Días atrás, Fernando Nalé, bajista actual del Indio Solari y Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado, fue entrevistado por “Rascacielos”, el podcast conducido por Matías Ponfil y Gonzalo Siddig que repasa la historia y biografía de muchos de los artistas más renombradas del rock argentino.
Cuando hablamos de Fernando Nalé, inevitablemente debemos asociarlo a la figura y presencia de Gustavo Cerati. “Mr. Nale” (“Mister Neil“, según pronunciaba Gustavo al presentarlo durante los shows) fue parte de toda la carrera solista del ex Soda Stereo tras la separación del trío en 1997. Ese lujo es exclusivo de Fernando, ningún otro músico repitió en las formaciones que armó Cerati desde la edición de Bocanada hasta la gira Fuerza natural.
Nalé escuchaba a Soda Stereo desde 1985. “Los ví por primera vez en 1988 cuando cerraron en el Festival por la Democracia”. Recuerda que abrieron con “Juegos de seducción”, casualmente, el mismo tema con el que abrió algunos shows de la gira Ahí vamos: “Fue muy especial iniciar los recitales de esa manera”.
¿Pero cómo llegó a integrar las bandas solistas de Cerati? Simple, buscando él mismo abrir la puerta. “A Gustavo lo fui a buscar yo -relata-; entendí que iba a formar una banda post 1997. Me acuerdo que después hizo un show electrónico con Plan V y fui a ese show. Era un festival donde, con los Kuryaki, tocábamos el día anterior o posterior. Era un día de funk y otro día de electrónica”.
¿Vos ya habías tenido contacto con él?
– Sí, me lo había presentado Tweety (González) en un ascensor (risas), alto momento. Igual ya lo conocía en persona. Cuando estábamos grabando Horno, el segundo disco de los Kuryaki, que fue el primero que yo grabé. Lo grabamos en el estudio de Soda, en Supersónico. Y un día pasó Gustavo a hablar algo con Tweety y todos quedamos medio WOOOW. Después, en una gira donde compartimos unos shows en Colombia, estábamos en el mismo hotel. Justo subo en el ascensor y estaban Tweety y Gustavo, fue un montón. Eso habrá sido en 1996, en la última gira de Soda, la del unplugged, el show eléctrico. En 1998, después del “Último Concierto”, toca Cerati con Plan V en este festival y dije “¡uh, voy”. Fui, lo veo con sus máquinas, con sus dos parteners, sus socios. Y de repente se cuelga la viola… veo que salen Leo y Flavio a tocar con él. Hicieron “Tu medicina”, “Sweet sahumerio” y una jam. Y dije, “bueno, falta la base, es ahora”. Ahí le pedí a Adrián (Taverna) y a Barakus si podía hablar con él.
¿Se acordaba que te había conocido?
– No, no sé. Yo me presenté como el bajista de los Kuryaki. Le dije que quería tocar con él, que si iba a armar algo, que me pruebe. Me tomó el teléfono y un par de meses después me llamó.
Aquel encuentro se dio previo a que los Illya Kuryaki grabaran Leche. El propio Fernando se encargó de enfrentar a Emmanuel Horvilleur y Dante Spinetta para avisarles que había tomado una decisión: “Previo a la audición fui a hablar con los chicos. Obviamente no es lo más copado que te vengan a decir. Yo estaba además desde hacía 7 años, 8, pero lo entendieron”.
Sos el miembro que se repitió a lo largo de los discos de Gustavo, ¿qué significa eso para vos?
– Y… es un honor.
¿Por qué crees que sucedió eso?
– Mirá, cuando fui a la audición su forma de decirme que estaba adentro fue “me encantó como tocás”. Ya con eso… entiendo que a él le gustó cómo interpretaba su música. Creo que le gustaba cómo yo me metía en su música.
Tras Bocanada, Siempre es hoy, Reversiones y la explosión de Ahí vamos, Gustavo Cerati se subió a la burbuja en el tiempo que marcó el regreso de Soda Stereo en un 2007 que lo tuvo sin lugar a dudas en la cresta de la ola. Para Fernando fue la posibilidad real de bajar algunos cambios y encarar infiernos personales: “Previo a la grabación de Fuerza natural yo estaba en tratamiento”, confiesa. “Estaba volviendo de la locura, de la despersonalización, del bardo de las drogas, y estuve un año sin tocar ni el timbre. Entre 2007 y 2008 no toqué nada, de hecho me perdí la vuelta de Soda, no pude ir. Tampoco pude ir a ver a The Police, cosa que me molestó de sobremanera, pero estaba en tratamiento, no podía ir a ningún lado”.
Cerati retomó su carrera solista y preparó el que a la postre sería su último trabajo discográfico. “Yo me estaba recuperando – continúa Nalé -, y cuando Gustavo decide arrancar de nuevo como solista me contacta y le explico, “mirá, viene así la mano”. Me dijeron “todo bien Fer, ¿vos querés tocar con Cerati de nuevo? Cerati tiene que venir a hablar con nosotros”. Así, todo bien pero estricto. Entonces le dije a Gustavo, “mirá, las cosas son así” y Gustavo, divino, vino a hablar con mis terapeutas, a garantizarles que el ambiente iba a estar tranqui cuando yo fuera”.
Fue un lindo gesto…
– Sí, increíble. Fue dos veces, una para la grabación y después para la gira, que yo ya estaba terminando el tratamiento. Fueron dos años y medio, una colimba pero buena onda y Gustavo se portó increíble conmigo.
¿Cómo era la dinámica en el estudio? ¿Gustavo dejaba volar a cada uno o era muy meticuloso y no te podías mover mucho de ahí?
– Las dos cosas (risas). Por lo general tenía el 80% del disco ya resuelto en la cabeza y demeado. El otro 20% era donde nos dejaba a nosotros soltarnos. Y de esa libertad de cada uno, él tomaba esto, esto y aquello. Era obsesivo, pero así sonaba también. Había presión, pero era parte de estar ahí. No era juntarse a zapar y ya está, estábamos tras un objetivo. Es un parámetro de otro parámetro, de otro parámetro, de otro parámetro. Para vos, pero también tenías que escuchar cuál era el parámetro para él y para cada uno. Yo escuchaba lo que le marcaba Gus a Lean, por ejemplo, o a Sama, a quien sea, y sacabas data de ahí también. Por ejemplo, para Fuerza natural Gustavo había estado escuchando mucho folk psicodélico y yo en la puta vida había escuchado folk psicodélico (risas). Había escuchado o folk, o psicodélico, entonces escuchar todo un estilo nuevo que había curtido y tratar de entender qué de ese estilo a él le copa. Y de lo que él quisiera aplicar, qué podía yo… genuinamente… interpretar. Era un laburo mental muy exigente en etapas, pero con un método muy claro.
¿Lo que él había demeado ya tenía mucho que ver con lo que quería que interpreten?
– Diría que el estilo folk psicodélico era lo que a él lo había inspirado, no era estrictamente lo que él quería hacer. Era una de sus inspiraciones en ese momento.
¿Recordás cuánto duró la grabación de Fuerza natural?
– Como estaba en tratamiento yo iba solo los días de bajo. No sé cuánto duró, pero la de Ahí vamos sí que duró… duró un montón. Gustavo era muy obsesivo para grabar, todas las grabaciones duraban meses.
¿Cómo veías a Gustavo durante la gira Fuerza natural? ¿Lo notabas distinto, lo notabas cansado, lo notabas desgastado?
– No, yo lo notaba muy contento. Estaba muy feliz con su disco y con la gira. Sentí que estaba muy liberado. Es un disco que no es decididamente tecno, no es decididamente rockero, no es decididamente folclórico, es un disco variopinto. En eso, yo le dije una vez, tenía algo que ver con Bocanada en lo variopinto. Pero a diferencia de Bocanada, no tenía la presión de que era su primer disco solista después de Soda. Esto era su primer disco solista después de la vuelta de Soda, entonces estaba como disfrutando cada momento, así es cómo lo veía.
Aparte, la gente a veces piensa que es fácil componer canciones, que es fácil sacar un disco, y realmente no lo es. Y Gustavo de repente te sacaba un disco completo, después de la vuelta de Soda, con esa calidad, con esa complejidad de composición, cómo no iba a estar contento. En sus metas personales estaba cada vez más avanzado.
– Sí, el dijo también que estaba muy orgulloso.
Lo dijo en la presentación de prensa. El decía muchas cosas que quedaron resonando en la cabeza de la gente, “si este fuera mi último disco… si yo me retirara ahora”. ¿A ustedes, en tiempo real, no les llamó la atención eso?
– Yo lo ví después eso que grabó frente a la cámara. Fui ese día a la presentación del disco pero no lo ví, lo ví después.
¿Te chocó?
– Es como que me llegó un poco las sincronías de Jung. De hecho, la carta que le escribió el Indio cuando Gustavo falleció, arranca con algo así como que los artistas saben cuando se están por ir. Empecé a atar cabos y algo de eso había. Pero en ese momento no me dí cuenta, no estaba tan consciente, estaba medicado, volviendo de mi historia, entonces no estaba tan permeable a la situación emocional de los demás.
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