«Laburar con Gustavo era buenísimo. El generaba una situación en el estudio, y con la gente con la que estaba, en la que uno entraba muy naturalmente«. El que tiene la palabra es Leandro Fresco, quien desde 2002 en adelante, fue partícipe directo en las bandas solistas que Gustavo Cerati armó para grabar sus discos, salir de gira, e incluso volver con Soda Stereo allá por 2007. «Yo en un momento me plantée “no puedo mirar a este pibe como un ídolo todo el tiempo”, porque si iba a estar encerrado entre cuatro paredes chupándole las medias como lo hacía el mundo entero, iba a ser insostenible. Lo mejor iba a ser que yo lo conociera a él, y que él me conociera a mí, con todo lo bueno y malo que teníamos. Ser yo mismo, sin creerme amigo de él, sino con una relación creativa«.
Quien lo entrevista es el periodista Gustavo Bove, a través de Instagram, para desmenuzar una vez más una de las épocas doradas del artista. «Yo sabía claramente que Gustavo era mi jefe y que me había dado un supuesto empleo. Pero en el momento de estar juntos no era algo implícito. Gustavo era un pibe super normal«, le cuenta. «Era un pibe super común, muy divertido, y cuando estaba en el estudio se convertía en otra cosa: le salía una intensidad y un talento abrumador. Era algo que le pasaba solamente a él. Con el resto tenía una relación muy tranquila, muy divertida, nos matábamos de risa«.
Para Fresco fue importante, y lo recuerda como tal, la percepción de cómo Cerati se plantaba frente a quienes lo acompañaban. De ello, obviamente, trasciende lo mejor del trabajo de cada uno. «Conmigo nunca se puso en una posición de “yo soy Gustavo Cerati y vos no”. No existía eso. Yo nunca me sentí ni avasallado, ni incómodo, ni nada. Recién cuando abríamos la puerta y salíamos hacia afuera y veíamos la reacción que tenía la gente con él, recién ahí te dabas cuenta que sí, que era Gustavo Cerati, la super estrella«.
De esa manera, el propio Leandro destaca también la comunión que había entre los integrantes de las bandas que Gustavo formaba, e incluye al propio Cerati en su descripción. «Había un clima muy bueno que también creo que lo generaba el propio Gustavo al armar las bandas como un ejército de gente que él conocía. Eso hacía que todo fuera muy fluído«.
Tras su participación en +Bien, y los sucesivos Siempre es hoy y Reversiones, surgió entre cuartos, charlas y experimentos, el proyecto Roken que unía, junto a unas laptos, la curiosidad de Gustavo Cerati, Flavio Etcheto, y el propio Leandro. «Roken surgió entre 2003 y 2004«, recuerda. «Me hubiera gustado un disco de Roken. Más que nada hoy en día. Pero fue re loco, sucedió así. Quedó medio como indocumentado, una etapa indocumentada. Nosotros sabíamos que era un proyecto que se iba a ir cortando por los discos solistas de Gustavo, pero que después eventualmente siempre aparecía. Entonces estábamos relajados, “bueno, hacemos el disco más adelante”. Estábamos todo el tiempo hablando del tema, “ya va a salir el disco”. Pero después por otros tiempos no. Nos juntábamos en un cuarto a hacer esas creaciones musicales y pasarlo bien«.
Finalmente no sucedió. Tras aquellos encuentros Gustavo comenzó a trabajar en Ahí vamos, el disco más exitoso de su carrera solista, e inmediatamente sobrevino la gira reencuentro de Soda Stereo, con la que volvió a conquistar (como si fuera necesario) el continente. «Lo único que pensé cuando Gustavo me propuso tocar con Soda es que me daba pena no ver el show desde el lado del público. Dije, “wow, vuelve Soda, 2007, super-mega-producción, va a estar buenísimo, y no voy a poder verlo desde la gente”«, confiesa. «Eso fue lo único que pensé«.
El desafío de volver a la escena con Soda no fue una presión, incluso a sabiendas de lo que representaba. Para Leandro la seguridad de Gustavo fue vital. «Veníamos con el envión de Ahí vamos, de disco, gira, disco, gira. Ya había grabado tres discos con él, así que fue sencillo. Dije, “si el jefe quiere que toque, es porque piensa que lo puedo hacer bien”. Estaba tranquilo, porque había muchos ensayos, y porque él realmente no nos iba a dejar salir a la cancha si la máquina no estaba aceitada. Uno podía confiar en eso«.
Finalmente, confiesa hoy, pudo disfrutarlo plenamente. Tanto, que debió replantearse cada tanto el lugar donde estaba, para revalorizarlo completamente. «En Me verás volver me divertí, de hecho tuve que hacer trabajo para tomármelo como un laburo. Tenía que recordarme todo el tiempo que en realidad estaba trabajando, porque era muy loco, muy divertido. El clima era muy copado, entonces no se podía creer que eso fuera trabajar«.
El paso del tiempo permite tomar nuevas posturas respecto de lo vivido. La trascendencia cobra sentido pero además, de alguna manera, se cae en dónde uno fue parte, y cuánto de ello tiene relevancia. Para Fresco, a 12 años de su edición, Fuerza natural es uno de los trabajos más logrados de Cerati. «Me parece un discazo«, decreta. «Me parece que no tenía nada que ver con lo que Gustavo venía haciendo. Hoy lo veo como un paso más en su carrera«.
Sabiendo que fue el último trabajo discográfico de Cerati, y al haber pasado tantos años, la pregunta cae de madura, pero no obtiene una respuesta clara. «Lo que siempre me pregunto es cómo hubiera sido el disco siguiente de Cerati, el disco tras Fuerza natural«, confiesa sonriendo Leandro. Y redobla la apuesta: «Ya esta altura, después de tanto tiempo, quizás tendríamos como siete discos más de Gustavo. Y a veces me pongo a pensar cómo hubieran sido todos esos discos. Qué hubiera pensado del trap. Qué hubiera pensado del giro que dio todo, qué estaríamos tocando ahora«.
Esa curiosidad característica de Gustavo es la que, sin dudarlo, evoca su trascendencia. Su ausencia, sin ser tal, magnifica el tamaño de su obra y de su propia presencia. Para Fresco es evidente. «La explicación a la trascendencia de Gustavo es su música. Es como uno de esos tipos que nacen cada 50 años. Gustavo es eterno en ese sentido. Es algo que no todos consiguen. Principalmente por la música, pero también por cómo era, por un conjunto de cosas aún más inexplicables que no podría enumerar. Hay algo que hace que tenga como más fuerza hoy, porque Gustavo ya se convirtió en un montón de otras cosas más. Es el fin de una era«.
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