrás de los escenarios. “Lo que más me atrajo y me fascinó de Gustavo fue cómo se desarrolló a sí mismo como artista. A diferencia de Charly García, cuando era chico él no era un niño superdotado que podía distinguir en qué nota sonaban las cosas o qué cuerda estaba desafinada: era un chico común y corriente. De hecho, cuando empezó Soda Stereo él tenía grandes ambiciones pero todavía no se había desarrollado como artista: esa evolución se fue dando disco a disco. Si escuchas los primeros dos álbum de Soda no sé si hay un gran artista detrás, hay algunos destellos, pero la curva de crecimiento empieza a profundizarse a partir de Signos, Doble Vida y en Canción Animal algo termina de soterrase definitivamente dentro suyo. Todo lo que viene después es casi perfecto“.

También me atrajo su perfeccionismo: parte de su talento era el enorme superyo que lo empujaba, una mezcla poderosa de pasión, obsesión y talento que lo llevaba muy lejos. Una vez, uno de los técnicos que trabajaban con él en el Unísono me dijo: “Era un profesional salvaje, en el estudio no tenía amarras”. Me pareció una definición muy ajustada. Porque además era ultra profesional. Su padre había pasado de vivir en una pensión a convertirse en ejecutivo de ESSO en base esfuerzo y trabajo, y Gustavo hizo lo mismo. Nadie a su alrededor trabajaba más que él“.

Este libro es el primero escrito por Juan Morris, y casualmente, resulta la primer biografía escrita sobre Gustavo Cerati que pueda abarcar toda su vida. Editorial Sudamericana es la encargada de lanzarlo en Argentina durante este mes de Agosto, y en Chile, Colombia y México durante Septiembre. Se espera también que esté a la venta en Perú y Uruguay antes de fin de año.

La recomendación está hecha. “Cerati: La Biografía”, merece ser leído.

Allan Kelly Márquez

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