Adrián Taverna, histórico ingeniero de sonido de Soda Stereo y Gustavo Cerati, y hoy partícipe de Sép7imo Día, brindó detalles y anécdotas en el programa “Una casa con 10 chinos” de la radio argentina Vorterix. Aquí la entrevista completa.
¿Qué rol estás cumpliendo en «Sép7imo Día»?
– Trabajo de productor artístico, no de ingeniero de sonido. Soy el productor artístico, por Zeta y Charly, de «Sép7imo Día». Desde hace dos años vengo juntando todo el material de Soda Stereo en todos sus formatos: multitracks, de dos pulgadas, cintas. En todos los formatos que teníamos de los discos originales, mas las grabaciones en vivo que teníamos de Me Verás Volver, de Ruido Blanco y del Ultimo Concierto. Estuve escuchando todo ese material de vuelta, digitalizandolo, seleccionando versiones que no son muy conocidas. Hay algunos temas de los cuales ya no existe el master, una costumbre argentina muy mala de no guardar las cosas, de no archivar. Por eso reconstruir nuestra historia, a todo nivel, es muy difícil. Pasa con libros, con todo en este país. Ahora sí quedo archivado lo de Soda Stereo.
Contanos cómo fue meterse entre los canadienses para poder explicarles qué es Soda Stereo…
– Empecemos por el principio: yo no tenía ni idea de qué era el Cirque du Soleil. Mi primera incursión fue esta, nunca me interesó demasiado. Hace algunos años me dijeron que estaban pensando en hacer un espectáculo del Cirque con la música de Soda. Y yo dije “Qué??”. Me dijeron que ibamos a ir a Las Vegas para que viera cómo es un show así. Me invitaron a ver Love de los Beatles, y dije “bueno, vamos”. Ahí conocí cómo era ese mundo, porque realmente lo que tiene este tipo de espectáculos es otra cosa. Ahora no me voy a hacer el experto, pero lo que yo ví es otra cosa. Dije “ah, se pueden hacer cosas diferentes y con una calidad y precisión de relojería”.
Vos debés ser uno de los tipos con mas práctica y que más saben de sonido en la Argentina. Debe ser fuerte llegar a un lugar y decir “esto no lo había escuchado nunca”.
– Mirá, me sorprendí muchísimo. He visto conciertos, he grabado discos en varias partes del mundo, pero esto es diferente. Y conocer la trastienda de cómo se arma un espectáculo así es un lindo desafío. Lo ví así desde un primer momento, cuando entendí que era realmente lo que se quería hacer y tuve que aprender una cantidad de cosas cuando uno cree que ya sabe todo, tenés que aprender y con esto crecí muchísimo.
En la reunión número 1 donde se empezó a cranear este show, donde se empezó a construir la idea, era intentar que el Cirque du Soleil entendiera el concepto de Soda Stereo… ¿Cómo fue ese trabajo?
– La primer traba o barrera fue el idioma. Los canadienses son tipos muy extraños, fue mi primera conclusión (risas). Le mandamos un saludo a todos los canadienses (risas). Son una mezcla, no son gringos, no son franceses, no son ingleses, pero tienen esa mezcla. Entonces que interpreten las canciones de Soda era difícil. Nos pasa a todos los que escuchamos música en general: interpretar la letra no es traducirla literalmente, porque no significa lo mismo. Entonces ese trabajo fue importante.
Después, los creativos del circo no se centraron solamente en decir “¿qué dice esta letra?”. No era que les decíamos “ahí dice cae el sol, sale el sol” y entonces ellos iban a poner un sol que subía y bajaba. No era algo literal. No es un videoclip en vivo. Para mí fue una cosa nueva interactuar de esta manera.
¿Las canciones las propusieron ustedes, las propusieron ellos, ¿como fue?
– Te diría que el 95% son propuestas por nosotros. En realidad te diría el 100%…
Claro, pero aparecen temas como «Planta». Uno pensaría solamente en los clásicos de siempre. «Planta» no es hitazo, es un tema infernal pero no tan conocido. Ustedes pensaban “bueno, metamos esta gema en el show”, ¿o cómo era?
– En principio fue la idea de recorrer toda la carrera de Soda, de alguna manera, y el hecho de ir solamente a los mega hits realmente no era un desafíio. Hay temas que yo calculo que mucha gente no conoce porque no fueron muy difundidos. Y también estaba eso, de agregar un componente extra. Una parte que me gustó mucho del armado de todo esto es que yo teniendo, por ejemplo, horas y horas de escuchar nuevamente todo el material que me tocó vivir durante mi vida y mi carrera, pude mezclar shows de diferentes épocas en un mismo tema. Hay un tema que tiene partes del 87, partes del 97 y partes del 2007. Con la tecnología de hoy se puede hacer. Es mucho trabajo, pero es una de las medallitas que me voy a colgar con esto.
¿Podemos escuchar el tema «Séptimo Día», que da nombre al show, y que nos describas qué fuiste haciendo vos en esta canción reeditada?
– Yo hice primero el trailer, el anuncio de este espectáculo con este tema, y me dicen “esos sonidos no estaban en el tema”. Y yo les dije “todos estaban en el tema”. Lo que pasa que cambié los planos, cambié el orden. Fui buscando que tuviera otra forma.
Vos fuiste íntimo amigo de Gustavo, viviste toda su carrera profesional. Sabemos muy bien todo lo que viviste con él. De repente entrás a este proyecto y te toca recorrer nuevamente todos sus discos, su historia con Soda. Quería preguntarte: ¿qué te pasó durante todo este tiempo al volver a pasar por todo este mundo en referencia a eso?
– Uff, me pasó de todo. Cuando empecé a escuchar las cintas pasé por varios procesos contradictorios. En algún momento dije “no lo puedo hacer esto”. Me daba mucha nostalgia, me movía mucho escuchar la voz de él solo. Escuchar las canciones es una cosa, pero escuchar el track de la grabación, o cosas que decía Gustavo como “vamos de nuevo”, o escucharlo tosiendo antes de arrancar una canción, es diferente. A veces cuando no tenía la letra, pero tenía idea de la melodía, balbuceaba. Y escuchar eso de nuevo me mató. Muchas veces fui al estudio y me tuve que ir porque no podía seguir. Fue muy fuerte. Tuve que hacer muchas veces eso, dejaba las cosas y por dos o tres días no volvía a ir al estudio. Pero después pensaba que en definitiva iba a estar bueno lo que teníamos que hacer. Me fui amigando con toda esa situación, me empecé a sentir feliz. Pero al principio fue duro, fue triste.
¿Te pusiste a pensar qué hubiera hecho Gustavo en cada momento?
– Uhhh, sí, hasta hoy me lo sigo preguntando. Es muy difícil ponerse en esa situación. Pero fue una constante. Yo, por más que trabajamos juntos por más de 30 años, y aparte de tener una amistad con él, entiendo que su talento es irremplazable. Muchas veces me pregunto qué estaría haciendo hoy Gustavo, o me preguntaba “¿le gustará esto que estoy haciendo a él?”.
Hay muchos momentos de la voz de Gustavo hablando durante el show, ¿eso está sacado de algún recital o de estas tomas que vos decías?
– Sí. Una de las cosas que me costó bastante hacerle entender a la gente del Cirque du Soleil es que Gustavo no era un tipo que hablara mucho en los shows, no era muy comunicativo. Era la música lo más importante, salvo en la última época que estaba mas verborrágico, tampoco era un gran decidor. Hay otros que entre tema y tema hablan mucho. Pero sí, esas voces están sacadas de diferentes momentos de shows y demás, y bueno… me pareció que era un detalle diferente.
Hablemos de la gira Me Verás Volver, una gira espectacular…
– Sí, sí. En la gira esa íbamos a probar sonido muy temprano, y almorzábamos en los estadios. Después volvíamos al hotel a descansar. Yo me iba a dormir la siesta, cosa que Gustavo me decía “como puede ser!”. No entendía cómo hacía para irme a dormir la siesta teniendo que hacer un estadio después. Pero yo pedía que me despierten a última hora, por ejemplo en River empezaban los shows a las 21, y yo llegaba 19.30. Gustavo estaba enloquecido, porque él iba cuatro o cinco horas antes, y se quedaba caminando por todos lados, y yo llegaba con cara de dormido. “Cómo estás!”, me decía. Y yo le decía “mirá cómo estás vos corriendo por todos lados!” (risas).
Debe haber muchísimos momentos que recordas, ¿pero hay algún show en particular que recordás como la noche perfecta de Soda Stereo?
– Hay muchos, me es difícil poder elegir uno en especial. Uno va sintiendo muchas sensaciones durante el show, como diciendo “hoy me salieron todas bien”. Yo creo que la vuelta en River 2007, el primer show, fue impresionante. Fue raro volver a salir de la sala de ensayo a River, después de 10 años. Estuvimos como tres meses ensayando en una sala cómoda. No como cuando empezó Soda que la sala era como un baño casi (risas). Ese día fue especial. Aparte yo siempre dije que el recuerdo de El Ultimo Concierto no fue el mejor, para mí. Yo en 1997 la pasé muy mal, porque no había ambiente, nadie se pone feliz de ir a un entierro. Capaz soy exagerado, pero yo lo viví así en ese momento. Pero cuando fue la vuelta en 2007, fue como que se saldaron todas las cuentas.
Volviendo a «Sép7imo Día», ahora que ya se estrenó ¿pudiste disfrutar al ver el espectáculo?
– Disfutar y ver, pude poco. Uno durante el show está muy pendiente de ver cómo es la reacción del público, justamente después de estar tantos meses trabajando en eso. Yo para el debut de Sép7imo Día en el Luna, trabajé desde las 23 horas del día anterior, hasta las 9 de la mañana del día del debut. Todo para ajustar bien los detalles. De hecho al mediodía tuve que volver al Luna Park, así que estuve medio nocaut. Cuando empezó el show me prometí tratar de relajarme, pero cuesta hacerlo. Cuando ví la reacción de la gente dije “ah, bueno!”, porque tenés un montón de dudas. Porque es algo totalmente nuevo, y la gente suele decir “uh, qué cagada”. Yo oscilaba entre sensaciones.
¿Te pasó eso de sentir que en alguna parte ibas a meter un golazo, y después verlo y que se haya plasmado en el show?
– Sí. Primero, el show tiene mucha dedicación de punta a punta. Desde el comienzo, de preparar esa incursión a un mundo que yo sinceramente dudaba que se pudiera entender. Cuando arranca musicalmente el show, se nota claramente que arrancó. Yo tengo mis fichitas repartidas durante el show, cosas como “acá a ver qué pasa”.
¿Vos tenés que ir a toda la gira que está programada o no?
– Tengo que ir a los primeros shows de cada país para ir ajustando detalles de cada lugar, pero no voy a girar.
De todos los proyectos y discos que participaste con Cerati, ¿cuál es el que más te gustó?
– Muchos, casi todos, pero el que más me gusta es Fuerza Natural. Lamentablemente la gira recién estaba empezando. Para mí es un enorme disco y creo que Gustavo tenía un enorme camino con ese disco.
¿Cuál fue tu mejor recital?
– Además del que ya dije, el primero de River 2007, podría decir el de la Avenida 09 de Julio. La expectativa era la tercera parte de la gente que finalmente fue ese día. Fue un show inolvidable. También el primer Velez que hicimos con Tears for Fears.
Con lo obsesivo que sos vos, y con lo obsesivo que era Gustavo, ¿terminaba el show y podían decirse “che, fue un gran show”?
– No, no. El nivel de exigencia mutuo era muy alto. Pero sí, disfutamos mucho y nos dabamos cuenta cuando estaba bueno. Otro show que me acuerdo fue el de Viña del Mar cuando fuimos la primera vez con Soda. Y después con Gustavo solista, que volvimos 20 años después y nos acordabamos mucho de aquella primera vez. Fue otro show memorable. Hemos tocado con Soda en el Foro Sol de México con una cantidad de gente descomunal. A veces los mejores shows no son justamente lo más multitudinarios. Hemos tenido shows excelentes, como los de La Esquina del Sol, o los primeros Obras de Soda Stereo. Una vez tocamos 11 días seguidos en La Esquina del Sol, desde Navidad hasta año nuevo.
¿Extrañás?…
– Jeje. Sí, obvio. Siempre trato de verlo de la mejor manera, digamos. Pero sí, extraño.
¿Y ahora qué te queda?… Porque digamos, como vos dijiste, aprendiste lo que te quedaba aprender con este proyecto de Sép7imo Día. Ya estás capacitado a nivel mundial.
– Y ahora me voy a dedicar a los circos (risas). La verdad que como experiencia es genial, muy enriquecedora, pero no sé qué voy a hacer. Es un gran aprendizaje, insisto. Una vez el director vino y me preguntó si podíamos sacar 6 segundos de un tema, y eran como 6 horas para mí. Lo miré con una cara como diciendo… ¿y vos no podés caminar más rápido en ese acto? (risas). O sea, cambiemos figuritas… 6 segundos me pide. Además le expliqué, vos me lo decís en tiempo. Yo te puedo hablar de compases, hasta que me entendió.