ENREMOLINOS

Con «Sép7imo día» Soda Stereo vuelve a despertar al calor de las masas

Desde el 9 de marzo, en el Luna Park, Soda Stereo y el Cirque du Soleil harán historia juntos con Séptimo día, una obra que reúne a ambas entidades. Pero el espectáculo empezó hace unos días, no bien salieron a la venta las entradas. Y lo que experimentamos es una nueva Sodamanía. Si el show se realizara en River ya podríamos decir que se colmó la capacidad de tres estadios: 200 mil entradas vendidas, lo que equivale a 30 funciones en el viejo templo del boxeo.

Una vez finalizada la residencia en el Luna, la obra saldrá de gira tal como lo hacía Soda en los 80 y 90 o, ayer nomás, en 2007, en aquel regreso que describieron como una burbuja en el tiempo. En mayo desembarcará en Córdoba y luego iniciará su periplo por América latina: Lima, Santiago, Chile; Bogotá, el DF mexicano, Guadalajara y Monterrey. El año que viene habrá una segunda vuelta por Estados Unidos y otros países del continente.

En la sala-estudio-búnker de Charly Alberti muchas cosas llaman la atención de los ojos que ingresan por primera vez. Motos, cuadros con discos de oro, la revista Url que el baterista publicó por un tiempo a fines de los 90. Pero nada seduce más que una lista de canciones de Soda Stereo pegada contra una pared. Clásicos argentinos, latinoamericanos, canciones adheridas a nuestra piel. Son recuerdos, son familia, son presente y también son dolor. Gustavo Cerati es una figura recurrente, una presencia demasiado potente como para ser soslayada.

Estamos en Florida, a unas pocas cuadras de Unísono, el estudio que ideó, creó y construyó el hacedor de esas canciones que nos acompañarán por siempre. Sin duda su “fuerza natural” hizo lo suyo para que esta comunión entre el Cirque du Soleil y Soda Stereo se cristalizara.

Buena cosecha la de 1984. Ese año, mientras Soda Stereo sacaba su primer disco y florecía la primavera alfonsinista, en Canadá el Cirque du Soleil giraba con su ópera prima. Más de treinta años después los caminos de ambos se cruzarían.

Si bien hay antecedentes poderosos como Love (The Beatles) y One (Michael Jackson), es la primera vez que la compañía ideada por Guy Laliberté coproduce artísticamente un espectáculo con una banda y, claro está, la primerísima vez que lo hace con un grupo de América latina.

Es un homenaje a las viejas canciones de Soda“, asume Zeta Bosio. Es eso y es más: es el planeta Soda Stereo tal como lo está imaginando un equipo integrado por buena parte de la plana mayor del circo del sol, con Michel Laprise y Chantal Tremblay a la cabeza (directores de creación), más Dominique Lemieux (diseño de vestuario), Heather Shaw (diseño de set), Germain Guillemot (director de acrobacias), Hernán Nupieri (diseño de sonido) y Jazmín Calcarami (diseño de maquillaje), estos dos últimos tan argentinos como el trío que motivó el espectáculo.

Envueltos en la música

Dividido en cuadros, Séptimo día tendrá distintas situaciones acrobáticas, escenográficas y poéticas que acompañarán las canciones. Y la tarea de volver a esas gemas, seleccionar las que participarán de la obra, hurgar en las cintas originales, cortar y extender pasajes según amerite, está siendo llevada a cabo por Charly Alberti, Zeta Bosio y el sonidista histórico de Soda, Adrián Taverna. La familia Cerati acompaña y apoya este nuevo y original retorno del trío.

Nunca estuve tan alejado de Soda porque soy el que se encarga de las redes sociales“, cuenta Charly, quien en los últimos años -al frente de la ONG R21- giró por América latina, pero con otro propósito: alertar sobre los cambios climáticos e incentivar a que todos nos comprometamos con modificar nuestra conducta para lograr una “Latinoamérica sustentable”. “La verdad que viajar por el continente como promotor de la sustentabilidad también está cerca de lo que hacía con Soda, porque el contacto con el público sigue teniendo mucho de emocional. El chico que va a una conferencia por primera vez seguramente sea un fan acérrimo de la banda. El cariño de la gente nunca se fue, es más, se incrementó tremendamente a partir de lo que pasó con Gustavo. Te abrazan el doble, te quieren el doble, te valoran el doble.

Después de la gira de 2007, en la cabeza del trío rondaba la idea de volver cada cinco años a Soda, algo así como lo que hacen los Fabulosos Cadillacs. “Nos quedamos con la idea de volver cada cinco años, ese era el plan -asegura Charly-. Nos había gustado tanto, nos habíamos llevado tan bien y solucionado nuestros problemas de saturación… Soda se separó por eso, no por una pelea, por saturación. Crecimos juntos, fueron viente años todos los días juntos y un día, como una pareja, dijimos no va más“. Pero una pareja de tres.

Sí, se barajó la idea“, admite luego Zeta. El bajista llega tarde a la cita -una mañana fría, lluviosa, desangelada- y eso no sorprende a los que lo conocen. “¿Siempre empezás tan temprano?“, le pregunta a Charly no bien es recibido por el dueño de casa. Ya sin abrigo y dispuesto a conversar, se explaya: “Fue tan interesante lo que pasó en la vuelta de Soda que nos sorprendió a nosotros mismos. Pensamos en la situación de la burbuja, que es lo que fue; pero cuando terminó dijimos: «qué lástima, la estamos pasando tan bien». Es como si hubieran desparecido los fantasmas que hacían que las cosas se nublaran. Eso daba pie a la incógnita. ¿Cómo sería un disco nuevo de Soda si nos poníamos a trabajar en eso? Porque Gustavo hacía muchos años que estaba trabajando solo. Volver a hacerlo con el grupo hubiera sido refrescante“.

Emoción a flor de piel

Recurrir a las cintas originales de cada disco de estudio del trío resultó tan necesario para emprender la producción musical de la obra como conmovedor. Aún hoy, después de meses de trabajar en estudio con el material, Charly y Zeta se muestran conmovidos. “Tiene algo muy especial este show y es el reencontrarnos con la historia viva de nuestra música -comenta Charly-. Primero digitalizamos las cintas originales antes de que se estropearan definitivamente y ahora estamos trabajando con esas grabaciones. Y es como entrar en una máquina del tiempo. En el momento que ponés Vitaminas (“Te hacen falta vitaminas”) y escuchás la batería sola, la guitarra sola, la voz de Gustavo, lo que decíamos en el medio? Es fascinante volver a pulir y a trabajar sobre esas joyas“, asegura.

Para Zeta, este proyecto que nació como una idea tripartita entre Roberto Costa (fundador y presidente de PopArt Music), Daniel Kon (manager de Soda y director de Triple Producciones) y Diego Sáenz, (ex mánager de producción de Soda y actual CEO de Popart Music) que logró captar la atención del Cirque, se va a cristalizar como un “viaje onírico, una especie de sueño 3D. Hay una historia pero básicamente se trata de sensaciones que se producen a través de las canciones y en la interacción con la gente. Porque va a ser muy importante el público. Algunos van a estar prácticamente en el escenario“.

Charly y Zeta fantasean con la idea de “ver a Soda desde la butaca“. Y algo así sucederá a partir del 9 de marzo, cuando empiece a rodar Séptimo Día. En el aire queda flotando una pregunta: ¿qué pensaría Gustavo Cerati de esta comunión entre el trío y el circo? “A Gustavo le encantaban los proyectos insólitos -comenta Zeta-. Tanto con el grupo como con su carrera solista siempre aceptó desafíos de situaciones que muchos hubiesen evitado. Esto le hubiera fascinado. Que tus viejos temas puedan tener este homenaje artístico? Los cuadros son tan bonitos que constituyen un tributo a las canciones y él no hubiera dicho que no. Pero no puedo dejar de pensar que si estuviese Gustavo quizás estaríamos pensando en hacer un nuevo disco de Soda.

| Por: La Nación |

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Desde el 9 de marzo, en el Luna Park, Soda Stereo y el Cirque du Soleil harán historia juntos con Séptimo día, una obra que reúne a ambas entidades. Pero el espectáculo empezó hace unos días, no bien salieron a la venta las entradas. Y lo que experimentamos es una nueva Sodamanía. Si el show se realizara en River ya podríamos decir que se colmó la capacidad de tres estadios: 200 mil entradas vendidas, lo que equivale a 30 funciones en el viejo templo del boxeo.

Una vez finalizada la residencia en el Luna, la obra saldrá de gira tal como lo hacía Soda en los 80 y 90 o, ayer nomás, en 2007, en aquel regreso que describieron como una burbuja en el tiempo. En mayo desembarcará en Córdoba y luego iniciará su periplo por América latina: Lima, Santiago, Chile; Bogotá, el DF mexicano, Guadalajara y Monterrey. El año que viene habrá una segunda vuelta por Estados Unidos y otros países del continente.

En la sala-estudio-búnker de Charly Alberti muchas cosas llaman la atención de los ojos que ingresan por primera vez. Motos, cuadros con discos de oro, la revista Url que el baterista publicó por un tiempo a fines de los 90. Pero nada seduce más que una lista de canciones de Soda Stereo pegada contra una pared. Clásicos argentinos, latinoamericanos, canciones adheridas a nuestra piel. Son recuerdos, son familia, son presente y también son dolor. Gustavo Cerati es una figura recurrente, una presencia demasiado potente como para ser soslayada.

Estamos en Florida, a unas pocas cuadras de Unísono, el estudio que ideó, creó y construyó el hacedor de esas canciones que nos acompañarán por siempre. Sin duda su “fuerza natural” hizo lo suyo para que esta comunión entre el Cirque du Soleil y Soda Stereo se cristalizara.

Buena cosecha la de 1984. Ese año, mientras Soda Stereo sacaba su primer disco y florecía la primavera alfonsinista, en Canadá el Cirque du Soleil giraba con su ópera prima. Más de treinta años después los caminos de ambos se cruzarían.

Si bien hay antecedentes poderosos como Love (The Beatles) y One (Michael Jackson), es la primera vez que la compañía ideada por Guy Laliberté coproduce artísticamente un espectáculo con una banda y, claro está, la primerísima vez que lo hace con un grupo de América latina.

Es un homenaje a las viejas canciones de Soda“, asume Zeta Bosio. Es eso y es más: es el planeta Soda Stereo tal como lo está imaginando un equipo integrado por buena parte de la plana mayor del circo del sol, con Michel Laprise y Chantal Tremblay a la cabeza (directores de creación), más Dominique Lemieux (diseño de vestuario), Heather Shaw (diseño de set), Germain Guillemot (director de acrobacias), Hernán Nupieri (diseño de sonido) y Jazmín Calcarami (diseño de maquillaje), estos dos últimos tan argentinos como el trío que motivó el espectáculo.

Envueltos en la música

Dividido en cuadros, Séptimo día tendrá distintas situaciones acrobáticas, escenográficas y poéticas que acompañarán las canciones. Y la tarea de volver a esas gemas, seleccionar las que participarán de la obra, hurgar en las cintas originales, cortar y extender pasajes según amerite, está siendo llevada a cabo por Charly Alberti, Zeta Bosio y el sonidista histórico de Soda, Adrián Taverna. La familia Cerati acompaña y apoya este nuevo y original retorno del trío.

Nunca estuve tan alejado de Soda porque soy el que se encarga de las redes sociales“, cuenta Charly, quien en los últimos años -al frente de la ONG R21- giró por América latina, pero con otro propósito: alertar sobre los cambios climáticos e incentivar a que todos nos comprometamos con modificar nuestra conducta para lograr una “Latinoamérica sustentable”. “La verdad que viajar por el continente como promotor de la sustentabilidad también está cerca de lo que hacía con Soda, porque el contacto con el público sigue teniendo mucho de emocional. El chico que va a una conferencia por primera vez seguramente sea un fan acérrimo de la banda. El cariño de la gente nunca se fue, es más, se incrementó tremendamente a partir de lo que pasó con Gustavo. Te abrazan el doble, te quieren el doble, te valoran el doble.

Después de la gira de 2007, en la cabeza del trío rondaba la idea de volver cada cinco años a Soda, algo así como lo que hacen los Fabulosos Cadillacs. “Nos quedamos con la idea de volver cada cinco años, ese era el plan -asegura Charly-. Nos había gustado tanto, nos habíamos llevado tan bien y solucionado nuestros problemas de saturación… Soda se separó por eso, no por una pelea, por saturación. Crecimos juntos, fueron viente años todos los días juntos y un día, como una pareja, dijimos no va más“. Pero una pareja de tres.

Sí, se barajó la idea“, admite luego Zeta. El bajista llega tarde a la cita -una mañana fría, lluviosa, desangelada- y eso no sorprende a los que lo conocen. “¿Siempre empezás tan temprano?“, le pregunta a Charly no bien es recibido por el dueño de casa. Ya sin abrigo y dispuesto a conversar, se explaya: “Fue tan interesante lo que pasó en la vuelta de Soda que nos sorprendió a nosotros mismos. Pensamos en la situación de la burbuja, que es lo que fue; pero cuando terminó dijimos: «qué lástima, la estamos pasando tan bien». Es como si hubieran desparecido los fantasmas que hacían que las cosas se nublaran. Eso daba pie a la incógnita. ¿Cómo sería un disco nuevo de Soda si nos poníamos a trabajar en eso? Porque Gustavo hacía muchos años que estaba trabajando solo. Volver a hacerlo con el grupo hubiera sido refrescante“.

Emoción a flor de piel

Recurrir a las cintas originales de cada disco de estudio del trío resultó tan necesario para emprender la producción musical de la obra como conmovedor. Aún hoy, después de meses de trabajar en estudio con el material, Charly y Zeta se muestran conmovidos. “Tiene algo muy especial este show y es el reencontrarnos con la historia viva de nuestra música -comenta Charly-. Primero digitalizamos las cintas originales antes de que se estropearan definitivamente y ahora estamos trabajando con esas grabaciones. Y es como entrar en una máquina del tiempo. En el momento que ponés Vitaminas (“Te hacen falta vitaminas”) y escuchás la batería sola, la guitarra sola, la voz de Gustavo, lo que decíamos en el medio? Es fascinante volver a pulir y a trabajar sobre esas joyas“, asegura.

Para Zeta, este proyecto que nació como una idea tripartita entre Roberto Costa (fundador y presidente de PopArt Music), Daniel Kon (manager de Soda y director de Triple Producciones) y Diego Sáenz, (ex mánager de producción de Soda y actual CEO de Popart Music) que logró captar la atención del Cirque, se va a cristalizar como un “viaje onírico, una especie de sueño 3D. Hay una historia pero básicamente se trata de sensaciones que se producen a través de las canciones y en la interacción con la gente. Porque va a ser muy importante el público. Algunos van a estar prácticamente en el escenario“.

Charly y Zeta fantasean con la idea de “ver a Soda desde la butaca“. Y algo así sucederá a partir del 9 de marzo, cuando empiece a rodar Séptimo Día. En el aire queda flotando una pregunta: ¿qué pensaría Gustavo Cerati de esta comunión entre el trío y el circo? “A Gustavo le encantaban los proyectos insólitos -comenta Zeta-. Tanto con el grupo como con su carrera solista siempre aceptó desafíos de situaciones que muchos hubiesen evitado. Esto le hubiera fascinado. Que tus viejos temas puedan tener este homenaje artístico? Los cuadros son tan bonitos que constituyen un tributo a las canciones y él no hubiera dicho que no. Pero no puedo dejar de pensar que si estuviese Gustavo quizás estaríamos pensando en hacer un nuevo disco de Soda.

| Por: La Nación |

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