ENREMOLINOS

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Zeta Bosio y Charly Alberti, tapa de la Rolling Stone de Febrero

Por: Redacción

¿Una última gira de Soda Stereo sin Gustavo Cerati podía ser real? El rumor acerca de tal posibilidad, con Charly Alberti y Zeta Bosio como impulsores, había quedado sobrevolando en el mundo del espectáculo desde que el baterista sugirió algo así frente a las cámaras de un noticiero norteamericano con audiencia latina, en medio de una jornada de prensa para promocionar el show de Cirque du Soleil dedicado a la banda -el primero para un artista latinoamericano, luego de las experiencias con figuras tan grandes como Elvis Presley, The Beatles y Michael Jackson-. Pero lo cierto es que, allá por 2018, nada de esto parecía demasiado concreto.

El destino y los cruzados caminos que te lleva a transitar esta profesión hicieron que una charla informal con la “Negra” Poli, mánager histórica de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, vaya paradoja, me confirmara en algún punto la vuelta de Soda. “No, Richard se fue de la banda para hacer lo de Soda”, me dijo, como al pasar. Richard era Richard Coleman, quien se había sumado al grupo de Skay Beilinson un año atrás, pero que acababa de bajarse de Los Fakires por “lo de Soda”.

Días después, en septiembre de 2019, el conductor y periodista de espectáculos Ángel de Brito tiró de tres -con algún dato que la productora que por esos días ya se encargaba de la vuelta de Soda jura no haberle proporcionado- y en su programa de CNN Radio aseguró que Zeta y Charly planeaban un concierto con Chris Martin y Bono en el lugar de Cerati. Las balas picaban cerca, pero ¿sería verdad? ¿Soda Stereo sin Cerati, para una última vuelta, podía ser posible? ¿Zeta y Charly podrían invocar el espíritu de la banda de rock más importante de Latinoamérica sin su frontman icónico? ¿Cómo? ¿Para qué? ¿Por qué? Todo indicaba que el plan estaba en marcha, pero nadie se animaba a confirmarlo. Hasta que, un mes después, se hizo público a través de una carta abierta firmada por los dos músicos. Esta es la historia, la odisea de cómo Zeta y Charly Alberti volvieron a partir con la nave Soda Stereo para un último viaje.

Parados uno al lado del otro, Zeta y Charly piensan lo mismo, pero no dicen nada. Suena “De música ligera” al taco, el último tema/acto del espectáculo Séptimo día del Cirque du Soleil, y el público salta, canta, vibra y vive el momento como si los mismísimos Soda Stereo fueran los que están ahí arriba del escenario, en lugar de los flexibles artistas del circo canadiense, quienes no dan crédito a tanto fervor. Es la noche del 9 de marzo de 2017, el estreno de Séptimo día en el Luna Park, un show que en pocos meses alcanzará las 73 funciones con localidades agotadas en Buenos Aires, para luego partir de gira por Latinoamérica. Es el final de la primera puesta en escena, con público real, y mientras la gente se retira con una sonrisa en su rostro, en la pantalla gigante sobre el escenario quedan flotando dos palabras: GRACIAS TOTALES. Zeta y Charly se miran, sonríen emocionados, pero no dicen nada.

Esa noche comenzó a gestarse, al menos como una posibilidad, la última gira de Soda Stereo, la primera sin su líder natural, Gustavo Cerati. Un año después, con el exitoso tour del Cirque en movimiento, durante una entrevista con Telemundo, la señal norteamericana dedicada a la comunidad latina, el baterista finalmente ponía en palabras aquello que habían pensado con Zeta, cada uno por su lado, al mismo instante, mientras escuchaban al público rugir con aquello de “de aquel amoooor…”: “El proceso del circo nos hizo repensar la situación de decir ‘che, ¿si tocamos una última vez?’. A lo cual nosotros realmente, por primera vez, lo empezamos a pensar como una posibilidad. ¿Hay planes? No, pero sí lo estamos hablando”, dijo Alberti después de nombrar a Benito Cerati y Simón Bosio, segunda generación Soda Stereo, como probables integrantes de una supuesta reunión.

Era abril de 2018 y una vez que la entrevista llegó a las redes, Benito Cerati, tuitero activo por aquellos días, les dejó en claro a Zeta y a Alberti que nada de este proyecto sería sencillo. “Escuchen esta nota y saquen sus propias conclusiones. No digo nada”, escribió en su cuenta de Twitter, para luego ofrecer su opinión acerca de su posible participación en algo así: “¿No pensaron en quizá no hacer nada? Digo, dicen ahí mismo que Gustavo dijo que si no eran los tres, no era. Además, no puedo hablar por Simón (hijo de Zeta), pero para mí no hay nada más despersonalizante que hacer algo así”.

La polémica duró poco y en octubre de 2018, en secreto, el plan Gracias Totales se ponía en marcha. Charly y Zeta se juntaron a tocar en la sala del baterista, con las pistas de las grabaciones de Cerati. Los tres solos otra vez. Recién ahí, cuando confirmaron que el proyecto era viable, el primer llamado fue para el verdadero cuarto Soda, el ingeniero de sonido de siempre de la banda y amigo íntimo de Gustavo hasta el último de sus días, Adrián Taverna. “Cuando me vinieron con la propuesta, después de haber hecho lo del Cirque, no estaba muy seguro. Me gustaba la idea de que fuera un trabajo diferente, desde otro lugar, pero tenía mis prejuicios. Después tuve conversaciones con Laura Cerati [hermana de Gustavo] y ella me dijo: ‘Mejor que lo hagas vos, porque si no, lo va a hacer otra persona’. Ahí decidí encararlo de esa manera. Estuve muchas horas escuchando todo el material que hay grabado de Soda y poco a poco me empezó a gustar la idea, ya que no se trataba solo de encargarme del sonido, sino que también era una oportunidad de crecer, de encarar mi trabajo desde otro ángulo”.

Enfocados en una vuelta amparada en la familia Soda Stereo, el segundo llamado entonces fue para quien fuera el primer ex Soda y compañero de ruta de los últimos años de Cerati como solista, Richard Coleman. “Me llamaron y tuvimos una reunión. Yo les pedí que también estuviera Adrián (Taverna), porque tengo mucha confianza con él, es mi sonidista también y somos amigos. Sabiendo que Adrián formaba parte del equipo y de la producción, estaba todo bien. Él es el director musical, que trabajó en proponer qué pistas dejar y cuáles no, en organizar los ensayos, en estar atento a los sonidos. Zeta realmente me lo dijo desde el corazón y yo lo entendí, empaticé, y dije: ‘Sí, esto está bien’. Él me dijo: ‘Nosotros queremos tocar nuestros temas y estamos buscando la manera de hacerlo. Hay un montón de grupos tocando nuestras canciones y gente que los va a ver. ¿Y nosotros no podemos salir a tocarlas? Queremos salir a tocar, no sabemos cuánto tiempo más vamos a poder y probablemente esta sea la última vez que lo hagamos’. Cuando Zeta me dijo eso, cómo no los iba a entender. ‘Gracias por llamarme’”.

LA ENTREVISTA PARTE I:

Sentados en el control de la amplia y coqueta sala que Alberti construyó en el barrio de Florida, Vicente López, Charly y Zeta están dispuestos a dar su primera entrevista extensa tras haber ideado la gira Gracias Totales – Soda Stereo, que había tenido su presentación oficial en febrero de 2020, pero que debió detener su marcha con la aparición de la pandemia. “Después de este corte de casi dos años, volver a estar acá, en la sala, todos juntos, es de un disfrute aun mayor que cuando empezamos con esta historia. Todo fluye de lo más natural y no puedo creer estar haciendo música con Charly otra vez. Revaloricé eso de hacer música con estos amigos. Así como estaba enojado cuando nos separamos por primera vez, en 1997, ahora volver a hacer sonar estas canciones y conectar con su poder me hace sentir como un campeón”, asegura Zeta, buscando con la mirada la aprobación de su compañero.

La dinámica laboral de estos dos viejos amigos parece tener al baterista como principal coordinador del proyecto, quien se muestra detrás de cada detalle de la producción, siempre obsesivo, incluyendo los pormenores de la sesión fotográfica de esta nota. El bajista, por su parte, juega el juego de seducción que más le gusta, posa descontracturado y habla sin medir tanto sus palabras.

En algún momento del proceso de armar esta gira, ¿se arrepintieron?

Alberti: Todos los días te arrepentís, ja, ja. Es algo grande y por ahí nos mirábamos y decíamos: “¿En qué quilombo nos metimos?”. Es una gira muy compleja, desde lo técnico, y ahora en pandemia aún más, mover toda la producción no es lo mismo.

Zeta: Igual estamos felices de haber tomado la decisión de trabajar con esta productora, que es parte de nuestra historia, con gente que fue parte de Soda. Ahora estuvimos un año y medio con la gira parada por la pandemia y todo se mantuvo por el amor de la gente al proyecto, si no lo hubiéramos dejado.

Antes de impulsar esta gira, ¿no les hicieron propuestas para que tocaran juntos?

Alberti: Propuestas siempre hay y de todo tipo. Un tiempo antes de hacer esto nos propusieron hacer algo muy parecido para la inauguración del aeropuerto nuevo de acá.

¿Y grabar algo o componer nuevas canciones?

Zeta: Por ahí después de esto se abra un capítulo nuevo en nuestras vidas. Es muy lindo tenerlo a Charly como compañero de mi vida. Este es nuestro punto de unión natural y después nos extrañaremos y veremos qué hacemos.

Alberti: Es algo que yo siempre digo: la historia dice que Zeta y yo tendremos que ser los guardianes de nuestra música. Y queremos serlo. Porque hoy también con facilidad se generan historias fantaseosas provocadas por gente que cree o inventa algo y rápidamente se esparcen por las redes sociales. Hay muchas cosas que se cuentan que no son reales. Creo que Zeta con su libro acomodó muchas de ellas y el resto tendremos que acomodarlas nosotros. Porque también hay un montón de cosas que no pasaron todavía con Soda y que definitivamente van a pasar y en las cuales nosotros tenemos que estar involucrados. Una posible película o una serie, y si uno no está lo va a hacer otro. La idea es estar atentos y que por lo menos lo que se cuente sea nuestra versión, porque si no es una cosa fantaseosa como ha pasado en muchos casos en la historia de la música, que la historia la cuenta un tercero. Hoy hay libros contados así.

Zeta: Sobre todo cuando se va alejando la historia y muchos de los protagonistas ya no están, entonces empieza el mito. Cada uno escribe y le aporta lo que quiere y uno siente también que se empieza a tergiversar la cosa por el paso del tiempo.

Alberti: En la medida que uno no corrija y pueda contar la realidad de lo que pasó. Aparte Soda es un caso muy particular: nosotros estábamos todo el tiempo solos los tres. Por ahí pasaba Adrián, algún asistente, pero siempre estábamos solos.

Zeta: Había una parte del proceso compositivo al principio que era muy íntimo de la banda, después venían los músicos invitados, cuando ya los temas estaban planteados. Pero había mucho de microorganismo, así funcionábamos. Cuando uno hace una banda, es tu banda, con quien te hacés fuerte, con quien ganás seguridad, con quien te posicionás en la vida. Empezamos a funcionar de una manera en la que todos sabíamos el rol que teníamos dentro de esa banda, hasta que en un momento si uno movía un pie para la derecha el otro instintivamente movía el brazo para la izquierda para mantener el equilibrio.

Alberti: De hecho, cuando empezamos los ensayos de 2007, en el estudio de Gustavo, todos estaban expectantes y en el primer ensayo Gustavo agarró y dijo: “Se van todos”. Y nos quedamos solos los tres. Esto es para nosotros, como fue siempre. Y así empezamos.

Zeta: Dijimos: “Vamos a tratar de hacer sonar los temas los tres y después vemos”. Nos hicimos la promesa de dejar todos los problemas afuera, porque hacía mucho que no nos veíamos y había un miedo de que se trasladaran situaciones a los ensayos. “Si lo hacemos, lo hacemos bien, tratemos de sentir lo mismo que antes”. Y para eso teníamos que estar nosotros tres solos. Después aparece un libro y todos hablan…

Alberti: Las cosas que escuchás son increíbles.

LA ODISEA PARTE II:

El 3 de octubre de 2019, Charly y Zeta sorprendieron a todos con una carta abierta en la que confirmaban su regreso a los escenarios con las canciones de Soda Stereo. “¿Por qué? No sabemos. Sucede. Una nueva última vez. Gustavo es una ausencia presente. Él decía que por más que lo intentemos nunca dejaremos de ser Soda. Y así parece ser”, comenzaban diciendo. «Somos un puñado de canciones, solo eso y nada menos que eso, que parecen atravesar el tiempo y las generaciones. ¿Y si existe un lugar en el que estemos de nuevo todos juntos? Tenemos un imperioso deseo. Y creemos que la mejor manera de cumplirlo es pensando en los demás, olvidando lo que piensan los demás».

Pero lo cierto es que “los demás” salieron rápidamente a dar su punto de vista. Propios y extraños, músicos que alguna vez habían sido parte de Soda Stereo, pero que en esta oportunidad quedaron al margen, viejos fans celosos de su pasado y, por supuesto, los detractores de siempre.

“Para mí Soda murió cuando se murió Cerati. Para mí no existe Soda Stereo sin Gustavo”, escribió Leo García en sus redes. “Es ridículo hablar de ‘reemplazar a Cerati’ por un cantante en caso de volver Soda Stereo. Cerati no es solamente una voz en Soda Stereo! Es prácticamente TODO el audio, el sonido y la música, la guitarra! El cuerpo! Quien no registre esto es idiota”, se sumó Andrea Álvarez, música todoterreno que acompañó a la banda a fines de los años ochenta y principios de los noventa.

Y en su primer encuentro con la prensa, en febrero de 2020, Charly y Zeta respondieron a los ataques: “Las redes estallaron de indignación desde el momento que dijimos que íbamos a hacer esto. Las redes, que son desde un lugar algo anónimo, en donde tuitean desde una reposera, no tienen idea de que desde hace dos años estamos trabajando, que empezamos combatiendo la tendinitis para poder estar en condiciones de tocar y que llegamos a armar un espectáculo inspirándonos en cosas que nos gustaron de otros homenajes, tratando de estar al nivel que había que estar. Hay homenajes y tributos todo el tiempo y por ahí tocan las canciones mal y nadie dice nada. Y uno quiere tocar las canciones bien y las redes estallan de indignación«, decía Zeta. Y Charly completaba: «Soda somos los tres, siempre eso lo decía Gustavo. Y toda la vida vamos a ser los tres. Lo decía Paul McCartney: ‘nunca voy a dejar de ser un Beatle’. También hay que pensar que tenés veinticinco bandas tributo que te están todo el día quemando la cabeza, se disfrazan, usan tus videos, afiches enormes… ¡Y nosotros somos los verdaderos! Estamos en un momento del planeta complicado para comunicar y encima nosotros nos metemos a hacer este show, que de común no tiene nada, y acá estamos. ¡Bienvenidos! Creo que nosotros nunca tomamos la real dimensión de lo que fue Soda. Y en un punto seguimos sin darnos cuenta. Somos intrépidos, nos jugamos a hacer cosas diferentes y creemos que este es el show que tendríamos que hacer, y no otro. Un show diferente. El que lo entiende lo entiende y el que no, bueno, que siga viviendo en su planeta”.

LA ENTREVISTA PARTE II:

¿Qué es lo que más les molestó de todo lo que se dijo cuando anunciaron esta gira?

Alberti: Hay millones de habladurías y cosas, no es algo puntual. Es la distorsión constante de un montón de cosas. Comentarios idiotas. Por ejemplo, hace pocos días anunciamos que la gira va a ser carbono neutral. Es algo muy importante, va a ser la primera banda latinoamericana que lo hace y es un gran esfuerzo económico y de producción nuestro. Y el otro día uno escribió: “No Charly, estás meando fuera del tarro. Estas cosas no se juntan, a Gustavo no le hubiera gustado y somos un montón que no vamos a escuchar más a Soda a partir de ahora”. ¿Qué sabés vos? Entonces, en la medida en que Zeta no escriba un libro o contemos nuestra visión, esto podría pasar a ser una verdad.

Zeta: Esto de mear afuera del tarro lo escuché varias veces. Cuando editamos Dynamo, por ejemplo. Y no había redes sociales, sino que por ahí era un periodista, un crítico, el que te lo decía. Había críticos que eran acérrimos opositores a la banda y siempre que hacíamos algo estaba mal. Cuando éramos normales, digamos, no ahora que somos un mito, en el momento que estábamos peleando, no nos la hacían fácil. Siempre fuimos una banda que fue al choque y siempre tuvo su costo. Hoy todos tienen su lugar para opinar y está bien, cada uno tiene su verdad o puede haber llegado a una conclusión que no es propia.

Durante estos años se les debe haber cruzado todo el tiempo el recuerdo de Gustavo, ¿qué creen que pensaría él de esta gira?

Alberti: Cada uno debe tener su respuesta individual. No sé qué pensaría, pero creo que desde su lugar obsesivo, de persona que trabajaba a full, estaría totalmente de acuerdo por lo menos en cómo lo estamos haciendo o cómo hicimos también lo de Séptimo día, porque esta era nuestra forma de trabajar. Creo que este es un gran show que contempla todas las cosas que alguna vez soñamos los tres: hacer un gran espectáculo. En su momento eran ideas de los tres que iban y venían y se validaban. Desde ese lugar creo que estaría bien. En lo demás, es un show que nosotros nos planteamos, al menos yo, para recordar a nuestro amigo. Muchos me dicen que esto es un homenaje, y no, nosotros no homenajeamos a Gustavo, nosotros lo recordamos, porque él fue parte de nuestra vida. No me corresponde homenajearlo, sí me corresponde recordarlo y compartirlo con la gente y es muy emocionante, extremadamente emocionante estar tocando con él. Porque, la verdad, él está ahí, cuatro o cinco temas canta él, dos temas los hacemos los tres solos y a veces cierro los ojos y estoy tocando con Gustavo.

Zeta: No está la sorpresa de cuando estábamos los tres y podíamos ir para cualquier lado. Pero la sensación por momentos es muy emocionante. No sé qué pensaría él. Pasa el tiempo y cada vez me falta más gente, entonces aprendí que mejor ni pensar… Lo que sí es que hay un espíritu que queda, en sus canciones, en su forma de trabajar. Creo que hacemos honor a todo eso, con respeto. No podríamos hacerlo desde otro lado. En ese sentido, si cabe la palabra homenaje, es del respeto y el amor desde donde se lo está haciendo, y es una forma de mantener vivo el legado, que si no lo estuviéramos haciendo, por ahí se disolvería entre las bandas tributo y lo que sea…

Muchos dicen: ¿por qué no hacen temas nuevos ustedes? ¿Nunca lo pensaron?

Zeta: Yo se lo planteé el otro día.

Alberti: Es verdad, me dijo: “¿Y si hacemos algo juntos después?” Qué se yo. En lo personal, estuve muy entretenido con muchas cosas todo este tiempo. Al principio fue la tecnología, armé Mole, dejé de tocar por un tema en mis brazos, por suerte ese tiempo de no tocar me ayudó, aunque no me lo resolvió. Después me metí con el tema ambiental, que para mí es muy importante, y de golpe estoy trabajando con Cirque du Soleil y sin darme cuenta estoy otra vez con Soda Stereo. Viví entretenido y vivo entretenido con un montón de cosas que hago. Creo que hoy el objetivo es poder hacer esto, poder terminarlo y en el futuro ya veremos si hacemos o no hacemos algo. Tentemos ideas, pueden pasar un montón de cosas.

Siempre se dijo que grabaciones inéditas de Soda no quedaron…

Alberti: Algo hay, quedaron ensayos. Hay canciones sin letra. Nosotros tocábamos y componíamos al mismo tiempo.

Zeta: Igual, si hiciéramos algo, empezaríamos de cero. Las últimas zapadas son del 96.

Alberti: Una de las cosas que hablamos y sería muy fácil de hacer sería algo entre Mole y Shoot the Radio. Eso podría ser un primer acercamiento… Shoot the Mole. Eso podría ser algo más inmediato y divertido, pero después hay que ver, con quién, por qué.

LA ODISEA PARTE III:

Alberti armó su batería, Zeta enchufó su bajo y, con Adrián Taverna a cargo del multitrack de las sesiones de la última gira de Soda Stereo, empezaron los primeros ensayos en el estudio del baterista. Dicen que hubo lágrimas, sí, y también una conexión especial de un trío que volvía a tocar gracias a la tecnología. Una simbiosis que un tiempo atrás Coleman me explicó con una metáfora un tanto impresionante, pero ajustada a la situación. “Las bandas tienen miembros. Y a esta banda le falta un miembro. ¿Viste que dicen que, cuando a alguien le cortan un brazo, después de la operación hay un tiempo en el que sigue sintiendo que tiene ese brazo? Bueno, en ese momento en el que estamos tocando con Gustavo, desde las pantallas, lo ves, está, aparece, pero también te das cuenta la falta que tienen ellos [Charly y Zeta]. Es muy complejo de explicar, pero es sumamente emocional, realmente podés entender lo que les falta también y empatizar con ellos y ponerte contento… porque vuelven a estar completos… ya está… Es muy fuerte. Qué bueno que estemos acá con ellos”.

“Desde el primer momento pensé que no había que buscar un reemplazante de Gustavo porque él es irreemplazable, es único”, dice Taverna. “Buscar a una persona con algo similar a Gustavo me parece imposible. Entonces se me ocurrió la estructura musical: todo lo que hacía Gustavo con una guitarra, lo descompuse en dos y por momentos en tres guitarras. Fue un trabajo largo y un gran desafío, pero siempre fui consciente de que, tratándose de Soda, la propuesta tenía que ir hacia otro lado. Por eso no quería que fuera un trío, sino una banda más amplia. Al principio, el proceso fue bien largo, y desde octubre de 2018 trabajamos todos los días. Todo era muy obsesivo. Primero elegí las canciones, segundo las versiones y después, a partir de eso, ver con qué contábamos y qué podíamos utilizar. Tuvimos muchas idas y vueltas. Discutíamos si había que incluir más canciones con la pista de Gustavo o más artistas en vivo, fue un largo proceso. Escuchamos muchas tomas de voces de Gustavo, algunas partes de guitarra y algunas cosas que queríamos reproducir lo más fielmente posible a Soda”.

Coleman asegura que lo primero que hizo como parte del grupo fue investigar y sumergirse “en la riqueza musical que existió en la trayectoria de la banda, en tantos discos, y con el conocimiento de haber trabajado tan íntimamente con Gus. Tuve el acceso a los multitracks y eso es un privilegio. Desde el momento que tuve el material del trabajo, fue un viaje maravilloso, emocionante, de escuchar lo que tocaba Gustavo en vivo, nota por nota, entender que eso era una síntesis, después comparar eso con la grabación de estudio, entender cómo era su acompañamiento cuando él cantaba. Escucharlo a él solo en el estudio, con la guitarra, fue una semana muy fuerte, tenía que parar para llorar, porque Gustavo está presente en mi día a día, como alguien querido que se fue: en mi casa, como está la foto de mi viejo, también están los recuerdos de Gustavo y son cosas que me acompañan todo el tiempo”.

Un mes después, la banda se completó con el Zorrito Quintiero, Simón Bosio y, a pedido de Coleman, Roly Ureta, ex guitarrista de Fricción. “Roly es un gran instrumentista, con sensibilidad y oído y, además, es otro de los guitarristas que trabajamos con Gustavo”, cuenta Coleman. “Gustavo hizo Fricción conmigo y cuando llegó el momento de buscar a alguien que lo reemplazara, fuimos a verlo a este chico, que tocaba en una banda, Sachet, en Prix D’ami, y a los dos nos encantó. Roly fue el primero que tuvo que tocar partes de guitarras de Gustavo. Era otra banda, pero eran sus partes. Y cuando Gustavo produjo el segundo disco, Para terminar, él trabajó mucho con Roly, porque era más responsable que yo. Roly siempre fue el mejor alumno, digamos. No casualmente ahora se cierra un círculo, porque la realidad es que, excepto Simón, el hijo de Zeta, los otros tres músicos que estamos participando del proyecto trabajamos con Gustavo muy de cerca”.

Entonces solo restaba resolver el tema de los cantantes…

LA ENTREVISTA PARTE III:

Esta gira los devuelve a Latinoamérica, a países como Chile, Perú, Colombia y México, donde hace más de treinta años nacía la sodamanía, ¿cómo recuerdan aquellos años?

Zeta: Las giras eran una locura y era una locura que lo viviéramos como algo natural. Porque lo habíamos buscado desesperadamente, pero que nos estuviera pasando… Nosotros sentíamos que la banda era fuerte, que podíamos tocar en un festival con los grupos españoles, ponele, y no teníamos ningún miedo. Al contrario. Por ahí nos decían: “Toquen, pero nosotros cerramos el festival”. Bueno, dale, cierren… si pueden, ja.

Alberti: O como cuando pasó lo de Tears for Fears y les dijimos okey, cierren ustedes. ¿Por qué? Porque subíamos al escenario después de la prueba de sonido. Nos queríamos asegurar eso. Después del show, vinieron y nos dijeron: si sabíamos que sonaban así, cerraban ustedes.

Zeta: O cuando fuimos a México por primera vez y lo hicimos con nuestros instrumentos, que no nos los pagaban, ni el backline ni nada. Fue a costo nuestro, porque ya teníamos un set bastante complejo. Pusimos nuestros ahorros en esa gira y pudimos tocar en vivo, en el hotel Crown Plaza, para toda la prensa, en una especie de cena que terminó con todos los presentes revoleando las servilletas blancas. Al otro día escribieron que tocábamos de verdad, porque en México no estaban acostumbrados a ver bandas de ese tipo en vivo. Había un rock muy under, pero ninguno estaba en la TV o a mano de los periodistas.

Alberti: Eso pasó en toda Latinoamérica. Soda fue eso, destapar el corcho en Latinoamérica, en cada país que pasábamos. La semilla estaba, pero lo que pasaba era que había muchos grupos que preferían cantar temas en inglés porque no veían posible otro camino. Y nosotros íbamos demostrando que sí, que se podía armar algo grande cantando en español. Y lo que dice Zeta es tal cual, lo buscamos, pero nunca tuvimos mucha conciencia de lo que nos pasaba. Lo entendíamos, pero…

Zeta: Éramos muy chicos. Andá a explicarle a L-Gante lo que le está pasando. A esa edad no lo entendés.

Alberti: Lo soñamos, pero cuando te está pasando, pensás: ¿es verdad o no? Ahora, después de tantos años, creo que nuestra mayor inteligencia fue haber podido sobrepasar las situaciones y haber sobrevivido.

Justo les iba a preguntar, después de toda esa euforia sin parar un minuto, ¿cómo fue que no se separaron dos años después de la sodamanía?

Alberti: (señala a Zeta) Bueno, el señor.

Zeta: Había una unidad, un concepto de familia, de banda, que nos hacía fuertes. Esos años nos dedicamos a fortalecernos lo más que pudimos y la familia se fue agrandando, lo incorporamos a Adrián (Taverna). Cuando nos fuimos de (la productora) Ares y pasamos a (la productora) Ohanian, les dijimos: “Mirá que no somos nosotros tres, somos seis y entramos todos o ninguno”. Además de Taverna, la familia se completaba con Alfredo Lois y Marcelo Angiolini. Tantos años después, hoy los tres participan de esta gira. Para nosotros esto era fundamental, armar esta familia de vuelta, sentir esa sensación. Entonces uno siente menos la ausencia de Gustavo, que es fundamental en todo esto, era el motor, el jinete… y por eso también, después de trabajar tantos años juntos, entendemos que hay un método de trabajo de Soda Stereo que hoy estamos utilizando.

Alberti: Totalmente. Lo que tenía Soda era eso. Teníamos una persona como Gustavo que tenía mucha energía, con un carisma espectacular para ser frontman y ese espacio lo cubría como ninguno, pero el trabajo grupal era lo que nos llevaba al éxito.

Zeta: Eso y divertirnos.

Alberti: O aunque no nos divirtiésemos, porque pasamos momentos de mierda también. Sin la diversión sabíamos que la máquina funcionaba igual.

Zeta: Pero bueno, ¿vos preguntabas por qué no nos separamos a los dos años? Porque a los dos años de la sodamanía estábamos en Latinoamérica en hoteles divinos. Teníamos un estilo de vida maravilloso para un chico de esa edad y la pasábamos bien. Siempre que nos preguntaban hasta cuándo iba a durar el grupo, nosotros les respondíamos: “Mientras nos divirtamos vamos a seguir”. Y fue tal cual, cuando las cosas se empezaron a complicar fue cuando dejamos de divertirnos y llegaron problemas más graves y la vida se fue complicando y todo se hizo más difícil. Pero cuando salíamos de gira era como salir con mis amigos o irnos de viaje de fin de curso.

Alberti: La muestra máxima de eso es que terminamos la gira de Nada personal, que fue agotadora, y nos fuimos juntos, solos, de vacaciones. Nuestras novias decían: “¿Qué onda?”. Después hasta se sumó el Zorrito. Imaginate si nos llevábamos bien.

Zeta: En ese viaje hubo momentos gloriosos de amigos, volvimos a sentir que la pasábamos bien juntos. Nos fuimos a ver bandas, a vivir aventuras juntos, fuimos a París, Madrid, Londres, donde vimos un montón de bandas. Cuando volvimos teníamos otra cabeza y así salió Signos, con toda esa información.

¿Esa intensidad con la que vivían la banda tuvo algo que ver con que después de la separación ustedes no siguieran haciendo música inmediatamente?

Zeta: Sí, algo de eso hay también. Es muy difícil ponerte a competir con algo así. Creo que hasta a Gustavo, teniendo la voz y con una carrera increíble como la que hizo, le costó muchísimo. Al principio uno sentía que cualquier cosa que hacía tenía que competir contra Soda, y era muy difícil, habíamos dejado la vara muy alta.

Alberti: Yo, de hecho, salí por la tangente. Tenía que ver con eso. Porque la comparación es muy difícil. A la gente le cuesta entender que podés hacer diferentes cosas al mismo tiempo. Hoy quizás es más comprensible, en ese momento no tanto. Hoy sos un montón de cosas y está bien y podés tener una megabanda y un proyecto más chico, como tiene Zeta o tengo yo, y divertirte de la misma manera. Y tener tu espacio. Hoy ni a Zeta ni a mí nos mueve cerrar un festival con nuestros grupos o lo que sea. Si estás en la mitad de la grilla y te divertiste, sirvió, porque de eso se trata.

Zeta: Para mí también fue buscar otra cosa, porque fueron muchos años y mucho desgaste y uno terminó un poco… Al menos yo terminé un poco enojado con la situación de que se terminara y, entonces, en los primeros años me predispuso mal. Pero después me metí en el tema de la producción, hice Proyecto Under, el sello, la productora, y la verdad es que había encontrado un canal creativo de expresión y al mismo tiempo la posibilidad de tener un estilo de vida más familiar también. Porque en mi caso, ahora, antes de volver a meterme la soga al cuello, con una banda que te saque todo el año de gira, lo pienso dos veces. Uno empieza a valorar las cosas de otra manera.

LA ODISEA PARTE IV:

¿Un solo cantante? ¿Cuatro? ¿Catorce? No fue fácil resolver el tema cantantes y hubo varias marchas y contramarchas. Una vez consensuada la lista de canciones entre Zeta, Alberti y Taverna, y reconfirmada la decisión de utilizar varios cantantes (en formato presencial y virtual), comenzó el scouting para las voces, que no solo contemplaría amistades o personas cercanas a la familia Soda, sino que tendría una visión latinoamericanista e incluiría a toda una generación de artistas influida por la música del trío.

“Me hicieron llegar la propuesta y sentí emoción de participar, agradecimiento”, dice Rubén Albarrán, voz de los mexicanos Café Tacvba. “Tengo pensamientos mágicos, como dicen los psicólogos que todos tenemos, y dije: ‘¡Qué chido, Gustavo! Gracias’. Y también agradecimiento con Charly y con Zeta. Cuando éramos jóvenes, mucho grupos argentinos y españoles sonaban en la radio en México, y así descubríamos la música nueva. Ese fue mi primer acercamiento, aunque nunca puse demasiada atención a Soda Stereo particularmente, porque era su primer disco. Tiempo después iba caminando con Joselo, el guitarrista de Café Tacvba, y pasamos por una tienda de discos y encontramos Nada personal, que desde la portada nos llamó la atención. Vimos si teníamos dinero y entre los dos lo compramos. Nos lo turnábamos: cada quince días lo tenía uno de nosotros. Era tanta la influencia y la gente estaba tan volcada a Soda, que todos los grupos querían tocar como ellos. Soda Stereo sonaba en todos los bares donde había un grupo tocando en vivo en México”.

“El primer concierto que fui en mi vida fue uno de Soda”, asegura Andrea Echeverri, del grupo colombiano Aterciopelados. “Porque en los ochenta en mi país estaba Pablo Escobar y las bombas, ¿sabes? Y Bogotá estaba en una lista de ciudades que no había que visitar, con Beirut. Entonces no había muchos conciertos de artistas de afuera, pero a Soda no le importó. Ver a Soda, para toda mi generación, fue muy significativo, por la ausencia de conciertos en general. De ahí en más siempre fui muy fan tanto de Soda como de Gustavo solito. Abrimos muchos shows para Soda. Ahora me invitaron a cantar un tema de Sueño Stereo, justo una de las giras que compartimos con ellos y un disco que escuché mucho. Es muy bonito acordarse de todas esas sensaciones y emociones. Soda es el grupo más famoso, el que más tocó en todas partes, incluso en países donde en esa época no había muchos grupos que tocaran en vivo, y por eso dejaron una huella imborrable en toda Latinoamérica. En Colombia son soderos a morir”.

La lista de invitados incluyó además a Mon Laferte, Juanes, León Larregui (Zoé), Julieta Venegas, Robi Draco Rosa, Álvaro Henríquez (Los Tres), los argentinos Adrián Dárgelos, Fernando Ruiz Díaz, Gustavo Santaolalla, Benito Cerati, Walas y una estrella del rock global como Chris Martin, el cantante de Coldplay, el grupo británico que durante sus conciertos en Argentina en 2017 incluyó en su setlist el tema “De música ligera”, cantado en castellano (registrado para siempre en el CD/DVD Live in Buenos Aires/ Live in São Paulo/ A Head Full Of Dreams). “Chris es muy fan de Soda”, contó orgulloso Alberti. “Una vez fui a su casa de Los Ángeles, porque nos presentó Nacho Figueras (polista y amigo de Martin). Estuvimos charlando un poco de todo y en un momento nos ponía temas de Soda y me preguntaba cómo hacíamos para sonar así siendo nada más que tres, ja, ja”.

LA ENTREVISTA PARTE IV:

¿Cómo se sintieron en esos primeros shows de la gira?

Zeta: Para nosotros fue como lo soñamos cuando nos juntamos al principio para darnos manija, a ver si volvíamos a tocar estas canciones una vez más, si valía la pena, si nos entusiasmaba… Eran temas de los que ya me había despedido, no pensaba en volverlos a tocar. Lo que pasó fue increíble, pero en el momento que largamos con la gira, empezó el rumor de este virus, que estaba en China, y bueno, nos tuvimos que volver.

Alberti: Lo que corroboró la gira fue la emoción. Es una gira muy emotiva, porque en definitiva todos los que nos van a ver saben que es por última vez y saben que es un regalo, primero para nosotros, casi de un modo egoísta, porque vivimos lo de Cirque du Soleil y eso nos envalentonó. Estuvimos trabajando dos años con multitracks (Zeta y Alberti se encargaron de la banda sonora del espectáculo) y entonces vinimos a la sala, pusimos el Protools y tocamos y se nos heló la sangre cuando lo hicimos por primera vez con la voz y la guitarra de Gustavo. Desde esa emoción, todo lo que vino a posterior fue de dar, porque esta gira está pensada también para la gente. Nos damos el gusto de tocar estas canciones por última vez y rodeados de amigos que queremos y que nos acompañaron en la banda.

¿Cómo se controla esa emoción arriba del escenario?

Alberti: Por supuesto que son sensaciones muy difíciles de manejar, pero creo que tenemos cierto entrenamiento después de tantos años y shows como para poder recanalizar esas emociones en la música. Si te ponés a pensar mucho en lo que estás haciendo, no podés tocar, te ponés a llorar. Igual no dejo de pensar en cómo va a ser el show despedida, el último de esta gira. Porque uno sabe que está tocando por última vez. Después qué pasará dentro de cinco años no sé. Pero la intención es cerrar esta etapa.

¿Y cómo funcionó la dinámica con los distintos cantantes?

Zeta: Espectacular. Con Afo Verde (amigo, músico y ahora director regional de la compañía Sony Music) se nos ocurrió la idea de tocar con muchos invitados, inspirados un poco en aquel show en Wembley que se hizo como homenaje a Freddie Mercury. Soda podía hacer algo así de grande, porque tiene un montón de artistas de primer nivel que son fanáticos de la banda. Todos nos lo han dicho. Por otra parte, a nosotros Soda nos acompaña adonde vayamos, no es que somos Soda solo cuando subimos a un escenario. Si voy a un asado, en cierto momento tengo que agarrar una guitarra y tocar “De música ligera”, como salga. No puedo no hacerlo.

Alberti: Yo, como toco la batería, zafo, ja.

Zeta: Por eso digo siempre que esto de poder tocar juntos con Charly está bueno y un poco es reconocer lo que nos pasa todo el tiempo.

Alberti: Y la gente lo agradece. Lo vimos en esos primeros conciertos: la cara de felicidad, el llanto. La salida en estos shows me hizo acordar mucho a la última gira de 2007, cuando la gente entendía que no había más nada. Acá subís al escenario y ves gente llorando de emoción. Eso es muy loco, es el éxtasis de la alegría, llegar a las lágrimas por la emoción de la felicidad. Y a veces por la tristeza de entender que no se va a repetir.

¿Cuál es su momento especial del show?

Alberti: En lo personal creo que hay un momento de muchísima conexión que es cuando tocamos «Fue», solo los tres, con Gustavo desde las pantallas. Es un tema en donde uno se puede quebrar muy fácilmente.

Zeta: Coincido con Charly, “Fue” es un momento muy fuerte del show. Después también pasa algo muy fuerte con “Cuando pase el temblor”, con Santaolalla. Él hizo un gran esfuerzo para estar en esta gira y hace una versión increíble, muy enganchada con el público, muy emotiva.

Alberti: Todos los que participan lo hacen felices de hacerlo. Son grandes artistas y uno los respeta como tal, pero ellos están alucinados de tocar con nosotros dos. Creo que ni Zeta ni yo ni Gustavo tomamos nunca la dimensión de realmente el lugar que ocupamos para la gente y para nuestros colegas. Nos agradecen desde los más cercanos hasta Chris Martin. Y Dárgelos me dijo algo muy interesante: “Esta es la última gran gira de rock en español, no sabemos si las giras van a seguir con esta escala de megashows”. Puede ser en un festival, pero una banda sola…

Signos es el disco del que extrajeron más temas para esta gira…

Zeta: Ah, mirá vos. Y eso que tratamos de ser parejos, eh… También tratamos de tocar temas que no estábamos haciendo en la última gira, para refrescar un poco. Algunos son inamovibles: “Sobredosis”, que es el único tema que nunca estuvo fuera de la lista en toda la historia de Soda; “Juegos de seducción”, “Signos”, “Persiana americana”, “Prófugos”… Esos temas son el esqueleto.

Alberti: No fue fácil hacer la lista, por muchos motivos: quién los va a cantar, cómo. Y después había temas que solo podíamos hacer los tres juntos, por una cuestión de energías, y que ahora eran irreproducibles. “Final caja negra” es uno. Lo intentamos y no, porque tiene una energía muy de los tres. O “Séptimo día”, que somos los tres zapando, tocando. Entonces ahora podíamos copiarlo, pero no lograr esa energía que ocurría cuando tocábamos los tres. En los temas que hacemos sí logramos esa magia, más allá de esa cosa única que teníamos los tres con Gustavo.

Zeta: Después teníamos que elegir qué tema para qué cantante y tuvimos que estudiar, buscar las tonalidades de las canciones, ver qué registro tenía cada cantante.

Alberti: Y hubo otro pedido para los cantantes, muy claro, que fue el de decirles que íbamos a ser Soda Stereo, no hacer reversiones de Soda. Le pedimos tratar, dentro de su estilo, de respetar la forma en la que está cantado por Gustavo, no deformarlo.

LA ODISEA PARTE V:

“Yo estoy en Disney”, me dice Simón Bosio mientras miramos juntos el último ensayo general antes de los shows porteños (19 y 20 de diciembre, los primeros de la gira tras la suspensión en 2020), en un Campo de Polo sin público aún, con Soda Stereo tocando para nosotros. Luego de probar con varias bandas de rock, Simón, a los 31 años, acaba de editar dos EP como solista, instrumentales, aunque por el momento está dedicado ciento por ciento al proyecto Gracias Totales, a cargo de la tercera guitarra de este supergrupo y con un protagonismo especial en el tema “Un millón de años luz”. “Compartir todo esto con mi viejo es increíble y la verdad es que no tuvimos muchas posibilidades de tocar juntos, así que está buenísimo. Y más en este contexto. Es una locura”.

Simón dice que no tiene un recuerdo preciso de cuándo se enteró de que su papá y Charly volvían al ruedo, pero sí que se imaginaba algo porque habían empezado a juntarse con Taverna y todo el tiempo salían nuevas anécdotas e historias del trío. “Y de un día para el otro estaba en la sala tocando con ellos. Fue algo muy rápido, más como un impulso de ellos de decir ‘juntémonos a tocar’. Todavía no se había hablado de la forma que iba a tener el show en ese primer momento y una de las cosas que pensaba era cómo iban a resolver la ausencia de Gustavo. Esa era la incógnita. Igual, la primera vez que fui y los vi tocando a Charly y a mi viejo juntos, vi esa magia de la que siempre hablan”.

¿Cómo lo viste a tu papá con este regreso?

– Siempre estuvo muy feliz con todas las posibilidades que lo acercaron a la música, ese es su lugar, donde le gusta estar. Está muy entusiasmado de poder compartir todo esto. Verlo de cerca es genial. Está donde a él le gusta estar, tocando el bajo. Creo que volver a una sala a tocar esas canciones es para él como volver a un lugar en donde no existe el paso del tiempo. Todo se congela en ese momento que hacés lo que sabés hacer. Yo lo veo ahí, siempre con el instrumento. Por eso creo que muchos músicos siguen haciendo música eternamente. Es su lugar de juego, hay una cosa de eterna juventud congelada en la música que es muy linda. Creo que tanto él como Charly se agarraron mucho de eso, de volver a tocar juntos. Me imagino que debe haber sido muy difícil para ellos encarar esto sin tener al líder, digamos, bajando línea, que es un poco como funcionaba la usina Soda Stereo. Gustavo era el que empujaba a que todas las partes creativas terminen en una escena final. Era el que direccionaba el nuevo rumbo. Al no tener eso, debe haber sido algo difícil internamente, tener que asumir el rol de alguien que, además, era su amigo y ya no está.

En un alto del ensayo, le comento a Zeta lo que dijo su hijo y ríe orgulloso. “Qué lindo que me vea así”, dice. “Y también es muy lindo ver a Benito y a Simón juntos, porque por ahí de chicos no jugaban entre ellos, porque en ese momento nos dejamos de ver un poco y no llegaron a ser amigos, pero haberlos podido juntar ahora, que los junte la música de sus padres, es algo muy lindo. Verlos charlando en camarines, entrando en complicidades, son cosas impagables”, asegura Zeta en un alto del ensayo.

Tres días después de la charla con Simón, una vez terminados los shows en el Campo de Polo, Benito Cerati escribió un conmovedor posteo en sus redes sociales: “Una parte de la euforia. Esta última mitad de año me vio recorrer muchos lugares artísticos de distinta índole, desde cantar Mercedes Sosa con Teresa Parodi hasta ser convocado en muchos shows en el mes del cumpleaños de Charly García, participar en muchos eventos con artistas que admiro desde siempre y sentirme finalmente cómodo entre grandes, y MIL otras cosas de las cuales puedo decir que me han emocionado hasta las lágrimas. Pero nada, NADA se va a asemejar al ORGULLO y AGRADECIMIENTO que me dio participar del hermoso homenaje a @sodastereo, una de las mejores bandas DEL MUNDO, que se hizo y seguirá haciéndose por unos meses más. Mas allá de que una de las personas que más amo en la Tierra haya sido el vocalista de semejante banda (uds ya sabrán y algunos seguro me miran con desdén por esto, pero para mí, mi padre es MI PADRE primero, segundo un SER HUMANO y por último el mejor músico cantante guitarrista del mundo y la persona de la q más estoy orgulloso en la vida) interpretar semejantes canciones movilizan a un continente entero, y formar parte de esa emoción colectiva es muy, muy fuerte. Esta ha sido de las experiencias más emotivas positivamente de mi vida. Esto fue una CELEBRACIÓN, esto fue para bailar, recordar, ser feliz, sonreír junto a todos nosotros. En lo personal, no puedo pedir cerrar un año tan productivo y hermoso para mí de una mejor manera que tocando con @zbosio @charlyalberti y el resto de la banda más amada de Latinoamérica pero además recordando a papá porque él es todo, otra liga, un eterno maestro y yo estoy feliz de ser su eterno alumno”.

“Me salió todo así de una, no podía parar los dedos”, dice Benito sobre su texto, varios días después. “Fueron unas noches superintensas y sentí una alegría tremenda de ser partícipe de algo tan importante para tanta gente. Me pareció bellísimo tener al menos un pequeño capítulo en esta historia tan grande”. Mientras graba su nuevo álbum, Benito, a los 28 años, confiesa que al principio dudó del proyecto: “Yo no sabía si participar o no, pero en parte era porque no sabía si daba la talla para algo tan inmenso, porque mucha gente iba a ir a ver si era o no parecido a mi viejo y todo eso. Pero justo me agarró en un momento en que tenía buenas devoluciones de lo que estaba haciendo y eso me definió. Al principio lo hice por una cuestión de respeto y de amor y tenía que estar ahí porque era el hijo del cantante. No podía no estar. Pero ahora lo estoy haciendo como un cantante que ocupa su lugar, no solo por la relación de parentesco, y a muchos les ha gustado y eso está buenísimo”.

LA ENTREVISTA FINAL PARTE I: CHARLY ALBERTI:

Pasaron diez días del primer concierto de Gracias Totales en el país, en el Campo Argentino de Polo, y al 2021 apenas le quedan dos días. En la ciudad de la furia el termómetro supera ampliamente los 30 grados, pero eso no impide que Charly Alberti vuelva a atender a Rolling Stone para una última charla telefónica luego de volver a encender la maquinaria Soda Stereo, que a partir de este mes llegará a Estados Unidos, México, Panamá, Paraguay y Chile y regresará al país para una última gran despedida en mayo, que los productores aún negocian para que sea con un show gratuito y al aire libre.

¿Cómo fue volver a tocar en Buenos Aires?

– En ambos shows tuve una sensación de felicidad muy grande. El primero tuvo la felicidad de haber podido concretar algo después de tanto tiempo, como en cualquier comienzo de gira, y empezar en Buenos Aires tuvo un toque extra de nervios y adrenalina. Hubo una sensación de trabajo realizado, habiendo vivido arriba del escenario un show muy potente. Los dos shows tuvieron diferentes improntas, pero creo que el primero fue más alocado, con mayor energía, justamente por esto… Reencontrarnos con el público argentino, a más de diez años de aquel Me verás volver, fue algo muy potente.

En 2022 se van a cumplir cuarenta años de la formación de Soda, ¿qué es lo primero que se te viene a la mente de aquel momento?

– ¡Cuarenta años, qué locura! Uno no tiene idea de nada y, aparte, la verdad es que no sentís que haya pasado tanto tiempo. Creo que estoy medianamente bien físicamente, me cuido desde hace mucho años, obviamente vas teniendo cambios físicos, pero no me impiden desarrollar las cosas que quiero. Dentro mío siento que tengo millones de cosas por hacer… En cuanto a aquel 1982, siempre recuerdo la llamada a Laura (Cerati, por entonces novia de Alberti), cuando en vez de llamarla para hablar con ella, la llamé para hablar con su hermano, que me había dicho que tocaba la guitarra y le gustaba The Police. Yo estaba buscando justamente un guitarrista y un bajista que entendiesen el estilo. Yo venía de un ámbito más jazzero. En esa época era muy difícil contactarte con gente que no era de tu ámbito, no es como ahora con las redes, yo venía tocando con mi papá desde hacía mucho tiempo, pero me costaba contactarme con otra gente. Y recuerdo que me puse a hablar con Gustavo, que le conté y él me dijo que tenía una banda, que se llamaba Triciclo. Y le dije de juntarnos y me comentó que conocía a un bajista, compañero de la facultad. Y al otro día cayeron con Zeta en casa y esa primera charla que tuvimos fue muy emocionante, porque ahí sellamos el futuro de Soda Stereo. Nos entusiasmamos tanto que ya éramos una banda.

Una semana antes de los shows en el Campo de Polo, Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado tocaron en La Plata, con el Indio Solari desde las pantallas, ¿viste algo? ¿Qué te pareció?

– Me contaron, apenas vi una foto de eso, no supe mucho más. Me parece que estas herramientas son cada vez más válidas y que la gente comprendió en estos shows de qué se trataba. Si estas herramientas nos sirven a los músicos, sea el Indio o cualquiera, poder hacer lo que nos gusta, que es tocar, hay que utilizarlas. Está bueno que el público de ellos también lo acepte y lo tome como tal.

Después del show, Benito escribió algo muy lindo en las redes, ¿cómo lo viste a él en los shows?

– Puntualmente en Benito vi una evolución muy grande, definitivamente ha cambiado y ha evolucionado como músico y también en su interacción con nosotros. Yo lo celebro porque es como un sobrino. Creo que cada momento donde me he encontrado en la vida con él fue muy agradable. Verlo de esa forma fue muy lindo, por ser quién es y porque lo vi feliz. Disfrutando de esa situación, librado aparentemente de su apellido, que eso es muy importante.

¿El desafío de esta gira te unió más con Zeta?

– Creo que es un proceso que comenzó con Séptimo día, donde nos reencontramos no solo entre nosotros, sino con nuestra música y nuestro legado. Y tuvimos que aprender a encontrar hasta una forma de trabajo juntos, porque cuando trabajábamos con Soda éramos tres y las decisiones eran fáciles de tomar, porque todo se resolvía dos contra uno. No había empate. Cuando empezamos a trabajar con Zeta y los dos aportamos ideas era difícil desempatar y para eso fue muy importante Adrián Taverna. A partir de ahí nos fuimos acomodando en las formas, conociendo cuál es la virtud de cada uno para liderar cada proceso, como fue siempre en Soda, porque creíamos que cada uno tenía cualidades diferentes. Fue un gran reencuentro y lo estamos disfrutando, más allá de sentir una presión muy grande, porque hay un montón de gente que sigue creyendo que Soda Stereo lo hizo Gustavo solo. Contra esa gente a veces es difícil luchar, porque tienen sus redes sociales y el anonimato. Creo que lo que pasó en estos shows es una clara muestra de lo que nosotros podemos hacer y que Soda era lo que era porque éramos tres personas que sabían lo que tenían que hacer. La gente vio a Soda Stereo y todo eso ayudó a que podamos estar más tranquilos.

¿Podrías definir cuál fue el toque que le aportaste a la banda como baterista?

– Creo que Soda Stero era esa unión rítmica musical… Cuando empezás a tocar con otra gente te das cuenta de que el groove, las formas, la cadencia de tocar es lo que arma el asunto. Los tres desarrollamos algo muy único y fue la sumatoria de cada uno. Yo influencié a Gustavo y Gustavo me influenció a mí. Él en un momento me decía, en esa llamada famosa antes de 2007, donde lloramos los dos y nos dijimos un montón de cosas: “Yo siempre quiero hacer tocar a los bateristas como vos”. Y claro, porque nos acostumbramos a eso de no decir nada y listo. No sé, el toque es eso, Charly Alberti tocando en Soda stereo. Mi papá me decía que la magia está, algunos la tienen y otros la tienen menos o más. Es el carisma que puede tener un músico que no tiene que ver con “estoy tocando veintiocho paradiles de semicorcheas”. No tiene que ver con lo técnico, lo que te emociona de un músico es la onda, el groove, algo. Eso creo que sí lo tengo, tengo mi personalidad y mi groove y eso es lo que le da el toquecito extra.

LA ENTREVISTA FINAL PARTE II: ZETA BOSIO:

Corto con Alberti y llamo a Zeta. El termómetro ya se acerca a los 40 grados, pero Zeta dice que está todo bien, que por suerte “ya pasó la tormenta”, en alusión al debut porteño de Gracias Totales. “Estos últimos meses fueron de darle y darle, porque el único objetivo era que esto fuese supremo. Y la verdad es que fue algo inolvidable, como lo imaginamos. Los shows de Buenos Aires siempre fueron especiales, porque es nuestro lugar, está nuestra gente y nuestra familia, parientes y amigos. La sensación linda de haber podido hacerle escuchar a un montón de gente, de alguna manera, lo que era Soda en vivo y poder reproducir algo de eso, fue glorioso. Sobre todo para los chicos más jóvenes, que fueron con esa ilusión y no se vieron frustrados. Pudimos cumplir ese sueño, tocar para esa gente que tiene amor por nuestra música. Desde el escenario poder vivir eso fue increíble, algo que pensábamos que ya no nos iba a volver a pasar con Soda”.

¿En qué momento te convenciste de que este proyecto podía ser viable?

– Mirá, estuvimos casi un año y medio con la música del Cirque y ahí surgieron muchas anécdotas mientras trabajábamos en el estudio con Charly y con Taverna. Era muy lindo juntarse porque un poco era como volver a vivir esas aventuras y viajes que habíamos hecho juntos. De ahí salió la idea de juntarnos a tocar. Teníamos las pistas de Gustavo para jugar y cuando lo hicimos fue una sensación tremenda. Nos miramos y dijimos: “Esto tiene que pasar”. Recién a partir de ahí empezó a ser algo necesario. Después por ahí venía gente a la sala y se emocionaba, gente que estaba trabajando con nosotros en la producción, que nos conoce de años, y de repente se ponía a llorar al escucharnos. Era muy fuerte y fue hermoso sentir cómo ensamblan nuestros sonidos, nuestros instrumentos.

¿Qué creés que le aportaste a la banda desde el bajo?

– En los inicios, en el estudio no sabíamos cómo hacer las cosas, pero sabíamos lo que queríamos. Fuimos aprendiendo cómo lograr eso. Yo traté de desarrollar un sonido, pero es una cosa muy compleja, no te puedo decir que es un efecto, un equipo o un bajo. Todo es una situación de cómo le pegás a la cuerda, cómo calibrás el bajo para que trastee un poco más, hay un montón de decisiones que fui tomando que van armando un sonido, que me parece que es característico de Soda. Me pasa cuando escucho otras versiones y me doy cuenta de que Soda era una banda con un sonido de bajo muy grande. Quizá porque la base siempre era un trío y daba lugar para que el bajo tuviera esa presencia. Y hoy en día es mi forma de tocar. En Shoot the Radio o en cualquier proyecto que participe, si toco un bajo de acompañamiento, que está ahí atrás, me siento raro, no siento que haya sido mi sonido o que haya sido lo que hubiera querido hacer.

En Soda, con Gustavo teníamos una relación de complicidad y de juego. Porque todo esto pasaba jugando, nos divertíamos y crecíamos juntos, haciendo estas cosas. Mi aporte no solo fue en el bajo sino también en otras cosas que hacen a la experimentación en el estudio, siempre al lado de Gustavo, pensando. Por eso he estado en la producción de casi todos los discos de Soda.

En una de las charlas me dijiste que “no tenían que pedir permiso para tocar sus temas”.

– Sí, porque siempre hay gente… Los que estaban ahí el otro día a ninguno lo obligaron a ir. Había seguramente algunos curiosos, otros no, pero todos salieron muy contentos. Pero hay gente que no le gusta que estemos tocando, no sé por qué. Hay gente que piensa que yo soy un afortunado que estaba en el lugar justo y fue lo único que me pasó en la vida. Que mi único logro fue haber estado ahí. Contra eso no puedo hacer nada, no se lo voy a explicar a cada uno.

¿En algún momento te sentiste subvalorado?

– Pasa un poco. Gustavo era una figura muy grande y muy importante dentro de la banda y resolvía un montón de cosas, pero Gustavo no era eso antes de que lo conociéramos, no es que nos llamó para tocar con él para concretar su idea. La cosa se fue armando entre todos. Hoy los chicos se hacen profesionales en dos minutos y casi ya no se pasa por el under y acá hay una cosa de crecimiento juntos, como banda, muy importante. Por eso el valor que tiene Soda Stereo es como banda, más allá de que Gustavo después demostró que dentro del grupo era una figura preponderante.

| Por: Rolling Stone |